my time is now (Nike)

PASA PASA ESTÁS EN TU CASA

COMO EN TU CASA



lunes, 30 de marzo de 2009

Los abrazos

Lluís Homar comienza por echarse un polvo que no viene a cuento, desde su ceguera y con una tetona anoréxica que está buenísima. Acaba de dar comienzo Los abrazos rotos, guión y dirección de Pedro Almodóvar.

A partir de ahí, en vez de continuar profundizando en el universo de las mujeres, que opino que es lo que mejor se le da, se inclina esta vez por el de los hombres. Y ahí para mí pincha. No me conmueve, que es lo primero que le pido a una peli, aunque la firme el mismísimo Pedro.

Pe siempre espectacular, y Lluís Homar con unos abdominales que ya los quisieran algunos de veinte. La aparición de una Angela Molina demacrada no sé si tiene mucho sentido, aparte de verla a ella que siempre es un placer a pesar de los años que le van pasando -como a todos-. No la olvido en Ese oscuro objeto del deseo, marca Buñuel, historia que para mí tiene más secretos que el anuncio del monovolumen de Mercedes. Y bienvenidos todos esos porqués sin respuesta de Buñuel. Continúa Los abrazos... con un papel para Carmen Machi que, como siempre, reparte todas las risas que hagan falta en la sala de cine. Unos dueños de un hotel de Lanzarote que hablan en inglés con Pe de un trabajo que no se sabe porqué hace falta. El hijo de la maravillosa Blanca Portillo que le da un jamacuco por mezclar drogas y que se hace también innecesario.

Lo que quiero decir es que, mientras veía la película, miré el reloj dos veces. Un poco por si mi hijo necesitaba algo (desde que soy madre lo soy veinticuatro horas) y otro poco porque aquella historia se me hacía larga. La de Homar y Pe con Blanca de por medio. Y me quedaron muchas preguntas en el tintero que no vi resolver, como las manchas en la cara de BP, o porqué Pe no se larga de la casa de ese loco cuando casi la mata y decide aguantar a pesar de todo. Pero es Almodóvar, esas cosas pasan, no importa.

Lo que sí importa es que no se me quedara el corazón en un puño a pesar de tanta tragedia. Eso sí, la saboreé hasta el final, por si acaso. Es lo que tienen los buenos vinos, Woody Allen y Pedro Almodóvar.

viernes, 27 de marzo de 2009

El monovolumen

Se abre el telón y aparecen un niño y su padre en un coche monovolumen familiar. El niño va en su sillita homologada, en el asiento trasero. El padre es joven, guapo y dinámico, y acaba de recoger a su hijo recontramaravilloso del colegio. Ambos sonríen, están felices de verse.

El niño le dice a su padre: -Papá, sabías que mi amiga Lula (no recuerdo el nombre de la cría) es negra?

Primer plano del padre. Está sorprendido por la pregunta, y no sabe cómo reaccionar. Mira a cámara, y después gira la cabeza hacia detrás de nuevo y contesta: -Sí, cariño, claro que lo sabía.

El niño replica: -Pues yo no lo sabía.

Después aparece la marca del coche monovolumen, Mercedes Benz. Y hablan de cambios en la vida y de cosas que siempre permanecen. Reconozco que mi perplejidad ante lo anterior hizo que me perdiera las frases del final en su literalidad.

Alguien entiende qué rayos quiere decir que el padre supiera que la niña era negra y el hijo no? El crío tiene como cinco años, y no se había dado cuenta de que su amiga del cole tenía otro color de piel diferente del suyo, y de que ese color coincía con el color negro? Por qué no? Y por qué el padre tiene que poner esa cara de a ver cómo salgo ahora de ésta?

Creía que los anuncios de Audi eran insuperables, pero éste los deja cortos... Quedé enmudecida y atascada.

miércoles, 25 de marzo de 2009

la mirada de Los Otros

Ayer iba a tirar una colilla desde mi balcón a la calle, pero me detuve a pensar que eran las seis de la tarde y por la acera pasaba gente, así que aparte del inconveniente de que les pudiera caer en la cabeza, estaba la sensación de que alguien, también desde su ventana, pudiera estar observándome a mí. O sea, que no la tiré y esperé a que se hiciera de noche. La nocturnidad tiene muchas ventajas.

Los ejecutivos de AIG, la aseguradora americana que el año pasado fue salvada de la quiebra por el Gobierno americano, han renunciado a las cuantiosas primas que recibieron de la compañía por su mala gestión, primas comprometidas antes del desastre pero cobradas después. Bueno, han devuelto los cheques los que viven en USA, que no los que viven fuera de allí. Y el caso es que la semana pasada se organizó un amable bus turístico por parte de los afectados de AIG, que decidieron hacer un tour y apostarse en las verjas de entrada de las suntuosas viviendas de esos ejecutivos, y gritarles 'ladrones devuelvan nuestro dinero' durante varias horas. Ayer lo contaba Julia Otero en su programa de radio.

Otra historia es la que aparece en el blog de Lourdes Garzón, directora del Vanity Fair en España, este mes, a propósito de Living it up. Viviendo su vida fue una peli de los años cincuenta que trataba de cómo un enfermo terminal, Homer Flagg, es contratado por un periódico para vivir con él los últimos días de su vida y acompañarle en ese triste trance con todos los lujos posibles, pagados por el Chronicle claro, a cambio de la exclusiva. Lo triste se vuelve tragicómico cuando el médico descubre que todo ha sido un error y que, en realidad, Homer está sano como una rosa, así que todos deciden continuar con la farsa y sumar beneficios, el primero el moribundo Homer. La gente asiste al espectáculo y pica desde el principio en la historia, aunque después empieza a impacientarse, porque el enfermo dura mucho para su gusto.

Pero Jade Goody no ha sido una película, mal que nos pese se ha muerto de verdad. Y su quimioterapia y sus deseos de última hora, sí eran los de una enferma de 27 años cuya vida se extingue. Así que ahora todo el que criticó a esta celebrity del Gran Hermano, por racista por vulgar o por soez, la alaba en primera persona, incluido el Primer Ministro británico. Y el clamor popular se hace eco de una gran decisión como la suya, la de dejar esa fortuna que los medios le habrán pagado, y que algunos cifran en 4 millones de euros, a sus dos hijos de 4 y 5 años, para que no tengan la vida 'de mierda' que tuvo ella. Ella, que parece encarnar todos los fracasos del sistema social y educacional británico. Descanse en paz, aunque me temo que ni después de muerta se ha terminado el show que ha montado su agente, el multimillonario Max Clifford.

Así que he llegado a la conclusión de que la mirada de los otros determina nuestras actitudes, nos perfila, nos da forma color y esplendor o nos destruye y nos anula. En Mujeres Desesperadas, una de mis series favoritas de TV, a falta de cable, unas mujeres están pendientes de otras en esos barrios norteamericanos tan sofisticados y llenos de glamour. Pero, acaso no somos todos iguales en esto de perseguir las miradas y las opiniones que Los Otros tienen de nosotros mismos?

lunes, 23 de marzo de 2009

Ciudadana de primera

Miles de veces he cogido un metro y no he pagado el billete. Me da un poco de corte reconocerlo, pero en mi defensa diré que ahora pago religiosamente todos los servicios públicos que utilizo. Y no es que haya escarmentado a base de multas. Es que con los años he adquirido conciencia social. No sé porqué ni porqué no. Será madurez.

Pero en todos esos años en que no pagaba impuestos y no pagaba mis billetes de metro, encontrando en esos pequeños riesgos 'antisistema' un placer inusitado, nunca pensé que, de pillarme, me fueran a meter presa o algo parecido. Y eso que lo hacía fuera de mi país de origen, de expatriada. Más de una vez me cogió la policía, pero no pasó de una reprimenda y una multa ridícula. Ridícula si tenemos en cuenta la de veces que me salté la norma.

En The visitor uno de los protagonistas hace lo mismo que yo había hecho miles de veces, se salta un pago del billete de metro. Sólo que él lo hace por error y yo lo hacía voluntariamente. En cambio, a él lo apresa la policía, lo llevan a un centro de detención y de ahí lo acaban por deportar. Y todo por no pagar en el metro, como yo. La diferencia? Que él es sirio y reside ilegalmente en USA. Después del 11S. A mí, en cambio, me avalaba la ciudadanía europea. Sin más.

Los centros de detención de inmigrantes ilegales en USA son lo más parecido a una cárcel, pero sin garantías de que te quedarás en ellos ni mucho ni poco tiempo. En cualquier momento te trasladan de centro, y cuando menos te descuidas, sin juicio de por medio, te deportan a tu país de origen y santas pascuas. Richard Jenkins, el profesor de The visitor, ve cómo sus amigos musulmanes, los únicos seres humanos por los que ha conseguido interesarse desde que murió su mujer hace veinte años, son ninguneados por el sistema y tratados como criminales cuya única causa es residir ilegalmente en el país.

En Gran Torino, Eastwood es otro viejo asqueado del mundo y de las personas que le rodean, especialmente sus hijos y toda su parentela, y también ha perdido a lo único que parecía amar aparte de su coche y su perro, a su mujer. En este caso, un grupo de vietnamitas que han formado un gueto en su barrio de toda la vida, son los únicos que consiguen que vuelva a conectar y relacionarse con la especie humana mejor que con los animales.

Tanto Eastwood como Jenkins se dan de bruces con la realidad de un mundo que les rodea y que les había pasado inadvertido hasta ese momento.

Y yo. Yo no me había percatado de la suerte que tengo de poder saltarme las pequeñas reglas de la convivencia diaria, sin más consecuencias que las pecuniarias.

viernes, 20 de marzo de 2009

Breaks

Solamente he conocido a una persona que no hiciera breaks en su trabajo. Era una máquina, y una mujer. Pero creo que por ese orden, al menos para trabajar. Y aún así, tenía problemas con los jefes. Me temo que iba demasiado rápida para ellos, y lo peor, cuando terminaba su trabajo se iba a casa, ni que fueran las seis de la tarde, oh cielos!

En cambio, el resto hacíamos lo mismo que ella, o quizá menos, pero no salíamos de la oficina hasta, por lo menos, las ocho y media. Y eso sí estaba bien visto. Entremedio, vagueábamos un poquito aquí y allá, tomábamos cafetitos en la cocina, alguno salía a fumarse un pitillo, y hasta colábamos alguna llamada de teléfono personal entre nuestros quéhaceres. Con eso y con un bizcocho, se nos hacían más de las ocho. No como a ella, que de no parar de trabajar todo de corrido se le ponía cara de máquina total, y a nosotros los dientes largos cuando la veíamos coger su bolsa de deporte y salir por la puerta en las narices de Oliver, el jefe.

La avalaban veinticuatro matrículas en la carrera y cuatro idiomas hablados a la perfección. Y una seguridad profesional aplastante. Curriculum y actitud que le servían para que Oliver se tragara sus palabras y le abriera la puerta para salir y entrar cuando le diera la gana.

Siempre pensé que ella era eficiente con su tiempo, y los demás una panda de vagos sin remedio, que tratábamos de escaquearnos de nuestras labores como los niños en el colegio. Y sin embargo, ahora leo en el New York Times que los breaks, o pausas, no sólo son necesarios sino que aportan a las tareas que interrumpen un placer adicional nada desdeñable.

Y me he puesto a pensar en mis series favoritas de televisión, entre las que se encuentran Aída o Mujeres desesperadas, y en la rabia que me da que en el mejor momento las corten para meter publicidad. Claro que, bien mirado, eso me da margen para llevar los platos a la cocina, echarle un ojo a mi hijo que duerme, traer el chocolate a la mesa, lavarme los dientes, prepararme para el día siguiente...

También en los pequeños placeres que constituyen mis breaks del día a día, llámalos rutinas. El café con leche de primera hora, mientras miro mi correo, un cigarro cuando salgo a pasear a mi hijo y se queda dormido, una ducha después de hacer deporte, una conversación interesante en medio de la redacción de un contrato... todo eso me cambia el ánimo, me renueva las ideas, me devuelve el vigor o le pone pilas a mis dedos...

Así que no sé a los demás, pero a mí sin breaks la vida no me vale la pena.

miércoles, 18 de marzo de 2009

Madre sólo hay una?

Gina Serra es un transexual, o debo decir una transexual? que se declara lesbiana, junto con su pareja, después de varias intervenciones en Tailandia para cambiar su sexo y después de haber obtenido un DNI acorde con su identidad sexual psíquica, y quizá ahora también física, no me queda claro. Gina consiguió una indemnización por mobbing en 2007, y ahora trabaja cómodamente en otro centro, según explicaba ayer en Onda Rambla. Pero le da miedo la noche, que es cuando corre el alcohol y los más cobardes se atreven a llamarla trabelo y cosas peores. Lo que peor le ha quedado es la voz, según comenta, porque es lo más difícil de transformar de grave a suave.

Dos valencianos José y Juan, nombres ficticios pero caso real, volaron a USA para contratar una madre de alquiler que les consiguiera el retoño que ansiaban tener como hijo. Le adoptaron, la madre se esfumó del panorama y ellos lo han traído aquí para inscribirle como hijo con dos padres y sin madre. Y lo han conseguido. Otro tanto consiguió antes Tita Cervera por el mismo método, la madre o vientre de alquiler, también en USA. Y al igual que los valencianos no tenían óvulos, los de Tita muy probablemente tampoco sirvieron de nada.

LA Fertility es un instituto made in USA que te consigue, por un módico precio que pueden ser 14.000 euros, poder elegir el sexo de tu bebé, gastos del viaje incluidos. Por poder, te pueden conseguir también que tenga los ojos azules y el pelo más rubio que Madonna, pero esta oferta la han borrado de la publicidad porque es una opción todavía muy polémica.

Si quieres un poquito más de riesgo, en Dinamarca Cyros International te da un book de modelos para elegir el semen del posible padre de tu hijo. Tienen mulatos de ojos verdes y fotos de cuando era pequeño, para que te hagas una idea. Claro que aquí interviene más el azar, porque no se trata de selección genética sino de combinación de genes.

En España ninguna de todas estas elecciones es posible. Ni los vientres de alquiler, ni la elección del donante de gametos (óvulos o esperma) ni la selección de sexo o rasgos genéticos del feto por parte del solicitante. Solamente de adulta, como Gina, puedes elegir cambiar tu sexo de forma legal en nuestro país.

Y sin embargo, todas esas opciones ya existen por ahí y hay quien las compra y las obtiene. Así que mi hijo crecerá en un mundo donde, muy presumiblemente, habrá niños que no tengan ninguna madre pero sí dos padres, o al revés, dos madres y ningún progenitor varón. También conocerá personas cuyo sexo habrá cambiado, y con el su DNI, a lo largo del tiempo. Y hasta puede que cuando sea mayor le dé por elegir libremente los rasgos de su bebé, mi nieto, a la carta y con un book de posibilidades.

Quién dijo que madre sólo hay una?

lunes, 16 de marzo de 2009

El cielo puede esperar

La primera vez que me fijé en las palabras 'paraíso' y 'fiscal' en una misma frase, estaba en un despacho de abogados para una entrevista. Me pareció curiosa esa asociación de ideas, y más aún porque había otra carpeta que lo decía en inglés: 'tax havens'. Estaban junto a otros archivadores que decían Cayman Islands, British Virgin Islands, Turks & Caicos. Y yo pensé, qué bueno trabajar en un sitio con tantas posibilidades, igual me mandan a investigar algún caso a uno de esos destinos!

Después, durante un tiempo no supe más de esas carpetas, hasta que un día Oliver me pidió que le ayudara en un tema de 'paraísos fiscales', y me dije 'bien, por fin voy a entender de qué va esto!'.

Y bueno, entender entender, no llegué a entender mucho. Pero al mejor estilo de los Morolto en La Tapadera, con Tom Cruise, pude comprobar cómo los empresarios españoles bordeaban la ley y le daban la vuelta, con la inestimable ayuda de sus abogados. Eran años de pelotazos.

Y ahora, que de lejos hemos rebasado los noventa, estoy preocupada. Porque llegué a tomarles cariño a esos clientes afables que nos invitaban a langosta por la noche, langosta y champagne del caro, mientras de día les acompañábamos -yo también- a los bancos luxemburgueses a ingresar sus montones de pesetas. Allí nos alojaban en una suite blindada, un banquero se llevaba los sobres para contar los billetes, otro analista financiero les explicaba a mis clientes dónde invertir mejor sus fajos de billetes calentitos, yo les iba traduciendo lo que no pillaban -de lo que pillaba yo-, y por último les explicaban cómo habían ido sus gastos del último trimestre. Oye, no gastaban nada, y ponían la gasolina antes de salir de Luxemburgo porque era más barata que en Bélgica. Así, peseta a peseta, me decía Oliver, se hacen las grandes fortunas, Manuela!

Digo que estoy preocupada, porque el todopoderoso G-20, en concreto la Merkel y el Sarko, quieren su parte del pastel, me figuro, y no aguantan más con el secreto bancario de los luxemburgueses y los suizos -y los austríacos también- y los beneficios que eso les reporta a esos países. Así que quieren cargarse, una vez más, el invento mejor guardado del siglo veinte: las cuentas secretas y cifradas de los millonarios sin fronteras.

Lo mejor para nosotros, abogados, no eran sus cuentas bancarias secretas, que nos importaban un comino. El verdadero reto profesional era crearles esas estructuras a prueba de inspector fiscal, entramados societarios que pasaban -en papel- por esos lugares que a mí se me asemejaban paradisíacos, como Belize o las Islas Cayman, para acabar invirtiendo sus dineros, bien vestidos con faldas y a lo loco, en cualquier provincia del territorio español.

Ahora que ya no pertenezco a ese mundillo, me imagino a mis clientes de entonces tope preocupados, llamando a los Olivers del mundo para que les aseguren ciento por ciento que sus estructuras siguen siendo férreas, a pesar del G-20. Y a los Olivers frotándose las manos, porque ahora habrá que 'retocar' los cimientos del entramado de pantallas y sobrepantallas creadas, para hacerlo más opaco si cabe.

Porque Luxemburgo y Suiza se han apresurado en afirmar que las excepciones al secreto bancario se darán caso por caso, no valdrán de cualquier manera y tampoco afectarán a los que tengan residencia permanente en esos países. Así que, a buscar el paraguas para no mojarse.

Los ricos siempre encontrarán la manera de salvarse de la quema. Y no me siento particularmente orgullosa de haber colaborado a que se hicieran un poco más ricos, pero fue tan divertido...

viernes, 13 de marzo de 2009

In fraganti

Mi amigo C lleva muchos años casado, y cada vez que es infiel me dice lo mismo: pero ésta de ayer no le llega a mi mujer ni a la suela de los zapatos. Y entonces? me pregunto yo. Pero él no tiene una respuesta que me satisfaga. Será la seducción.

Max Mosley, presidente de la FIA (Federación Internacional de Automovilismo) contempló estupefacto cómo el 30 de marzo de 2008 el News of the World ventilaba su vida privada fotografiándole en una orgía sadomasoquista, él con cinco mujeres, y una escenografía nazi. Hacía 46 años que le iba el sadomaso, pero fue hace 12 meses cuando tuvo que confesárselo a su mujer. Ella, después de comprender que NO era una broma, le espetó un "bueno, fuera como fuese, te divertiste". Aunque todavía no está recuperada del todo, afirma Mosley.

Y qué decir de Tom Jones, cuyas infidelidades en sus buenos tiempos se contaban a 250 al año, según la leyenda, y ahora, a sus 69 tacos, le pide perdón por todas ellas a Linda, su mujer y su gran amor desde los 14 años, con una canción que se llama En la carretera. Y dice así, porque al final "la carretera siempre me acaba llevando a ti, y mi amor te sigue perteneciendo a ti". Y luego afirma tan tranquilo que "Nunca se me ha pasado por la cabeza dejar a mi mujer. Con ella me siento con los pies en el suelo." Se le habrá ocurrido pensar en la remota posibilidad de que sea su mujer quien le mande a tomar viento?

Bueno, me sigo quedando con la frase de mi amigo C: ellas no le llegan a mi mujer ni a la suela del zapato.

También viene una de extorsión. Un alemán gigoló llamado Helg Sgarbi está en la cárcel por sacarles un pastón a varias de sus examantes, todas multimillonarias, y entre ellas Susanne Klatten, de 44 años, casada y madre de tres hijos, cuya fortuna está valorada en 8.000 millones de euros, perteneciente a la familia dueña de la BMW. Se hicieron amantes en un hotel de lujo en el 2007, y pronto él empezó a solicitarle dinero para distintas operaciones. Vaya, cuando son mujeres las extorsionan, en cambio los hombres simplemente pasan por la verguenza de salir retratados en los medios.

Y qué diríamos de Pedro J, el director de El Mundo. Quién no conoce a estas alturas sus aventuras con aquella buena mujer -Gumersinda se llamaba?- que le disfrazó con un tutú de ballet? El vídeo se distribuyó a lo largo de toda la geografía española, en las mejores familias, pero Pedro J y su abogada Cristina Peña ganaron todos los pleitos. Igual que Mosley. En cuanto a la mujer de PJ, Agatha R de la P, dijeron que había otros vídeos con ella también, pero no se mostraron. Sabría ella, o no sabría?

La que tampoco sabía era Hillary de las becarias de su marido, pero ahí les tienen, él dando conferencias por el mundo entero y ella de Secretaria de Estado. Quién se acuerda ya de la becaria?

Famosos, gente anónima, da igual, los comportamientos en la barra de un bar o detrás de una puerta son los mismos. Y todavía los hombres nos llevan ventaja en esto de la traición, y no sé si de la seducción, bella palabra. Pero cada vez acortamos las distancias, por eso de la igualdad.

miércoles, 11 de marzo de 2009

La mano de una mujer

Esta madrugada, mientras yo cogía el sueño, un taxista jubilado en Murcia la emprendía a tiros con su médico y un conductor de ambulancia. La doctora seguía en estado de extrema gravedad hace dos horas, cuando leí la noticia. No entendí las razones del taxista, pero tenía 74 años y parece que no estaba de acuerdo con el diagnóstico.

Mientras llegaba al trabajo y me servía un café con leche, y escuchaba en las noticias que hoy es once de marzo, fatídica fecha desde hace cinco años, a las nueve y media un ex estudiante de Stuttgart también empuñaba su arma contra ocho alumnos y dos profesores de su antigua escuela. Parece que ya son once las víctimas. Once como el día de hoy.

Y por último, en Alabama hubo otro tiroteo indiscriminado. Así que hemos tenido para todos, para que luego digan que estas cosas sólo pasan en los Estates.

En medio de todo eso, no me quito de la cabeza la imagen de una señora, una señora de unos sesenta años, cerca de su próxima jubilación, que el once de marzo de 2004 pasaba cerca de Atocha, cuando escuchó una terrible y temible explosión. Sin comerlo ni beberlo, su rutina diaria se vio truncada por semejante experiencia, y aunque su integridad física quedó intacta, no fue así con la psíquica.

Los médicos que estaban atendiendo a las víctimas del atentado de Atocha no tuvieron más remedio que echar mano de los transeúntes que, voluntaria o involuntariamente, se acercaron a las inmediaciones de la masacre. Y le pidieron a mujeres como ella, mi mujer de sesenta, que cogieran de la mano a personas que estaban próximas a morir y no daba tiempo de trasladar a un hospital.

La historia no es mía. Es de Amando de Miguel, que esta mañana relató en la radio cómo un médico que atendió a los heridos y muertos del 11M hizo así con algunas de las señoras que pasaron por allí. Señoras, le insistió a Amando, y no señores. Para acompañar ese trance, el ser humano necesita de la mano de una mujer, le dijo.

lunes, 9 de marzo de 2009

María llena eres de gracia

Qué es lo que hace que unas personas miren hacia arriba y otras hacia abajo? Unas al frente y otras atrás? Unas están dispuestas antes a morir que a vivir arrodilladas, y otras nunca se ponen de pie? Y en casi todos los casos, miramos por los efectos que nuestros actos tienen en nosotros, no en los demás. Es eso perseguible?

En la película de Joshua Marston, por cierto su ópera prima, Maria full of Grace, Catalina Sandino interpreta a una mula que transporta 62 pepas en su cuerpo llenas de cocaína, de camino a USA. Eso, y un feto de tres meses. Feto que la salva, por cierto, de las placas radiológicas que le quieren hacer los policías estadounidenses al verla llegar en uno de los llamados vuelos calientes.

Las pepas son de caucho, se recubren de varias capas de látex y se atan con hilo dental, con la droga comprimida manualmente dentro. Todo muy casero. En la película puedes ver cómo se preparan para tragarlas, una a una, sin vomitar, sin poder defecar mientras las transportan, sin beber apenas agua para evitar los paseos al lavabo del avión. Pobre de la mula que llegue con menos pepas en el cuerpo de las que ingirió, porque nadie pensará que las ha expulsado por el ano simplemente, sino más bien que las ha revendido a mejor postor.

El fin de semana pasado llegó al Prat, Barcelona, otro mulero procedente de Sofía, Bulgaria. Al igual que María en la película, transportaba las pepas en su estómago, pero no tuvo tanta suerte como María, porque al no estar embarazado como ella, no le valió ninguna excusa para evitar las pruebas radiológicas. Resultado: 67 pepas o cilindros en su organismo, equivalente a 1.286 gramos de cocaína.

En el año 2000 yo asistí de intérprete a un pequeño traficante de cocaína también. Venía de Bogotá, pasando por Miami y con destino final Bruselas. Pero era español, y no hablaba ni papa de francés ni por supuesto de flamenco. Así que la Embajada llamó a nuestro despacho para que fuéramos a asistirle. Con la Embajada es mejor no resistirte, aunque no paguen bien, porque son un buen contacto siempre, decía mi jefe Oliver, así que Manuela, vete buscando un abogado belga y os vais los dos para la cárcel a entrevistar a ese desgraciado.

Allá que me fui, con el abogado belga. Cuando llegamos, el chaval nos estaba esperando en una sala vieja y tipo salchicha, de modo que había una mesa alargada y coloqué al detenido a un extremo, a nuestro abogado en el otro, y yo en medio. El policía se salió de la sala y allí que nos quedamos los tres. El abogado tenía unos sesenta y pico de años, el único que encontré para estos menesteres, y el chaval era gallego y tendría si llegaba veinte años. Primero pensé que no sabía idiomas, luego me di cuenta de que además casi no sabía hablar. Entre los nervios y su poca práctica linguística, fue una entrevista difícil.

Nos contó que llevaba la coca escondida en una cámara de vídeo y en una cámara de fotos. Al volver de Bogotá pasó por Miami, donde, al parecer, los perros descubrieron la droga, pero como su destino final era Bruselas, donde no hay perros, pues avisaron al aeropuerto de destino y ahí le capturaron sin más. Es que pasar por Miami con drogas, mala cosa...

Nos dijo que era su primer viaje, que le habían prometido un millón de las antiguas pesetas, y que no tenía antecedentes, y que su familia estaba desesperada con la noticia. Yo ahí lo dejé, porque a partir de ese día le buscaron un intérprete profesional y continuó directamente con el penalista belga, pero supe que le podían caer entre siete y nueve años.

Voy a seguir mezclando ficción y realidad. En The Reader, con la oscarizada y glamurosa Kate, una antigua carcelera de Austwitch elegía cada semana diez prisioneras que serían enviadas a la muerte. La carcelera no tenía especiales ideas racistas en su cabeza. Simplemente, tenía que comer y no podía aceptar ningún trabajo intelectual, porque no podía admitir que no sabía leer. De hecho, por no admitir su analfabetismo acaba encarcelada como la autora de un informe que ella nunca pudo escribir.

En mi caso, me dedico a prestar mis servicios a una empresa del metal. Algunos componentes se fabrican en Asia, en países como Vietnam, en donde se hace trabajar a la gente por menos de un dólar al día. Desconozco si las empresas que nosotros subcontratamos ofrecen sueldos dignos o indignos, o si subcontratan a su vez a otras empresas en que trabajen, por ejemplo, niños. Pero cualquiera de esas personas podrían ser María llena eres de gracia, una trabajadora de una fábrica de rosas cuya misión es quitarles las espinas.

El hecho de no saber, en la facultad de derecho, te enseñan que no te exime del cumplimiento de la ley. Pero claro, no hay leyes internacionales para esto. Y si las hay, las cadenas son tan largas que ningún juez las persigue. A menos que se ponga Garzón...

No creo que yo sea culpable de que María se llene la panza de pepas para subirse a un avión que le promete una vida mejor. Como tampoco creo que los alemanes fueran culpables de que Hanna Schmitz enviara cada semana a diez mujeres a la cámara de gas. Pero las dos me provocan similar compasión, o mejor comprensión. Y es que es más fácil solidarizarse con los personajes que con las personas, a veces.

viernes, 6 de marzo de 2009

AY BIBIANA!

Ay Bibiana, la que has montado. Hoy las radios y los diarios de este país se llevaban las manos a la cabeza. Aborto libre hasta las 22 semanas!, escuché esta mañana decir a Carlos Herrera. Y pensé, hala, ya están exagerando los medios, si no son veintidós semanas... Llego a la oficina, abro internet y veo la misma información en el Diario Público. Y Público no se caracteriza por ser de derechas, precisamente.

Entonces me pongo manos a la obra. Bibiana Aído y su informe para el Consejo de Ministros. Lo que no se había concretado se concreta ahora: 14 semanas de aborto libre. Sin cartas de psiquiatras ni nada. Espero que además se pueda practica en la Sanidad Pública y salga gratis, porque hasta ahora en la mayoría de hospitales públicos no se puede abortar y además de un modo u otro hay que apoquinar 400 euros por embarazo para que lo interrumpan.

Lo dicho, las manos a la cabeza. Pero si estamos reconociendo lo que existía por debajo de la mesa. Las mujeres abortaban aduciendo, en su mayoría, riesgos graves para su salud psíquica. Bien, ahora hasta la semana 14 se ahorran el psiquiatra. Aceptémoslo, está ahí y hay que regularlo.

De la semana 15 a la 22 ahora se podrán alegar anomalías del feto y riesgo para la vida y la salud de la madre. Bueno, hasta ahora este último supuesto se podía alegar hasta la semana 40, así que quizá en eso hemos mejorado, o empeorado, según se mire.

Si las malformaciones del feto son incompatibles con la vida, entonces el aborto se podrá practicar hasta el final.

Habrás observado que no le llamo de esa manera tan eufemística de Interrupción Voluntaria del Embarazo, porque tendrá mucho de interrupción pero de voluntaria no creo que tenga nada.

Las adolescentes también se quiere que aborten sin consentimiento paterno. Aquí pasamos de un extremo al otro. Ahora dejaremos que las chicas de 16 años, emancipadas imagino, decidan por sí mismas. Bueno, dado que es un derecho personalísimo, y que todo niño tiene derecho a la sonrisa de su madre y a sus cuidados al nacer, diría que sí, que la que lleve adelante un embarazo debería estar, cuanto menos, de acuerdo con la medida. Pero si no hay acuerdo entre ella y sus padres, por qué necesitamos reglas generales? No puede decidir un juez caso por caso? Si la justicia fuera más ligera...

Muchas cuestiones. Muchas aristas. Ahora dicen que no había conflicto social y que no hacía falta esta ley de plazos. Qué fácil nos olvidamos del año pasado, de las huelgas de médicos abortistas, de los e-cristians gritando 'asesinos' delante de esas clínicas, de los médicos barceloneses acusados de practicar abortos en las últimas semanas del embarazo, aduciendo graves riesgos inexistentes o sin documentar, fichas de psiquiatras dando el sí en blanco... Y eso no es alarma social?

Recomiendo una peli de Mike Leigh, El secreto de Vera Drake. Y luego seguimos hablando.

miércoles, 4 de marzo de 2009

Las otras: madres o señoras?

El pasado sábado, por razones que ahora no vienen al caso, participé en unas charlas dirigidas a padres adoptivos, y de allí surgió la siguiente pregunta, formulada por una de esas madres: y qué tengo que hacer cuando le hable con normalidad a mi hija sobre esa 'madre' que la llevó en su barriga, que la trajo al mundo? Porque en la Generalitat me han dicho que es mejor que yo me refiera a ella como 'esa señora', para que mi hija no se haga un lío entre mi rol de madre y el de 'esa señora'. Y quizá también porque a mí misma me resulta un poco incómodo llamarla 'madre' a ella también.

Nos quedamos sin respuesta. La psicóloga que estaba dirigiendo la sesión dijo que eso dependía de cómo se sintiera ella hablando de esa otra mujer, cómo lo percibiera su hija, la edad de la niña, su capacidad de comprensión del asunto... O sea, no hay una respuesta en plan dos más dos.

Y es que, qué será de ellas? Esas otras madres, o señoras. Que renuncian a sus derechos y obligaciones de madre porque la vida les hace renunciar, o porque quieren, o porque no saben, que llevaron adelante todo un embarazo igualito al que llevé yo a cabo, y que a su término no pudieron disfrutar del resultado de esos nueve meses.

Ayer venía toda una página en El País, y luego en el telediario de la 1, explicando la demanda de algunos padres biológicos nepaleses, que ahora reclaman a varios niños que han sido dados en adopción, algunos con destino a España. Y es que nos hemos convertido en uno de los primeros países importadores de niños adoptados; después de USA vamos nosotros, si mis fuentes no fallan.

Varias ONG con sede en Nepal están apoyando a las familias biológicas, que ahora parece que quieren recuperar a sus hijos. Se trata de familias que en su día firmaron la renuncia a la patria potestad, pero que ahora aducen que no saben lo que firmaron y que fueron engañadas a cambio de un poco de dinero, o de mucho dinero. Otra madre adoptiva argumentaba, también en la prensa, que la culpa es de algunas familias, que van con la chequera por delante.

La ONG suiza Terre des Hommes defiende, y UNICEF con ella, que es mejor para los niños permanecer cerca de sus padres biológicos, en el país de origen, aunque sea con familias adoptivas. Y que la opción de viajar al extranjero debería ser la última de las opciones para esos niños. Pero, qué futuro les espera en Nepal, ese país 'tan pobre'? Un futuro sin estrés pero sin dinero? Sin educación pero cerca de los suyos? O estamos subestimando ese territorio desde nuestra superioridad occidental, para variar?

La culpa no es de nadie. Si acaso, de los intermediarios, que sacan dinero de un lado, lo llevan al otro, se lucran mientrastanto, y se benefician del desconocimiento de ambas partes. Los niños están en medio. Tienen derecho a una vida mejor, como tienen derecho a una familia y a conocer sus orígenes. Y alguien, en algún juzgado de algún país, decide cuál es su interés. El interés superior del menor.

En cuanto a ellas, esas grandes desconocidas que un día renunciaron a sus hijos, sin saber o sabiendo, sin querer o queriendo, a ellas cómo las llamamos?

lunes, 2 de marzo de 2009

Una rosa y un perro callejero

La semana pasada cenábamos por ahí después de un cine, y un chico indio quiso vendernos una rosa en el restaurante. Le compramos dos. Sería que salíamos de ver Slumdog Millionaire? Porque normalmente les decimos a todos que no con la cabeza antes de que se aproximen. Será que no le vimos venir y el chico fue muy insistente? Será que nos remordía la conciencia que aún nos queda? O será, nada más, que queríamos cenar tranquilos y con una rosa en la mesa ya no se te acerca ningún chico indio más? O no sería indio?

Un montón de preguntas. Pero ahí es nada si piensas en la película que acabábamos de ver. Varias de las escenas no sé decirte si son o no muy violentas, porque directamente me obligué a cerrar los ojos antes de acabar con pesadillas. Tengo por norma no ver escenas en las que, por una parte no puedo intervenir, y por otra no me van a dejar dormir. La más fuerte es cuando mutilan a un niño para convertirlo en mendigo. Esa no la vi, ni te voy a decir ahora cómo le mutilan. Y sin embargo, por la razón que sea, me resultó verosímil. Me la creí.

La que no me creí tanto es la escena inicial, que tanto criticaba Juanjo Millás en la contraportada de El País del 27 de febrero. Un chico de la calle, de la clase social más baja a la que una persona pueda descender, un perro callejero, vamos, llega a lo más alto que un concurso televisivo pueda ofrecer. Y cuando está a punto de ganar no sé cuántos millones de rupias, aprovechando un descanso televisivo de 24 horas para que el perro se repiense su apuesta, conforme sale del plató de tv lo encapuchan, lo encarcelan y le someten a tortura para que confiese que ha hecho trampa.

Claro que me parece inverosímil porque ni conozco la India, ni conozco el sistema de castas, ni conozco la vida de los concursos televisivos. Es igualmente inverosímil que ese slumdog llegue a acertar todas las preguntas que le formula el presentador de tv para llegar a la final, por un cúmulo de casualidades que resultan, cuanto menos, sospechosas.

El tratamiento humillante que recibe de parte del presentador del concurso, delante de millones y millones de personas que le están viendo por la tele, no es mejor que las descargas eléctricas que le propina la policía. Pero un slumdog está hecho a todo, así que resiste con absoluta normalidad ambos tratamientos degradantes.

Millás se pregunta en su columna si es que no nos hemos dado por enterados de la apariencia de normalidad con que se trata la tortura en esta película, y se pregunta de qué exactamente se siente orgulloso el Estado indio en este caso?

Ana Gabriela Rojas, otra periodista, se preguntaba en el mismo diario el jueves 26 si Danny Boyle y la productora habían pagado correctamente a los niños actores. Considerando la recaudación que haya hecho la película a estas alturas, no parece que 570 euros, o 1.900 euros, sean un sueldo digno por un año de trabajo. Trabajo de niños, si nos ponemos a pensar. Pero qué era mejor, dejarlos en las chabolas donde vivían, y acudir con actores ingleses al rodaje? Regalarles una casa y una educación, como parece que es el caso? O mejoramos los barrios enteros donde ellos habitaban? O tratamos de combatir a las mafias que comercian con menores y los mutilan para la mendicidad?

Fernando Meirelles también fue criticado por Ciudad de Dios, que sucedía en Brasil, pero no tuvo tanto eco porque no tuvo tanto éxito.

La teta asustada gana el Oso de Oro en la Berlinale. Slumdog... gana como ocho oscars en Hollywood. Nos estaremos aficionando al cine de la miseria? O será que la miseria, tratada con una dosis de glamour y otra de final feliz nos deja la conciencia más tranquila a la hora de la cena? Como la rosa del indio?