my time is now (Nike)

PASA PASA ESTÁS EN TU CASA

COMO EN TU CASA



lunes, 29 de noviembre de 2010

Odio los domingos, no los lunes


Eres mamá? Si la respuesta es afirmativa, por favor responde a la siguiente pregunta: alguna vez has gritado de alegría al verte en el ascensor -saliendo de tu casa- un lunes por la mañana? porque te ibas a trabajar y dejabas a los retoños con su padre, o en el cole, o en casa con una canguro? Si la respuesta es SI no te sientas culpable. Mejor lee a ELVIRA LINDO ayer en El País, y continúa con mividaconhijos y el libro de Isabel García Zarza Diario de una madre imperfecta. Yo nunca lo diré mejor que ellas.

Destacaré una frasecita de la genial cronista Lindo que discurre lo siguiente "en mi memoria están esos cuentos de Alice Munro en los que aparecen madres que leen incansablemente mientras dan de mamar y a menudo piensan en esa otra vida que se están perdiendo. Madres hechas de la materia de los seres humanos. Tan imperfectas como reales."

Yo relajé mucho los músculos leyéndola ayer.

viernes, 26 de noviembre de 2010

SABER QUIÉN ERES


A dos días de tener nuevo Conseller en Cap de la Generalitat -se dirá así?- y excitada por el momento, entre mocos y vómitos provocados por la acidez de estómago -que no por los políticos- no he tenido tiempo de actualizar el blog esta semana. Ustedes me perdonen. Y sin embargo, El País del pasado lunes traía un artículo de lo más interesante y que confirmaba algunas de mis teorías sobre la genética y el derecho a conocerla. 

El artículo lo titulaban DONAR EL ESPERMA NO ES SER PADRE (DE MOMENTO) y solamente con ese titular ya queda claro que el articulista que lo firma, Jaime Prats, no está muy a favor de ir por ahí revelando datos íntimos sobre los donantes de gametos, entiéndase esperma y óvulos. 

Y sin embargo, le agradezco que nos haya ilustrado con un montón de datos que yo todavía desconocía -aunque intuía-. Como por ejemplo, que en países como Inglaterra, Suecia, Austria, Alemania, Noruega, Finlandia, ya se ha cambiado la ley para evitar que los donantes puedan esconder su identidad al donatario. Quiero decir que si el chico o chica fruto de esa donación, cumplida cierta edad que suelen ser los 18 años, quiere conocer la identidad del donante, ya puede hacerlo.

Aspavientos? Bueno, los mismos que hace unos años provocaba idéntica situación en los adoptados que querían conocer su verdad biológica. No es lo mismo 'hacerse una paja', dicen algunos, que llevar un niño en tu seno nueve meses y luego donarlo. En primer lugar, que para el hombre sí es lo mismo, exactamente lo mismo. Y para la mujer, bueno es verdad que llevarlo en su seno nueve meses marca toda una vida, que me lo pregunten a mí, pero también es cierto que el código genético ya se lo transmimtes igualmente con una simple donación de óvulos.

Si la niña o niño salen rubios o morenos, si tienen cierta inclinación por la música o por el baile, si tienen tendencia a ciertas enfermedades hereditarias... todo eso va en su código genético y basta una 'paja' para heredarlo.

Así que, por qué negamos a los hijos de in vitro lo que no negamos a los hijos adoptivos -de ahora-? Pues porque la ciencia y la sociedad van avanzando lentamente, y tienen que asimilar los cambios que se van produciendo. Porque los niños de in vitro todavía están creciendo y aún no se han revelado del todo. Y más que nada y sobretodo, porque cada inseminación in vitro puede costarle a la pareja que se quiera someter a la técnica la friolera de 6.000 euros más o menos.

Una concienciación previa de los donantes de semen-óvulos de que, aparte las incomodidades -para ellas-, están donando vida y de que su código genético va a quedar por ahí reproducido en cualquier sonrisa o mirada que vean por la calle, quizá frenase las alegres donaciones que se hacen por dinero. En alguna ocasión ya he contado que conocí a una chica que se financió su equipo de música y otros aparatos electrónicos a base de donar óvulos varias veces.

Vale, no es como donar sangre y ni siquiera se parece a donar órganos. Es una vida lo que estás creando -que no salvando- con tus óvulos o tu esperma. Eso lo cambia todo, y no está mal que se supiera. No está mal tampoco que se supiera que ya actualmente, con la ley que tenemos en vigor, si el niño o niña concebido sufriera algún peligro para su vida o su salud, de carácter grave, podrían avisarte por si tus datos genéticos pudieran ayudar a su curación. No significa que tuvieras que donarle tu riñón, pero sí que tendrías que desvelar tu identidad. Así que, por qué no admitir que has creado una  vida y que un dia podría venir a preguntarte porqué lo hiciste, o cuáles son tus gustos musicales? No te sacará los ojos ni tampoco se colará en tu herencia ni querrá instalarse en tu piso de soltero. Sólo querrá saber quién eres.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Ya están aquíiii



Leer la prensa es cada día que pasa más edificante y enriquecedor.  Porque si yo no leyera las noticias en campaña electoral, por ejemplo no me habría percatado de que, cada día que pasa, estamos llenando más y más las aulas de los colegios catalanes con niños de madre extranjera. Y por tanto, extranjeros ellos también. O sea, inmigrantes. Es decir, hijos de gente que ni vota ni votará en un futuro cercano. Vaya, que estamos desnaturalizando el país y cuando nos queramos dar cuenta nuestros niños serán de todo menos catalanes de pura cepa.

Y sino llega a ser por Durán i Lleida, pues oye que no me entero yo de que estamos ante semejante catástrofe. Claro, que luego me he puesto a pensar que igual mi hijo es uno de esos niños que va a desnaturalizar als paísos catalans. Porque vamos a ver. Yo soy medio charnega porque soy valenciana, o sea que soy de paísos catalans declarados en rebeldía. Y el padre de la criatura es español pero nacionalizado posteriormente a su nacimiento, es decir de origen inmigrante. Y por lo tanto, mi hijo es más de fuera que de dentro,  por mucho que lo llevemos a una escuela pública y celebre la llegada de la castanyada como el que más.

Así que estoy contribuyendo a la despoblación de los catalanes y favoreciendo la llegada de los otros. Y ahora por partida doble puesto que estamos dispuestos a hacerlo por segunda vez.

Si lo dijera Hitler, parecería de otra época, lugar y circunstancia. Pero como lo dice el razonable de Durán, será que tiene razón. Me voy a poner hoy mismo a alentar a mis compañeras catalanas de pro a procrear sin descanso, no vaya a ser que nosotros los de fuera les ganemos la partida. Y mientras, votaré por Albert Rivera y la diversidad.

lunes, 15 de noviembre de 2010

Quería ser escritora


Pongo la tele por la noche. Al mismo tiempo que me siento y me vuelvo a levantar. Vaya, olvidé traer el agua y las servilletas. Comenzamos a cenar. Somos de esas familias que cenan viendo el telediario y lo que se tercie. Nos ponemos en encefalograma plano una vez el niño se ha dormido e ingerimos alimentos mientras las imágenes nos perforan. Haití y el cólera. Cientos o miles de muertos, ya no me acuerdo por cuántos se cuentan. El Aaiun y la cobardía diplomática. Imágenes raras como González Pons que encabeza la misma manifestación que la familia Bardem. El mundo se ha vuelto loco.

Y sin embargo, por muy dura que sea la realidad en la pantalla, donde los muertos, la violencia y la violación se cuentan como sacos de garbanzos llenos, yo sigo deglutiendo alimentos, sigo bebiendo agua y, si acaso, el hambre cede en algún momento paralizada por la imágen. Dura un segundo. Luego sigo alimentándome y me muero de sueño frente al televisor, pensando en qué tal noche me dará mi hijo y cómo de cansada -o descansada- amaneceré mañana.

Solamente dos veces puedo recordar haberme puesto a llorar frente al televisor sin poder parar de hacerlo, interrumpiendo cualquier actividad y cualquier pensamiento. La primera fue hace unos diez años. Vivía en otra casa en la que igualmente estaba viendo la tele desde mi sofá, era creo un viernes noche y no tenía planes. Topé con un programa sobre Sierra Leona en el que una niña de doce años relató cómo su captor le había preguntado qué brazo prefería que le cortaran; ella le dijo que el izquierdo, porque quería ser escritora. Y entonces le cortaron el derecho. No pude parar de llorar en toda la noche. Y es que, yo también quería ser escritora.

Otra vez me pasó eso este último sábado por la mañana. Mi hijo y yo estábamos desayunando viendo dibujitos, pero yo cambié un rato para ver noticias. Y entonces salió una cría, de doce años también, hundida en un fango después de un terremoto y con agua hasta el cuello. No era una imágen actual sino de 1985, poco importa eso, y ella le hablaba a su madre y le decía que si la estaba escuchando que por favor pidiera ayuda para ella, que alguien la sacara de allí. La niña me miraba a los ojos y podía haber sido mi hijo, al que tenía en brazos. Y estallé de nuevo. No podía parar de llorar y mi propio niño me miraba alucinado y sin entender nada, pero a los niños les caracteriza la empatía así que me abrazó y me dijo me quería. Y claro, aún lloré más. Le dije que era por la niña de la tele. Y él me volvió a abrazar. A continuación, me pidió más dibujitos y unas galletas. Y la vida tuvo que continuar.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

COPIA CERTIFICADA



La traducción no sé si es muy buena para describir una copia idéntica al original, pero en todo caso es el título que le han dado en español a la última peli de -la siempre interesante y deslumbrante- Juliette Binoche y el director Abbas Kiarostami Copie conforme.

En todo caso, esta película hay que verla en versión original. Yo hasta diría que, sino no vale ni la pena acercarse al cine. Los diálogos son buenos en sí, es cierto, y las imágenes son maravillosas -qué no lo es en la Toscana- pero para respirar el ambiente que describe Kiarostami yo creo que hay que vivirla en trilingüe, tal y como está concebida. O sea, en italiano, francés e inglés. Italiano, porque sucede en Italia y las conversaciones con la gente del lugar son en ese idioma, en francés porque es el idioma que utiliza Binoche con su hijo, y en inglés porque es el idioma nativo de William Shimell, que representa a un afamado escritor y que, como buen anglosajón, no habla otra lengua que no sea la suya.

Comienza de idéntico modo a otras cientos de películas que ya he visto. Chico conoce a chica. En este caso el lugar es una presentación de un libro de arte, y ella una galerista con intereses y sin marido. Aparentemente claro. Y digo eso porque la película se va transformando y los caracteres de los personajes también. De modo que, si no tienes ni idea del argumento, puede que en algún momento te dé por pensar que te has quedado dormido y han pasado quince años mientras tanto. Porque el escritor y la galerista pasan de ser dos auténticos desconocidos que se citan para hablar de intereses comunes, a ser una pareja de marido y mujer hastiados por el paso del tiempo. Los escenarios son los mismos y ellos llevan la misma ropa y las mismas canas -él- en uno y otro caso, pero sus papeles en la vida de la película han variado y se han transformado como la ilusión de una pareja con el paso del tiempo.

Sólo alguien de la talla de Kiarostami puede hacer eso sin que ni te vuelvas loco ni te salgas del cine con la sensación de que te han estafado como si hubieras ido a ver una peli 'rara de ésas de filmoteca'.

Si vais a verla, hombres y mujeres, no os perdáis ese momento maravilloso en que la Binoche se queda sola en el cafetito al que han ido a parar, mientras su acompañante ha salido a hablar por el móvil a la calle, y entabla una conversación jugosísima con la dueña del Café. Mientras Binoche le describe lo harta que está de que su 'marido' trabaje tanto y siempre la deje tirada con las cosas triviales, por no decir que la abandona durante largos períodos de tiempo a causa de su profesión, la dueña del Bar le va contando cómo son los hombres en realidad y cómo es mejor tener marido que no tenerlo, sean así o sean asá. Yo es que las hubiera grabado mientras hablaban para ponerme la cinta en casa.

Y si tienes pareja, a ser posible vete con ella al cine. Saldréis de allí con no pocos temas de qué hablar...