my time is now (Nike)

PASA PASA ESTÁS EN TU CASA

COMO EN TU CASA



miércoles, 28 de septiembre de 2011

la dentista autóctona


Voy a mi dentista habitual y le cuento mi cabreo mayúsculo por lo que acabo de leer. Las majors del cine norteamericano han cerrado un acuerdo con el Gobierno de Arturo Mas por el cual las ayudas al doblaje y subtitulado en catalán pasan de 600.000 euros en 2010 a 1,4 millones de euros en 2011. Coñi, y aún se jactan de ser ellos los que han conseguido el acuerdo que el tripartito no pudo conseguir, cuando han puesto encima de la mesa el doble de pasta. Así también cierro yo acuerdos en un santiamén, viva la negociación de Ferrán Mascarell, flamante consejero de cultura con c minúscula para mí.

A cambio, y por mucho que suene demagógico no por ello menos real, los enfermeros y médicos de la Salut Pública tendrán que renunciar a la mitad de su paga extra de diciembre. Que no es un recorte,  es un aplazamiento del cobro para cuando las cosas nos vayan mejor. Tócate los huevos.

Pues bueno, mi dentista no contesta. Ah bueno, me dice, y para mi estupefacción me cambia de tema! Me cuenta que es que los inmigrantes se lo están llevando todo calentito y a los 'autóctonos' no nos dan ninguna ayuda. Ah sí? le digo, y qué se están llevando? Pues eso, me dice, todas las ayudas. Que tú eres empresario 'autóctono' y oye, la Generalitat no te ayuda en nada. Que eres inmigrante? Pues no pagas impuestos, vendes lo que quieres y como quieres... Ah, y eso cómo es? qué ley lo avala? tú sabes? o sea, que si eres extranjero no pagas impuestos?  Vaya, mira que soy abogada y no acabo de ver ninguna ley que discrimine a favor de unas nacionalidades y no a favor de otras en los impuestos... Pues sí, me dice, los chinitos es que no pagan nada de nada. Ah? y dónde lo dice que los chinos no paguen impuestos? Tú sabes si es que hay alguna ley especial para ellos? No lo sé, no te lo sé explicar, me contesta, pero ya le digo a mi marido que me lo explique bien para nuestra próxima cita, porque te aseguro que mi marido, que es empresario 'de aquí', sí que lo sabe.

Como tiene mi boca en sus manos y además es una tía simpática, no insisto más. Pero le recuerdo, aún a riesgo de mi propia integridad bucal, que las leyes no van por países, que  hay incentivos fiscales para empresas de  nueva creación, por ejemplo, para autónomos, por  ejemplo, pero que eso no va de nacionalidades, va de montar una empresa nueva y obtener facilidades hasta que la empresa se considere que ya puede vivir de lo que produce o vende. Me cambia de tema.

Y bueno, así seguimos. Arturo Mas no quiere más que sumar votos. Yo pensaba que quitar el dinero para los colegios y los hospitales le restaría puntos, pero resulta que al electorado catalán le va bien siempre que nos posicionemos como nación que somos con nuestra lengua y nuestra idiosincrasia sin igual. Qué importa que no tengamos un duro, mientras lo podamos decir en catalán.

Tinc una má. La faig rodar. La obro i la tanco i la torno a amagar. Tinc dues mans. Les faig rodar. Les obro i les tanco i les  torno a amagar. Ja no tinc mans... aquí!!!! Es el último hit de la escola del meu fill.

martes, 27 de septiembre de 2011

Eternamente joven

Vuelve Rosalinda, Satanás está demasiado salido para reinar y Dios demasiado ausente para las mismas lides, se huele un asalto al poder de los segundones y quieren a la pobre Rosalinda, o Rosamunda, de cobaya... capítulo CATORCE pincha AQUÍ

miércoles, 21 de septiembre de 2011

un día de Manuela


A las siete y veinte abro el ojo. Se ha hecho tarde, los niños no han molestado esta noche para nada, me he dormido. Despacio me meto en la ducha y voy rápida por si se despiertan. Estoy sola con ellos esta mañana. Al salir la pequeñita se escucha hablando por el interfono. El mayor se va a hacer pipí mientras yo me visto. Le saco la ropa al salón y le pongo el desayuno en un taper. Hoy desayunas en el cole, cariño, no tengo tiempo. Por qué, mami. Porque tengo un juicio y no puedo llegar tarde. Qué es un juicio. Un juez haciéndote preguntas incómodas y que tiene la sartén por el mango. La qué. La... bueno, que decide sobre la vida de la gente en función de sus preguntas y tus respuestas. Ah, entiendo, mami, que dice siempre  que no entiende nada. Llega la canguro, que es de la familia a estas alturas. Buenos días, señora. Nos vamos pitando. Le dejo en el cole llorando porque es muy temprano y su profe no ha llegado todavía. Seguro que con el disgusto que tiene no se comerá el desayuno, pero no puedo hacer nada. Pienso en el Juez y le digo adiós mientras se abraza a mí y me pregunta cuándo vuelvo a buscarle. Le he dejado en la cárcel o en un colegio? Me repito a mí misma que es obligatorio escolarizarlos. Que en otro caso a la cárcel iríamos su padre y yo. Arranco el coche y salgo volando.

Llego temprano al Juzgado. Está lleno de personas que no saben dónde van ni qué tienen que hacer. Pregunto por la agente judicial y me pide que espere fuera hasta que la llamen del Juzgado de Huelva que nos ha citado para declarar por videoconferencia. Las nuevas tecnologías también llegan, lentas, a los Juzgados españoles. Mientras espero con la prensa de hoy, y deseando que todo se retrase para que me dé tiempo a terminarla sin sentimiento de culpa, dos parejas se sientan a mi lado. Sale una procuradora que les dice que es su procuradora y que es su enlace con el Juzgado, la persona que presentará todos los documentos por  ellos ante el Juez y mantendrá la correspondencia con su abogado. Le dicen que sí pero creen que les habla en japonés. Al rato sale una oficial del Juzgado a preguntarles  si tienen los documentos. El hombre le dice que antes 'una chica' les dijo algo sobre documentos y se metió para dentro. Vale, que pasen, el convenio de divorcio está listo para firmar. Yo me pregunto si serán el marido y la mujer o su nueva novia, porque se llevan tan bien que me da pena que se vayan a separar.

Termino la prensa de hoy y arranco con los diarios atrasados que me traje en previsión de retrasos. Me llama la agente judicial, que están por llegar a un acuerdo en Huelva así que esperamos, quizá no hay juicio y me ahorro la declaración. Que no, que sí que declaramos, nos bajamos a la sala de video. Me pone la cámara enfrente y un micrófono y esperamos a que nos llamen. Me siento super importante, una sala cerrada para nosotras dos mientras afuera espera un montón de gente apelotonada. Lo nuestro es un penal, una quiebra.

La agente judicial me cuenta que está por bajarle la regla, que le duelen las piernas. Los de Huelva siguen sin llamar. Yo le cuento que finalmente me cambiaron la cita para las vacunas de la niña a  ayer,  para que pudiera venir al juicio. Menos mal, me dice, porque al Juez no le importaban las vacunas, según nos dijo por escrito. Os hubieran multado de no venir. Ya, le  digo, pero si no me llegan a cambiar las vacunas anda que iba a estar yo aquí. Te entiendo, me dice. Finalmente les llama ella de  nuevo. Han suspendido el juicio.

Ven, me dice, te hago un escrito conforme has venido y has estado esperando hora y media. Okey, le digo. Me siento como  cuando iba al cole con la nota de mi mamá excusando el retraso.

De ahí me voy al Juzgado de Paz del pueblo de al lado, a recoger  otra  citación  para otro juicio en Gerona, o Girona. Parlo en catalá con la secretaria judicial. Es la única tía que ha conseguido mi inmersión linguística. No le hablo de mi cabreo con el sector político catalán ni de la sentencia del TSJC sobre el castellano como lengua vehicular en los colegios. No quiero tenerla con ella. Una vez me dijo que en Barcelona se sentía rara porque  había  tanto inmigrante que ya no reconocía la ciudad. Mi marido y mis hijos también son inmigrantes, y de ésos que, según Felip Puig, tienen tendencia a robar en las autopistas.

Me  vuelvo a la oficina. Llamo a la canguro para saber cómo le fue a mi chiquitina en la guardería. Lloró todo el rato, señora, me dice. Y cuelgo el teléfono, y me pongo a trabajar.

martes, 13 de septiembre de 2011

Porteños


Imagina todo lo que has tenido que trabajar y sudar para conseguir una casa de diseño. O de ensueño. Eres eso, diseñador de mobiliario urbano, y vives en la casa que proyectó nada menos que el gran Le Corbusier. Cada día sales de tu chabolita de nada y encuentras a turistas haciéndole fotos. Por muchas ventanas y cristaleras que tenga tu casa de arquitecto, a ti no te importa que cuatro turistas chinos mandarines capturen tu intimidad. Como mucho, a tu hija la autista haciendo bailes en su habitación insonorizada. O a tu mujer enseñando yoga a mujeres pijas y estresadas. Por ese orden. Eres feliz de ser tan afortunado y de que todo el mundo lo sepa. Miren, ese tipo es el dueño de la casa de Le Corbusier. Eres porteño, che, te comés el mundo.

Y entonces un día te despierta un ruido atípico. Tu casa no es de las que proyecta ruidos sin sentido. Así que te levantas, más intrigado que molesto, a mirar quién perturba tu paz exterior. No puedes creerlo. Tu vecino de al lado, el que te pega pared con pared en una de las muchas cristaleras de  que dispones -más que una casa, lo tuyo parece una galería expositor del barrio rojo de Amsterdam- está agujereando la pared de su casa y construyendo, a través de ese agujero, una ventana con vista directa a tu posada. No importa que dé a la cocina o a una escalera. Está a un metro de tu cristal y podría cruzar de un salto para darse de bruces contra vosotros. O espiar a tu hija ausente. Al menos alguien le daría un susto alguna vez.

Tu mujer se queja. Tu hija sigue bailando. A ti te rompe las pelotas tener que reclamarle que cierre el  agujero, pero no sabes qué te da más pereza, si escuchar las quejas de tu mujer o aguantar al pesao de tu vecino, que ha resultado no sólo molesto e inaudito, sino inasequible al desaliento. Quién dijo no?

Y tu vida se va precipitando por ese agujero que él cavó en la pared. Quiere un cacho de luz para alegrar su casa de sesenta metros cuadrados. Tú, pelotudo burgués lleno de ventanas y miradores, qué le vas a consentir que agujeree tu intimidad.

El hombre de al lado. Argentina. Ahora en cines. Cliché de los buenos.

martes, 6 de septiembre de 2011

Te arrancaré la piel a tiras


La piel que habito no está mal. Confortable y eso. Pero se ha ensanchado tanto que no me vendría mal un cirujano Banderas que la pusiera firme, tonificada y prieta. Claro que si el precio a pagar es que me arranque primero la mía a tiras y me reconstruya retal a retal, me lo pienso. El resultado se llama Elena Anaya y está flaca como una espátula, tiene labios de terciopelo y ojos de avellana. Y una flexibilidad que ni mi hija de seis meses de tanto meterse sesiones de yoga non stop y romper vestidos de mujer.

Entre fascinante y repugnante. Por momentos me quedé pegada a la silla embobada mirando la pantalla de cine, y en otros ratos deseé huir de ahí pensando que Almodóvar se había convertido en el sádico Lars Von Trier a la española.

Mientras tanto y como  no he conseguido un cirujano a lo Antonio Banderas, ya digo, sigo revisando dietas. La Duncan o protéica parece de las más efectivas. Dicen que te machaca el hígado, pero comparado con las actrices que se quitan una costilla para adelgazar, lo del hígado no parece tan grave. Todo por la magia de lucir un culo de veinte a los cuarenta. Combinada con el yoga de Elena Anaya y un encierro en condiciones, podría dar resultados nada desdeñables. Y una pantalla en donde te veas reflejada cuatro por cuatro de forma que cualquier redondez que te aparezca te torture al cuadrado. Tu hombre, al otro lado del espejo. Sabiendo lo que comes, lo que lees, si te masturbas, si sueñas, en versión cinemascope.

Y sin embargo, el mejor adelgazante sigue sin ser la cirugía, sino un buen ligue cachas y despampanante. No lo digo yo, sino los hechos consumados. Mi estudio de mercado más  reciente me ha llevado a comprobar que mis tres amigas que han adelgazado de forma más espectacular en el último año, han dejado a sus maridos e hijos por un tórrido affaire de última hora. Lo que todavía no he descubierto es si el  affaire ha sido el huevo o la gallina, la causa o el efecto de tan estimable e inmejorable condición física -de la psíquica no estábamos hablando-. Han aparecido brillantes por fuera como un papel celofán, de finos contornos y con cintura de avispa. Las tres coinciden en culpar al deporte de su aspecto. Pero yo hice footing este verano y lo único que he conseguido es lesionarme una rodilla.

jueves, 1 de septiembre de 2011

las más putas


Aviso para autoridades municipales. Que no hay problema con las prostitutas, señor Trías, que podemos ponerlas a tono con la crisis y con la recaudación de impuestos que nos saque de ella. Después de la zona azul y la zona verde para los coches, que ya ni dios aparca en Barcelona gratis ni en la calle más miserable, había un hueco que cubrir, porque la zona azul se acaba a las ocho de la tarde, es decir, cuando se acaban los trabajos. Ah, pero hay otros trabajos, sabe Ud, que comienzan justo cuando uno sale a divertirse. Porque, como le digo a mi hijo -mamá, explícame cómo es eso de los trabajos- para que uno tenga ocio otro tiene que hacer negocio.

Pues bueno, que el oficio más viejo del mundo comienza justo cuando se apagan los parquímetros. Mecachis. Así que hemos pensado ponerles a ellas, a las más putas y que cobran por serlo y ejercerlo, un ticket de entrada y peaje a su puesto de 'trabajo'. A ver si por fin le podemos dar nombre a su función social innegable. De paso no estaría mal que pudieran pagar seguridad social, que también está de capa caída y ya no nos basta con las cuotas de los escasos inmigrantes que ya no llegan por culpa de la misma crisis.

En Bonn, los alemanes lo han tenido claro. Que quieren ejercer en la calle? Muy bien, pues que paguen por estacionar, como los coches. Así que cada noche, la Brigitte de turno se saca su ticket de 6 euros y se pone en su zona de parking. Que viene la policía local? Qué pasa, ella enseña su ticket de prostituta nocturna callejera y santas pascuas, a trabajar. Que no tiene ticket, pues le cae una multa de 100 euros. Que si no le hace mamada al policía, no sé cómo pagará. Pongamos que además de puta es inmigrante y sin papeles y no residente y tampoco contribuyente y además insolvente. Pero bueno, eso que  lo solucionen otros, que no vende.

A tomar ejemplo, Sr. Trías. Qué es eso de querer eliminar la prostitución callejera como si fuera una lacra social? Su predecesor Clos les puso una Ordenanza para saber dónde podían trabajar y dónde no. Ahora sólo les falta el parquímetro. Y pensándolo bien, pueden aprovechar el de los coches para la noche, así el aparato ése trabaja non stop 24 horas, la jornada laboral se extiende a otro turno de ocho horas más y entre zona azul y zona verde, ya decida Ud. si les da privilegios de pago por calles o por colores.