my time is now (Nike)

PASA PASA ESTÁS EN TU CASA

COMO EN TU CASA



jueves, 31 de enero de 2013

AMY MARTIN


B de Black. Mi primer sueldo lo cobré en negro. Y el segundo también. Mi primera pasantía la realicé en un despacho que llevaba dos contabilidades, la de Hacienda y la otra. Mis primeros clientes tenían cuentas en Luxemburgo y sociedades pantalla en las Islas Vírgenes con cláusula de confidencialidad de beneficiario último. Para mí el dinero B era un juego más en mi mentalidad de abogada a lo Tom Cruise. 

Luego crecí y comprendí que pagar impuestos era un concepto de solidaridad. Que gracias a los impuestos había colegios y hospitales  para todos, y decidí que yo también quería formar parte de esa comunidad que aporta y revierte. Luego crecí un poco más y volví a comprender que ese dinero que yo aportaba también financiaba guerras sucias, campañas políticas extravagantes y ladrillazos, y que yo no podía elegir qué financiar y qué no. Casi me hago liberal, pero aguanté el tipo y seguí creyendo en la cosa común. 

Después llegó la crisis, y con ella el PP al Gobierno, y vaticiné que nos privatizarían hasta el carnet de identidad. Y así ha sido. Lo que no se ha cumplido es lo que decía mi tía, que creía que por ser 'de derechas' uno robaba menos porque traía el dinero 'de cuna'. Urdangarín se compra una casa de seis millones de euros en Pedralbes, Rajoy y Cospedal cobraban sobresueldos en sobre cerrado, Bárcenas blanquea su dinero negro con una amnistía fiscal a medida, y una fundación del PSOE paga a la mujer del jefe de la Fundación hasta 60.000 euros por artículos supuestamente escritos por una tal Amy Martin. De todas las estafas, me negarán que ésta última es la más imaginativa. Al menos el PSOE tiene estas cositas de la cultura y el arte. Y la chica guapa es. Como escritora ya no sabría decirles, pero quizá la contraten para narrar la historia de esta nuestra España, camisa blanca de la esperanza. 

lunes, 28 de enero de 2013

Bradley Cooper


Si la ves, lo adoptas como bipolar y lo que haga falta. Que chille, que te despierte a las cuatro de la mañana porque no encuentra su álbum de fotos o porque ha recordado un detalle de su vida íntima. Con esa carita de treintañero perdido en el caos, lo adoptas y te lo metes en la cama para que no se enfríe. 

El es Bradley Cooper, el chico del momento, y la peli El lado bueno de las cosas está nominada para ocho estatuillas. 

Que no es para tanto, como dice Boyero, y que está edulcorada? Vale. Lo está. Pero pasas un buen rato, te ríes, te emocionas, te da grima y deseas que se estén todos quietos en más de una ocasión. Super recomendable. 

viernes, 18 de enero de 2013

SUDACAS


Suelo comer en el gimnasio. La comida es buena y light, y los ventanales dan al mar. Qué más se puede pedir, aparte de un periódico como Dios manda y un poquito de silencio? Normalmente como absorta con las páginas de El País y confío en que los otros comensales no sean demasiado ruidosos para que me dejen escuchar mi voz lectora. Claro que, comparado con los chillidos de mis hijos, la sonata de voces adultas comentando de fútbol o de vela me resulta nimia y casi imperceptible. 

Hasta que ayer una voz de energúmeno se elevó por encima de la media. A mi espalda comía un grupo de cinco personas, creo recordar, y un sujeto no identificado les llegó a interrumpir alegremente el almuerzo con sus noticias de alquileres. Que el hombre tuviera un piso para alquilar no me pareció muy extravagante entre gente con pinta de posibles. Sin embargo, y aunque trato de no poner atención en conversaciones  ajenas que  me distraigan de mi maravillosa lectura y sus personajes -ayer Bárcenas y sus 22 millones suizos, o Arturo Mas con su referéndum al que ha desdotado como por arte de magia de validez jurídica, esas cositas- hay conversaciones que van más allá y me sacan de mi autismo: 

-Joder, que me vienen dos sudacas para alquilarme el piso, y a que no sabes lo que me han preguntao? 

La palabra 'sudacas' levantó mis alarmas mentales y ya no pude dejar de escuchar las voces a mi espalda de ese elemento perturbador. 

-Pues que si el piso tenía calefacción! No te jode! Por 400 euros, que si tenía calefacción! Sudacas de mierda! Casi les pregunto 'pero vosotras  sabéis lo que es la calefacción? en vuestro país hay de eso?' Hay que joderse! Estamos apañaos!- se escuchan risas de fondo. 

Lo único que conseguí hacer con mi cuerpo y mi estupor fue girarlos a ambos y mirar a esa gente a los ojos con la cara más atrevida que mi asco consiguió emular. Y después me pareció tan poco ese gesto. Debí inquirirlos con un 'por qué no te callas' por lo menos, no? 

Al llegar a casa le conté a mi marido que sí, que debí hacer algo más aparte de mirarlos con todo mi odio reflejado en los ojos, tratando de que sintieran la misma vergüenza que sentía yo al escucharles. Que las miradas a veces no bastan para avergonzar a un bocazas. Pero él me dijo que no, que con eso que hice valía, que de nada hubiera servido engancharme con una panda por delante. 

Con la de veces que exhibo con cariño mi españolidad, ésa que está en desuso y más aún en tierras catalanas, ayer deseé que ese imbécil fuera de cualquier parte menos de aquí. De donde yo soy.