Ayer estuve en el Centro de Atención Primaria con mi hija. Todavía existen, y no hay que pagar un extra fee por que te atiendan con una bronquitis, pongamos por caso. Llegas, pides cita urgente, y oye tu pediatra te ausculta a la niña durante diez minutos reglamentarios y hasta te receta un genérico sin que tengas que abrir la cartera. Increíble. Diríase que lo has pagado a través de la Seguridad Social, con tus impuestos, pero diríase solamente porque los hay que piensan que esto de 'ir al médico, como es gratis, pues se abusa'. Eso sí, tienen la calefacción a tope y las recetas las han restringido a los mínimos exigibles, no te dan una de más. Contradicciones del sistema público de Salut. Cambiará en cuanto lo privaticen Mas y sus secuaces. Siempre que Alicia Sánchez Camacho se lo permita.
El caso. A lo que iba. Inmediatamente desde que llegamos una niña de unos tres años nos pregunta, nos toca, nos inquiere, nos -casi- agobia con su actividad. Y me empiezo a compadecer de su madre que va tras ella como si fuera una posesa. Y sí, lo que me temía, es una niña hiperactiva, diagnosticada y medicada. La mamá me cuenta que es así desde que se levanta hasta que se acuesta. Que no tiene descanso, que rompe todo lo que pilla, le lanza el mando de la tele a la cara si la contrarían en algo, le rompe un plato si es necesario, la emprende a golpes con otros niños si le quitan sus juguetes. Yo la miro, parece un angelito, es morena de ojos verdes, pobre del que caiga en sus redes. Tiene una sonrisa de chocolate.
La madre está como un tonel, perdón. No sé cómo sigo gorda, me comenta, pero es la ansiedad, que no paro de comer. No descanso ni cinco minutos. Estoy en paro, no la puedo llevar todavía a la guardería porque las públicas no me la han cogido y las privadas no bajan de 500 euros, estoy contando los días para poder meterla en un colegio a los tres años. Mi marido trabaja de 7 de la mañana a 10 de la noche, ni la ve. Y yo, no puedo más. No tengo más hijos, pero es que la pediatra me ha dicho que ni me piense lo de tener otro mientras esta niña no mejore. No podría ni atenderle.
Y entonces, mirando a su madre correr de acá para allá, sin descanso ni sombra del mismo, con la desesperación medida en su cara, esperando una medicación que aquiete a su hija, me acuerdo de que en mi casa no funciona la nevera, se ha escacharrado el calentador de agua y la lavadora no rula, pero todo eso, mirando a esta madre en paro y sin parar detrás de su hija hiperactiva, ha dejado de tener importancia.
FELICES NAVIDADES BLOGUEROS!!!!!!!!!