my time is now (Nike)

PASA PASA ESTÁS EN TU CASA

COMO EN TU CASA



jueves, 30 de abril de 2009

Entre dos aguas

La crisis me está superando, no la entiendo. Ahí van algunas de mis dudas.

El Gobierno subvenciona la producción de nuevos coches. Pero habrá quien los compre? No sería mejor subvencionar al consumidor en sus compras?

Los progres abogan por un cambio de modelo social, porque el nuestro ha entrado en crisis y ésta es nuestra oportunidad de decir 'otra forma de vivir es posible'. Pero si cambiamos de mentalidad y abandonamos la senda del consumismo, cuánto más subirá el paro en el corto plazo?

Los optimistas incentivan al que pueda para que consuma, para que no se paralice por el miedo, que invierta, que gaste su dinero, que compre... Pero si esto es así, en qué quedan los cambios de valores y de sociedad?

Como tampoco en esto tengo un criterio definido, a días me compro ropa nueva y me apunto a clases de aerobic, a días me visto con la ropa de hace tres temporadas y abogo por el fin del capitalismo consumista. No tengo medida fija.

Mientras te lo piensas, ponte a bailar como si nadie te estuviera mirando. Funciona.

miércoles, 29 de abril de 2009

Traseros

No tengo criterio. Está demostrado. Me refiero a un criterio propio, formado e inamovible, como los de la gente seria. Me explicaré.

Ocho y media de la mañana del lunes. Compro la prensa y aparecen ante mí los traseros y las piernas entaconadas de dos mujeres de bandera y de portada. Subo la vista y efectivamente, bajo esos trajes estrechos talla treintaycuatro sólo podían estar ellas, Carla y Letizia.

Mi primer pensamiento: de hoy no pasa que vaya al gimnasio. Nunca cabré en la talla treintaycuatro, ni siquiera en mi adolescencia yo creo, pero al menos puedo hacer un esfuerzo por volver a mi tallaje previo a la maternidad.

Mi segundo pensamiento: vaya culitos y vaya cinturas, dios qué envidia más insana me está corroyendo. Se acabó, dejo la prensa en el coche y entro a trabajar.

Por la tarde del mismo día pongo la radio, y ahí está Julia Otero escandalizada porque un diario serio se haya atrevido a publicar en portada los culos de dos señoras, y exije para el día siguiente los paquetes de Sarko y Zetapé para que también podamos comparar y darnos un gusto. No sé. Pero el caso es que tiene razón. Qué pintan los traseros de las primeras damas en la portada de un diario y no del Hola? El Hola no se atrevería, afirma Julia. Y el caso... el caso es que a mí la foto me gusta. Seré machista? Pero si el periódico es progre, por qué Javier Moreno su director publica una foto tachada por los medios de machista? Estoy confundida.

Entonces llego donde un amigo y le comento la jugada. No sé qué pensar, le digo. Y me contesta que 'no hay nada que pensar, el trasero de la Bruni es impecable y el de la otra es huesudo y plano'. Esto me conduce a una nueva dimensión. Ni siquiera se me había ocurrido comparar los traseros en esos términos. Le discuto, a mí me parece que Letizia tiene un trasero y una cintura que ya los quisiera yo para mí. 'Nada, nada', me dice, 'que no entiendes de culos'. Ejem, qué sabrá él.

Después escucho a Arcadi Espada y sus alabanzas de la Bruni, que no sólo le parece guapísima sino también inteligentísima (con estas palabras) y añade que por su cama han pasado tales personajes que su 'caché' está por encima de cualquier adjetivo (resumiendo).

Nada que ver con el diario francés Libération, que las tacha a las dos de barbies primeras damas, oye como si hubieran leído mi blog de anteayer...

Así que afirmo, contra todo parecer y sin ningún temor, que entre todos me han convencido de que:

1. La Bruni tiene mejor culo que Letizia.
2. La foto me gusta y aplaudo que vaya en portada.
3. La foto es machista y muestra en qué estan pensando los hombres, perdón, los directores de periódico.
4. Arcadi está picha loca por Carla, y le alabo el gusto.
5. Si la Barbie se tuviera que inventar ahora, sería morena y cantante. Al tiempo. Un descanso para las rubias y los tintes, de paso.
6. Me reitero en mis posiciones, no tengo ningún criterio y me contradigo sin problemas.

Y el broche final. Sarko bien estirado, tampoco está nada mal. Toma ya.

lunes, 27 de abril de 2009

Muñecas

Muñecas. El mundo está lleno de ellas. Unas son de verdad, como la Bruni. Otras son de poliuretano, como la amante de Michel Piccoli en Tamaño natural, de Berlanga (1973). Algunas son modelos que se meten una almohada en la barriga y hacen ver que son mujeres embarazadas y perfectas, y sino véase la publicidad de El Corte Inglés en www.aliamodapremama.es: metro ochenta, rubia embarazada de al menos siete meses, con los brazos al aire sin que le hayan salido grasas de más, y unos taconazos de diez centímetros que alguna descerebrada querrá imitar y se pegará un castañazo en perjuicio de su hijo futuro. Lo primero que te dice el ginecólogo, a medida que tu embarazo avanza, es que nada de tacones, que los tobillos se tornan frágiles y las caídas están al orden del día. Al loro si alguna se cae por imitar a la modelo de la foto, ahí tienen un caso de claro perjuicio por publicidad temeraria.

De todas, la única con la que no puedo competir es la muñeca de Piccoli. Porque es muda, porque no le viene la menstruación, porque no gasta por sí misma, ni bebe ni fuma, porque no se queja y porque la puedes guardar en un armario si te molesta, o dormir encima de ella sin que te aparte de un manotazo. La puedes manosear cuanto quieras y no te engorda con el paso de los años. Tamaño natural. Dimensiones fijas e imbatibles. Lengua mojada pero no mordaz.

Qué talento Berlanga. Si él hubiera sabido que su dentista Piccoli era un precursor, que sus muñecas acabarían siendo el sueño de un montón de norteamericanos y japoneses y haciéndose en serie como realdolls, por seis mil dólares y a la medida de tus deseos. No te pierdas las fotografías en www.elenadorfman.com. En Tokio también son prostitutas, y de la mejor clase porque ni se enferman ni pagan seguridad social. Tampoco necesitan vacaciones.

Tamaño natural. Modelos de revista o muñecas de laboratorio. Da igual. Ni envejecen ni pillan celulitis. Yo he pensado comprarme una y a continuación hacer un pacto con el diablo a lo Oscar Wilde. Que ella vaya cumpliendo años, y entrando en canas y arrugas, mientras yo me conservo como la Dorian Gray que soy. Eso sí, con mucho mundo interior.

miércoles, 22 de abril de 2009

El vicio de ser jefe

Alguna vez has tenido un jefe que valga la pena? Con el que te hayas casado, o mejor liado en plan Atracción fatal, o que te haya subido el sueldo a iniciativa suya? Uno que te haya cubierto en algún marrón, o incluso haya cargado con las culpas de algo que tú hiciste mal? O peor, eres jefe, o jefa, y nunca has hecho nada de todo eso por ninguno de tus empleados?

Que sepas que si eres un mal jefe en Reino Unido te puede caer un ladrillo en la cabeza. Así les premian sus malas acciones. En Francia son más perversos, les encierran en su despacho y echan la llave. Claro que si tu jefe es un workaholic del método francés ni siquiera se dará cuenta. Los americanos son los más cibernéticos: introducen las críticas en Twitter, como hace el marido de Demi Moore con los cotilleos sobre su mujer.

Yo he de confesar que me quedé con las ganas de gastarle alguna pifia a mi primer jefe, Oliver, por los momentos buenos pero sobretodo por los malos. Había días en que me despertaba pensando 'y si hubiera un asesinato de Oliver en la oficina? la policía nos interrogaría a todos los que trabajamos aquí, y llegaría a la conclusión de que todos teníamos alguna razón para odiarle... jeje, sería un caso difícil de resolver...'.

Leo en Expansión que el máximo responsable de BP -British Petroleum-, Bob Horton, cayó de su puesto a raíz de la sátira que sobre él sacó un periódico local, relacionándole con Pol Pot y con Napoleón. No está mal. Yo había pensado en un lío de faldas para Oliver, pero como no los tenía visibles, me lo tendré que inventar, porque no me veo lanzándole un ladrillo por la ventana de su casa ni encerrándole en los lavabos de la facultad donde, secretamente, sé que imparte clases en la actualidad.

Y sino quiero jugármela, sólo tengo que sentarme a esperar. Como dice Lucy Kellaway, casi todos los jefes acaban por meter la pata sin ayuda.

lunes, 20 de abril de 2009

Déjame entrar

Oskar es un crío que está aterrorizado por sus amables compañeros de colegio, que le amenazan le pegan y le ridiculizan llamándole 'cerdito' en cualquier momento. Oskar no responde a los maltratadores, porque le parece que son muchos y porque él es un pequeñajo sin músculos ni agallas, se cree. A cambio, acuchilla los árboles frente a su casa mientras les pide que chillen.

Eli no es una niña. Es una vieja con rostro de niña y ojos verdes que no pasa ni frío ni calor, ni come galletas. Se alimenta de sangre humana y trepa por las paredes como si fuera el mismísimo Satanás.

Que surja el amor entre esos dos enigmáticos y atormentados vecinos es pan comido. Lo difícil será separarlos. Eli es la fuerza de Oskar, y Oskar es la humanidad de Eli. Así que se complementan tanto que a los dos les duele.

Y todo lo que tiene que hacer Oskar con Eli es dejarla entrar. Así de sencillo. Let the right one in, han traducido del sueco al inglés. En español, Déjame entrar, de Tomas Alfredson.

Si estos dos críos entran en tu vida, ya no les dejarás ir. Son tan creíbles que al salir del cine lo único que deseas es que, si tu hijo tiene problemas de acoso escolar, se encuentre con una Eli de ojos verdes que le arregle la vida.

jueves, 16 de abril de 2009

una tele a tu medida

Zetapé me tiene mosca con esto de la supresión de la publicidad en la tele pública. Me pregunto si es una medida progre o carca, liberal o rabiosamente izquierdista. Como antes que él se inventó Sarco esto de que las privadas paguen un canon para sostener a la pública, y a cambio la pública no compita con ellas, qué cosas, me ha dado por pensar que Zetapé está liberalote y se ha echado el mundo por montera imitando a su homólogo gabacho, con perdón.

El hecho de que en Onda Cero esta mañana todos los periodistas que escriben para La Razón se felicitaran por la medida, coincide con mi argumento. Zetapé se ha echado al monte del liberalismo. Claro que, puestos a ser liberal, también podría haber decidido privatizar el Ente de Radio Televisión Española. Eso, al menos, es lo que predica Esperancita Aguirre que haría con Telemadrid si le dejaran.

Y hala, unos y otros, entre felicitación y felicitación por la medida, se dedican a opinar que, ahora que la tele pública ya no tendrá que competir con las privadas (Tele5 y Antena3 descorchando botellas de champagne francés) podrá por fin competir por 'la excelencia' en los contenidos. No tendrá que pelearse por las audiencias y podrá dedicarse al 'servicio público' y a ofrecer una tv 'de calidad'.

Y digo yo, desde cuándo la calidad no la deciden las audiencias, o sea el público? Y si resulta que lo que la gente pide ver, y lo que realmente ve, no son los documentales de la 2 sino los reality shows y las tertulias del corazón? Qué hacemos, educamos a la gente para que vea programas de supuesta calidad, o les dejamos que se relajen y pongan en la pantalla lo que más les divierta después de ocho horas trabajando, tres horas bregando con los niños y una hora en la cocina?

miércoles, 8 de abril de 2009

el placer del diván

En el primer trabajo que tuve, mi compañera de despacho y yo fantaseábamos con la idea de que Oliver, nuestro jefe, no irrumpiera cada media hora en nuestro habitáculo sin pedir permiso ni llamar a la puerta, como si fuera un ciclón, y nos enviara las instrucciones de lo que quería que hiciéramos por escrito. Un papelito deslizado por debajo de la puerta hubiera estado bien. No imaginábamos que nuestro sueño estaba a punto de cumplirse del todo.

Hoy en día, cuando le tienes rabia a un compañero de trabajo, no hace falta que le pidas a la cara un informe o le des un aviso. Puedes enviarle un mail aunque esté a dos minutos de tu oficina. Y lo mejor es que no se lo suelen tomar a mal. Cosas del progreso.

Después hemos ido mucho más allá. Ya no hace falta salir al super para hacer la compra. Ni tocar un mueble con tus manos antes de encargarlo. Ni reunirte con tus colegas de Amsterdam cuando puedes llamarlos por videoconferencia.

Sin embargo, qué hubiera sido de Woody Allen o de Tony Soprano sin el diván? Cómo montar una escena tragicómica con tu psicoanalista, si está al otro lado de la web? Es mucho menos visual. Y no sé qué tal sea de efectivo. Pero también hoy es una realidad. Puedes psicoanalizarte por internet.

Así que, se acabaron los desplazamientos incómodos y aparcar el coche en casa de tu psicólogo. Desde tu domicilio o desde tu oficina, todo lo que necesitas es una conexión a internet y una silla desde donde cómodamente le cuentes tus fobias y tus inquietudes. Y según leo, es online, o sea que con suerte hasta te puede ir respondiendo a modo de charla. Claro que, los psicoanalistas no se caracterizan por hablar mucho, sino por cobrar y apuntar, cobrar y apuntar. Al menos en las pelis. Pero hablar hablar... hablas tú. Como dice Jorge Añón, psicólogo de Buenos Aires, para El País, "No se trata de curar nada, sino que la cura es una consecuencia derivada del conocimiento de uno mismo".

A mí ya me queda futurista todo esto. Vale que el jefe te reclame los deberes por escrito. Vale que felicites a una conocida su cumpleaños por el facebook, en vez de descolgar el teléfono. Pero el placer de pillar un buen diván y, de vez en cuando, interpelar a mi psicoanalista para ver si me está escuchando atentamente, a ése no renuncio. Ni a un buen libro de papel tampoco, por cierto.

Buena Pascua!

lunes, 6 de abril de 2009

La teta asustada

Una mujer indígena canta en quechua y narra en la canción la historia de su vida. Las violaciones, las humillaciones, los ultrajes. A través de la música -y supuestamente de la leche materna- le transmite a su hija un miedo irracional hacia los seres humanos, de modo que Fauna no puede quedarse a solas con ningún extraño sin salir corriendo. El síndrome de la teta asustada.

Para mitigar sus miedos, Fauna se introduce un tubérculo en la vagina. Patata que cobra vida propia y que tiene que ir podando de raíces cada cierto tiempo, como quien se mete una flor en sus cabidades más íntimas. Es el método que mejor la protege, piensa Fauna, de los males que atacaron a su madre.

Fauna tiene que trabajar para llevar el cuerpo de su madre a que descanse en el pueblo donde ella se crió, y no en esa Lima polvorienta y gris que ella habita. Para eso, consigue un trabajo de sirvienta de blanquitos, a cargo de una famosa pianista que le piratea sus canciones quechuas. La blanquita la llama Isidra, sin la menor consideración porque para ella todas estas indígenas deben de ser iguales, se llamen como se llamen en realidad; después le promete unas perlas de nada y la estafa dejándola tirada en mitad de la noche y en mitad de la calle.

Si tienes prisa, esta película te sobra. Pero si quieres perderte en ese Perú indígena que tan lejos te queda, déjala que fluya. Aún con algunos estereotipos o clichés demasiado marcados para mi gusto, Claudia Llosa -directora y guionista- ha hecho un magnífico trabajo con Magaly Solier -la prota-. Y de paso, se ha ganado el León de Oro en la Berlinale. Enhorabuena.

viernes, 3 de abril de 2009

Transembarazado

Rubén es un chico en apariencia normal. Pero por dentro sus ovarios le delatan. Y más ahora, que está embarazado de nueve o diez semanas. Su mujer, Esperanza, le lleva unos dieciocho años, tiene las trompas ligadas, está de baja por depresión y en unos meses será la madre de un bebé que ella no parirá. Será Rubén quien dé a luz, después de haber interrumpido su hormonación masculina para dar paso a una fertilización in vitro y fusionar su propio óvulo con esperma de donante anónimo, como marca la ley. Su embarazo es de alto riesgo, en parte porque Rubén es epiléptico.

Una vez haya sido madre, digo padre, seguirá con el tratamiento hormonal que deberá culminar en un cambio de sexo integral, es decir, le extirparán los ovarios. Y antes de eso, ya se habrá inscrito en el Registro Civil su cambio de nombre, porque hasta ahora mismo aún figura como Estefanía. Pero para cuando nazca el bebé, él espera que el cambio esté hecho, de modo que él figure como padre y Esperanza como madre. Sólo que Espe no será la madre biológica, así que no sé cómo cuernos se come eso.

Rubén lo ve claro. "Estoy en mi derecho de tener hijos. Vamos a ser un padre, una madre y dos hijos -es que vienen gemelos-. No veo el problema". Si Ferrín Calamita, nuestro querido juez católico, pudiera pillar este caso. Qué pena que siga inhabilitado.

Y no. No es el próximo guión de Almodóvar. Es la vida misma, por Juan Diego Quesada, en El País.

jueves, 2 de abril de 2009

Arantza for President

A ratos me parece una heroína de leyenda. Guapa y rubia, que no siempre van unidos, tímida y valiente, joven y madura, madre de familia numerosa y próxima Presidenta del Parlamento Vasco. Es Arantza Quiroga. Se le murió su compañero de partido, el concejal popular de Rentería José Luis Caso, a escasas manzanas de su casa. "Me entró tal pánico que me metí en la cama con mi madre. Fue una sacudida brutal, la sacudida del 'podías haber sido tú'". Sus padres le dijeron 'vete al extranjero, desaparece', y ella dijo que se quedaba. "Allí nació el compromiso real".

Y a ratos me parece un personaje inquietante. Es cuando leo declaraciones suyas como éstas: "Estoy de acuerdo con el Papa, el preservativo no es la solución. Falta formación, yo a mis hijos les explicaré qué es el acto sexual y qué significado tiene.... Yo nunca usaría el preservativo". Y "Desde que el PSOE está en el Gobierno, es difícil decir lo que piensas sin que parezca que eres una freaky. Parece que mi opción de vida es algo a extinguir, a veces me siento agredida".
El País Domingo 20/03/09, Joseba Elola.

Sus hijos, los cuatro en el colegio del Opus Dei.

miércoles, 1 de abril de 2009

La subinspectora

Esta mañana me esperaban en el Fisco. No es nada personal. Es que el Fisco a veces te requiere para que colabores en delatar a otros infractores. No te pagan ni nada de eso: lo llaman deber ciudadano.

En mi caso, se trata de un ex-proveedor de la empresa para la que trabajo. El tío es un pirata, por lo que yo sé. Y el Fisco coincide en mi apreciación. No sé en qué marrón se ha metido, pero nos han requerido un montón de documentación referida a él. Documentación que hemos tenido que buscar, recopilar, fotocopiar, y llevar al Fisco. El poder de la Administración.

No tengo claro quiénes son los malos en este caso. Una abogada siempre tiene que tener claro a quién defiende. Los otros siempre son los malos. Pero aquí no defiendo a nadie. Sólo llevo información y cumplo con mi deber de empresa cooperante.

Como me he enterado que nuestro ex-proveedor ha dejado tirados a sus trabajadores, decido que el malo es él. Y así, de paso, relajo a la Subinspectora, que controla desde el primer momento que estoy de su parte.

-Pues no sé, pero nos ha llegado la información de que ha montado otra empresa con otro socio. Lo sé porque nos ofreció sus servicios desde la nueva empresa. Pero los rechazamos. Sonaba a tufo- le digo, con la sonrisa de quien comparte información privilegiada. Ahora soy colega de la Subinspectora.

La Sub tiene como diez años menos que yo, por lo menos, unas oposiciones para toda la vida, y una altura que no supera la media española femenina de los setenta. Arruga la frente cuando busca datos en su ordenador, y se recoloca las gafas de pasta.

-¿Y no sabrías decirme cómo se llama esa nueva empresa que ha montado? Esta información que me das es de vital importancia, como te imaginas- me dice.

Alerta. Me puedo meter en líos por darle más información de la necesaria? Para qué le he contado lo de la nueva empresa? Ah, sí, que el tío era un pirata. Recuerdo que me han dicho que no pagó a sus empleados y cerró el chiringuito a la brava.

-Pues no tengo ese dato -le respondo intrigante- pero le puedo decir en qué pueblo están, no puede ser muy difícil encontrarles. Y de todos modos, si localizo el nombre la llamo enseguida.

Sonríe ufana. Por fin alguien que le abre las puertas de su casa. Mientras, le pone todo tipo de pegas a la documentación que le he aportado. Falta un sello aquí y una firma allá. No me puede entregar simplemente una copia de todo lo que le aporto, tiene primero que comprobar los papeles uno por uno, y poner un sello por página. Podemos estar toda la mañana, pienso yo, pero me callo.

-¡María! ¿Puedes venir? Hazme una fotocopia de su carnet, y sella todas estas copias, página a página. Mientras yo voy redactando la diligencia -le dice.

-Pero... ¿todas las páginas quieres sellar?- le dice la otra joven subinspectora. Yo pensé que sería una secretaria, pero aquí no hay de eso. Es sólo su colega del despacho de enfrente.

-Todas -le responde mi Subinspectora. -Si termino la diligencia, te ayudo.

Pero claro, dada su minuciosidad, termina de redactar la diligencia una hora más tarde. Pensé que habría escrito un manifiesto. Son sólo dos páginas y media que tenemos que firmar con cuatro datos. Los repasa otra vez. Yo los veo bien. Son las dos y media de la tarde y me quiero ir a comer. Ella todavía encuentra un pequeño fallo. Vuelta a imprimir.

Finalmente firmamos la dichosa diligencia. Quedo en que le sellaré los papeles y volveré con ellos de nuevo. Ah, no, que se los queda. Está bien, le haremos otra fotocopia gratis. Otros cien folios de nuevo, esta vez firmados y sellados. Total...

Salgo contenta. Comparado con el cubículo de la Subinspectora, cerrado entre cuatro paredes, sin luz natural y cuyo máximo colorido es un paraguas en el suelo de tonos chillones, mi oficina, con ese cacho de luz natural que le asoma por la izquierda según entras, me parece ahora el despacho de la presidenta de la Coca-Cola. Al menos es mi cutredespacho sin igual.

Y todavía más. He colaborado para que la emprendan contra un chorizo de tantos. O eso me ha parecido a mí.