my time is now (Nike)

PASA PASA ESTÁS EN TU CASA

COMO EN TU CASA



jueves, 28 de enero de 2010

la bolsa o la vida

Un día y una hora cualquiera. Una mujer entra en una clínica privada de la mano de su marido. Van a ver qué tal anda su bebé de doce semanas. Ellos ya le llaman bebé, pero es un fetito de nada. Formado, pero fetito.

Nerviosos ante la cámara que le enfoca, ruegan a la doctora que trate de verle el sexo. La doctora sonríe amablemente y hace lo que puede, mientras efectúa las comprobaciones que ella considera imprescindibles. El pliegue nucal, el sonido del corazón, la distribución de los miembros del cuerpo en formación, el tamaño y forma de la cabeza. Sigue y sigue con las comprobaciones. En un cierto punto de la prueba, llama a otra doctora para verificar sus comprobaciones. A la pareja ya no le interesa el sexo de su bebé, sólo quieren saber qué está pasando. Cuando terminan las comprobaciones, ya no sonríe nadie. El feto tiene un cromosoma de más. El número trece.

Sigue una autorización del seguro médico para realizar una biopsia en ese centro tan exclusivo y sin pagar. Sigue la espera de cuarenta y ocho horas. Sigue la confirmación telefónica de lo peor y una cita con la doctora para explicarles lo que viene después. Se dirigen al centro médico con todo el miedo metido en el cuerpo y preparándose para los acontecimientos, pero para su sorpresa, antes de ver a la doctora tienen que pasar por el departamento de Atención a la Paciente. Qué otra cosa más importante que conocer los resultados de la biopsia puede haber, se preguntan ellos. En ese amable departamento les recibe una señora pija y muy bien vestida, que les pregunta qué hacen allí. Venimos porque la doctora X nos ha derivado a usted. La señora pija llama a la doctora X, que le confirma que lo que ellos necesitan es una ILE. Ah, dice ella, ya comprendo. Necesitan que les pase el presupuesto de una ILE. Una qué, pregunta la paciente. Perdone, una Interrupción Legal del Embarazo antes de la semana 13. Nosotros le llamamos ILE para abreviar. Normalmente no las cubren las mutuas de seguros, por eso necesitamos que vean el presupuesto antes de ver a la doctora. El presupuesto los deja con los ojos de pasta de boniato. Cuatro mil euros. Y esto no lo cubre la mutua, dice usted? Miren con la suya, contesta la señora pija, pero la mayoría de ellas no lo cubren, y el cliente, claro, si lo tiene que pagar de su bolsillo, pues es mucho dinero, ya lo comprendemos. Por eso les facilitamos el presupuesto, por si quieren hacerlo en cualquier otro centro más económico. Pero, dice la paciente, es que yo vengo a esta clínica de toda la vida, mi ginecóloga está aquí, todo mi historial está aquí, las pruebas se han hecho aquí, y si ahora me voy a otro centro, quién sabe cuántas más pruebas, cuántos más doctores, cuántos otros presupuestos... y el tiempo corre, sabe usted? Ya, ya me hago cargo. Evidentemente nosotros se lo podemos hacer, claro que sí, pero sólo les damos el presupuesto antes para que lo piensen. No tienen que decidirlo ahora. Sí, sí tenemos que decidirlo ahora, señora pija, piensa alterada la paciente.

La pareja hace sus cálculos angustiada y deciden de dónde sacarán los cuartos para pagarlo si fuera necesario. Y ya con esos cálculos hechos y seguros de poder afrontarlo, bajan a escuchar lo que la doctora tenga que decirles. La doctora no habla de dinero, simplemente les explica lo del cromosoma y lo de la ILE.

Al día siguiente se presentan en el hospital y le dicen a la administrativa pija de admisiones, ya familiarizados con el término y sintiéndose más cómodos con esa palabreja que con la verdad, que vienen a realizar una ILE. La administrativa de admisiones no les encuentra en la lista. Es que vienen por lo privado? Sí, porque no sabemos si la mutua aceptará, no hemos tenido tiempo de preguntar... Sí, sí, comprendo, dice la administrativa pija. Pero entonces pasen a la planta séptima, allí les harán el ingreso.

Suben hasta la séptima, donde otra administrativa pija les explica que, una vez ingresen el total de los 4.000 euros, les dará una habitación y avisará al personal para que preparen la ILE. Lo que pasa es que no nos dio tiempo a pasar ni por el banco, con las prisas, así que ahora le podemos dar 2.000 euros de la tarjeta y el resto a la salida, le parece bien? Podría ser el resto por transferencia esta misma mañana?, dice la administrativa pija número dos. Sí, llamaremos al banco ahora mismo, en cuanto nos den la habitación y desde allí, no se preocupe usted. Ok entonces, dice ella ya más relajada. Si les avisa el banco de que ha hecho la transferencia, por favor podrían acercarse a avisarnos? Sí, piensa la paciente, mientras me meten pastillas en la vagina para que expulse a mi hijo y me pinchan un suero en la mano izquierda, no se preocupe que me queda la derecha para bajarme aquí en zapatillas y en bata de quirófano a avisarla usted de que ya han cobrado.

Y sino qué? pensaron al salir de allí. Esperas, colas, más informes, más médicos, más días en la barriga de ella. Todo se redujo a dinero. Todo fue rápido y eficaz. Me podría haber pasado a mí. Estamos en sus manos.

viernes, 22 de enero de 2010

los hombres grises


No sé si leer Momo, de Michael Ende, a los catorce años, consiguió que tuviera aversión por los trajes grises y por los hombres y mujeres que debían llevarlos, como si fueran presos de sí mismos, o bien esa tirria por el color gris y la textura de las chaquetas de oficina se debió a mis primeros años entre bufetes de abogados. Probablemente lo uno llevó a lo otro y así se fueron entremezclando en mi cabeza las ideas contrarias al control del tiempo y la medición de la rentabilidad. No sé si Michael Ende conocía ya en 1973, cuando publicó su libro, los fabulosos métodos de los bufetes norteamericanos para medir el tiempo dedicado a sus clientes en unas hojas de tiempos llamadas 'time sheet'. Sí, suena a tiempo de mierda, que es lo que es, paradojas de la pronunciación.

Este mes he descubierto otra joya, El hombre del traje gris. Aunque es un libro escrito en los cincuenta, y que recrea el ambiente de la sociedad americana de esa época, lo ha reeditado en 2009 Libros del Asteroide, con prólogo de J. Franzen. Y la verdad, que no puede ser más actual.

Al igual que me pasaba con Momo, lees algunas frases de El hombre del traje... y te das cuenta de lo poco que hemos cambiado en sesenta años. Si acaso, nos hemos hecho más cínicos. Ya no creemos en las bondades del trabajo ni en en eso de que las ocupaciones te harán libre. Los hombres de la época de Tom Rath, el protagonista de la novela, sí creían en esas cosas. Por eso él se sentía tan desubicado en un mundo que le había decepcionado a través de la guerra.

La mujer de Tom, Betsy, en cambio, sigue siendo una luchadora ilusionada y vital, sin los sentimientos de superioridad y distancia que da el cinismo. Ella cree en la virtud del trabajo a destajo, en los hombres dueños de imperios empresariales que han levantado su país, y cosas similares. Claro que Betsy es ama de casa. Y hoy ya no quedan tantas amas de casa cándidas y positivas, siempre con una palabra de refuerzo para el marido y una copa de bourbon para cuando llegan a casa.

Tom reconoce que le importan un pito los trabajos en los que se mete, excepto porque los pagan bien y él necesita dinero para mantener a toda su prole. Sus entrevistas de trabajo se parecen mucho a las de ahora, todos mienten y cada uno viene a decir lo que el otro quiere escuchar. Sin embargo, cuando tiene que decidirse entre ser millonario y tener una vida privada, ahí vienen los dilemas.

La novela se podía haber escrito anteayer. Tom podía haber sido un abogado o un publicista del siglo veintiuno, y haberse topado con un jefe igual de workaholic que el suyo, que se comiera su tiempo libre a bocados.

Al final, la opción la tenemos en nuestra mano cada uno. Siempre que no hayamos nacido en Haiti.

lunes, 18 de enero de 2010

Por qué besamos las mujeres?

Si vas a ponerle los cuernos a tu marido, ten cuidado, llegan las DECOFE, Detectives Comando Femenino, y son implacables. Probablemente ya estén en el mercado español y ni tú ni yo nos hayamos enterado hasta ahora. Una de sus fundadoras cuenta que trabajaba para una sociedad de detectives masculina desde los 16 años, pero empezó a ver que su trabajo no daba nunca frutos, y no entendía el porqué. Hasta que decidió investigar a sus propios compañeros hombres, y descubrió que vendían los reportajes a los investigados.

Se lo contó a su jefe bien indignada, y le dijo que o ellos salían de la oficina, o ella recogía sus cosas. Y adivinas, no? Se quedó en la calle. Ahí fundó esta agencia femenina de detectives, donde los hombres no están admitidos como personal confiable. Si estás en paro y eres fémina, atenta al dato. Podría ser la próxima aventura de tu vida, detrás de una peluca y un teleobjetivo en tu anillo de casada.

Melina Paco, la detective en cuestión, dice que no se fía de los hombres porque se venden al mejor postor y les da igual la finalidad del asunto, si el investigado paga más por las fotos cambian de cliente. Y que, en cambio, las mujeres son más fieles al proyecto y a sus ideales.

Sin embargo, cuando ella empezó la mayoría de casos investigados eran de hombres infieles, y ahora se ha dado la vuelta la tortilla. El 70% de los casos que investigan son de mujeres infieles. Ahí le cambia un poco la mueca orgullosa del rostro, porque no sabe qué pensar del asunto. Pero así es.

Y yo me pregunto: nos hemos vuelto más frívolas, más independientes, o más seguras de nosotras mismas? Por qué los engañamos cada vez más? Y si los engañamos, es para deshacer nuestra relación de pareja y reiniciarnos, como un ordenador viejo que se apaga y se autoinstala un nuevo programa, o bien se trata de sexo por sexo, o de sexo por ternura, o de sexo por pasión, y no queremos ni pensamos en dejar a nuestro partner?

Me he puesto a pensar y entre mis amistades y conocidas he encontrado los siguientes casos. Tengo a la infiel que empezó por aburrimiento de su matrimonio y se ha enamorado hasta las trancas, pero mantiene que no quiere dejar a su marido. Hoy me encontré con otra, que sí ha dejado al suyo después de quince años juntos y una niña muy pequeña, porque no lo aguantaba más y porque además ha aparecido otra persona en su vida y está enamorada como una colegiala. Y hombres que han vuelto a casa de su madre porque su mujer les dejó tirados conozco unos cuantos también (al margen, me pregunto porqué los hombres se vuelven a casa de la madre cuando se divorcian, dios). Se acabó el pobrecita chica que se queda con dos niños y una ridícula pensión alimenticia porque su marido se largó con la fulana de la secretaria/enfermera/asistente personal.

Luego están las pelis. Meryl Streep se acuesta con su ex cuando él se vuelve a casar. Y seguidamente le cambia por un arquitecto de mejor pasta moral en No es tan fácil. Y los hermanos Coen han vuelto a la carga con un tipo al que su mujer deja por un rabino cuando menos se lo espera, en Un tipo serio. Chicas, estamos definitivamente de moda, en toda edad y religión.

Dicho lo cual, y a pesar de todos los lugares comunes, yo sigo pensando que la mujer cuando besa es que besa de verdad, y a ninguna le interesa besar por frivolidad. Olé.

jueves, 14 de enero de 2010

Atrapados


Nunca quise ser un hombre. Eso es una ventaja en los tiempos que corren, y más aún en los que corrían antes. Escuché que un señor se hizo la operación de cambio de sexo después de los cincuenta y varios hijos. Siempre quiso tener ovarios y no pene.
Los transexuales han pasado de ser unos bichos raros y vestidos de putas y putos para convertirse en gente como tú y como yo, pero atrapada en un cuerpo que no corresponde a su pensar y sentir.

Hace algunos años España se puso a la cabeza de las legislaciones más pioneras en este sentido, y permitió que se pudiera cambiar la identidad en el DNI sin siquiera tener que cambiar de sexo quirúrgicamente. A mí en concreto me pareció un disloque. Cuerpo de hombre, carnet de mujer? Pero quién soy yo para hablar de algo que me suena tanto como los osos de Alaska?

Pues aquí estoy, hablando de los osos en Alaska, osadía la mía, pero no lo he podido evitar al escuchar por todas partes cómo un menor de 16 años se sometía a este tipo de cirugía, viendo convertirse su pene en vagina antes de llegar a los 18 años.

El chico llevaba dos años de tratamiento psiquiátrico, endocrino y hormonal, o sea desde los 14, y ha pasado por la autorización de sus padres y de un juez. Ahí es nada. Afirma su médico, Iván Mañero, que su paciente se sentía mujer desde los 4 o 5 años. Y afirma también que cuanto antes se realiza la operación es mejor para detener el crecimiento hormonal del sexo que se quiere cambiar. Por lo que mejor a los 18 que a los 16. Claro que, esto me lleva a pensar, pues bueno si lo tenía tan claro desde los 5 años, por qué no operarle a los 12 en vez de a los 16? Dónde está el límite, si es que tiene que haber uno? Es el discernimiento del chaval? Porque si es por eso, los jueces están obligados a escuchar a los menores desde que tienen 12 años en cualquier procedimiento que les afecte. Claro que a partir de los 13 pueden tener sexo consentido con un adulto sin que se penalice al adulto. Y desde los 14 son penalmente responsables de sus actos. Desde los 16 pueden trabajar e independizarse, tomar la píldora del día después y abortar sin consentimiento de nadie. Y por último, a los 18 pueden fumar, beber, conducir coches y votar en las elecciones.

Yo lo único que espero es que mantengamos la cordura y que un juez sea siempre el que tenga que dar vía libre a este tipo de serias e irreversibles intervenciones. Ni me fío de los padres ni de los jurados populares. Qué le voy a hacer.

lunes, 11 de enero de 2010

Sexo a los 58


Si estás a punto de cumplir cincuenta y tantos y tu vida no remonta, no te inquietes, detrás de la próxima escena del guión que estás escribiendo con piernas y brazos puede estar esperándote un maromo de dimensiones descomunales en todos los sentidos. Sólo tienes que abrir los ojos, no aburguesarte excesivamente y, lo más importante, pillarte una buena borrachera de champagne. Bueno, lo segundo es contradictorio con lo tercero. Creo que lo único que vale es que te tires a la piscina sin flotador.

Es lo que le pasa a Meryl Streep en su última peli No es tan fácil, en donde descubre que a los cincuenta y ocho también se puede tener sexo y hasta otra oportunidad con los hombres auténticos.

Un Alec Baldwin más fondón de lo habitual y un Steve Martin inyectado de botox y desprovisto de expresión facial se la disputan hasta hacerla suya, cada uno a su modo. Y ella, que está más resplandeciente que a los cuarenta y con una sonrisa y una piel que todavía parecen naturales, se dedica a hacer un montón de cosas incorrectas por primera vez en su vida. Nunca es tarde si la dicha es buena.

Que todo eso es una tontería, ya lo sé. Pero la vida a veces también está llena de tonterías, y es bueno reírse con ellas. Muy recomendable si te quieres divertir y sobretodo si eres mujer o quieres entenderlas. Abstenerse sesudos e intelectuales.

jueves, 7 de enero de 2010

de entuertos y desentuertos


El hit del momento es la seguridad aeroportuaria, cómo evitar el tema? Después de meterle los dedos por debajo del sujetador a una amiga mía que volvía de NY para comprobar que no llevaba explosivos en los senos, la policía eslovaca ha conseguido burlar todos los controles de maletas posibles y colar unos explosivos en un vuelo hacia Dublín desde un pequeño pueblo a unos cuantos km de Bratislava, la capital.

Resultó que estaban realizando un adiestramiento de perros y detección de explosivos, e introdujeron en las maletas de ocho amables e ignorantes pasajeros nueve cargas explosivas, cada una de ellas superiores a la que portaba el nigeriano que acobardó al mundo el 25 de diciembre en Detroit.

Antes de despegar, los perros habían hecho su trabajo y habían detectado las ocho maletas sospechosas. En cambio, la policía olvidó que en una de esas maletas había dos cargas explosivas y no una. Así que la maleta continuó con su explosivo rumbo a Dublín. Allí aterrizó el avión el sábado pasado, el amable electricista eslovaco propietario de la misma la recogió en el cinturón de equipajes y se la llevó a su casa. Una vez en el hogar, sacó los regalos para su mujer y sus hijos, su ropa, y guardó la bolsa en el trastero, si es que tenía uno. Hasta que varios días más tarde, en concreto el martes, se le aparecieron varios geos al uso, rodearon un perímetro de su casa superior a un kilómetro, desalojaron a todos sus habitantes, y entraron en su casa a desactivar la bomba. Ahí es nada. Por si fuera poco, decidieron llevárselo detenido hasta tanto no comprobaran que no era un terrorista.

Las versiones oficiales abundan y los bochornos también. Si yo fuera eslovaca, no sabría qué pensar. Pero si fuera primera ministra de algún país o jefa de la policía de fronteras, mucho menos aún.

Feliz entrada de año y que los reyes magos te regalen una vida tranquila y sin muchos sobresaltos. O divertida, tú verás. Eso, y un escáner de rayos x.