Tú crees que cuando buscas en google 'bodas' o 'escándalo Murdoch' te aparece lo mismo que a mí? Pues te equivocas, y no depende sólo del día y la hora en que introduzcas la palabra en tu ordenador, sino de tu ordenador mismo. Ese que te acompaña día sí día también, que te consuela cuando no tienes ni perro que te ladre y te busca amantes virtuales para que no te sientas solo en las noches frías. Ese, en realidad, es tu espía. Te analiza y procesa la información que le confías calladamente, y el día menos pensado te conoce mejor que tu pareja y hasta que la madre que te parió.
Roger Cohen lo cuenta estupendamente para el suplemento New York Times que trae los jueves El País. Tiene que ver con un algoritmo que las búsquedas utilizan para individualizarte y tratarte de modo personalizado. Conocen tus gustos y tus filiaciones políticas, de modo que la información que te ofrecen cuando quieres ampliar tus conocimientos es más de la misma cuerda. En vez de llenarte la cabeza con ideas opuestas a las tuyas, lo que podría contrariarte, te bombardean con más de tu misma forma de pensar el mundo. Si eres de derechas, tu búsqueda sobre el cambio climático no dará los mismos resultados que si le has demostrado al ordenador que eras de izquierdas -o lo que quede de eso-. Y si eres ecologista, pues no encontrarás lo mismo sobre la tala de árboles en Islandia que si eres el jefe de una petrolera.
De este modo, igual que los de derechas escuchan las tertulias de Onda Cero y los de izquierdas las de La Ser -resumiendo mucho- porque lo que quieren es reforzar lo que ya sabían y así se quedan más contentos, y leen El País o el ABC en función de las mismas variables, y jamás he visto a nadie que termine una discusión pensando diferente a como la empezó, pues Google ha optado por la misma variante: darnos la razón.
Dice Cohen citando a Halpern en un artículo titulado Control Mental e Internet en The New York Review of Books que una de las "numerosas consecuencias insidiosas de esta individualización es que, al adaptar la información que recibes a la percepción que tiene el algoritmo de quién eres, una percepción que elabora con 57 variables, Google te dirige hacia el material que reforzará con más probabilidad tu propia visión del mundo, tu ideología y tus convicciones".
Información individualizada igual a ciudadanos idiotizados y ensimismados en sus propias creencias. Así que tampoco la red nos abre fronteras, sino que nos convence de que somos los más listos de la clase y nuestras ideas las mejores.
Intentar salir de ahí sería como si Truman -por El show de Truman- hubiera conseguido romper el papel de azul cielo que vestía el final de su mundo.