my time is now (Nike)

PASA PASA ESTÁS EN TU CASA

COMO EN TU CASA



miércoles, 31 de agosto de 2011

Humana for Africa


Antes cuando volvía de vacaciones, me sumía en una profunda depresión durante varios días. Días en los que planeaba dejar la vida sedentaria y de una ponerme a escribir una novela exitosa, o bien irme a Africa a cuidar niños pobres como todas las famosas. Hasta una vez conseguí irme de pruebas con una ONG sospechosa llamada Humana. Sí, todavía existe, y vende ropa usada que tú les regalas para quitártela de encima. Nos llevaron de proyecto piloto a una granja en Dinamarca que era de lo más variopinto. Yo tenía unos 30 años y ya me vi mayor para la aventura. Seis meses aprendiendo en esa granja a cuidar la tierra -llena de bichos, por cierto-, a hacer labores del hogar por turnos tipo gran hermano -yo por entonces ya tenía una chica que venía por horas a limpiar mi propia casa de vez en cuando- y a alimentar ganado y pedir donativos entre el tráfico de Copenhague a diez o veinte bajo cero. Una avispa y una cucaracha danesas me hicieron ver que aquéllo no iba a ser lo mio. Un amigo también.

Ahora cuando vuelvo de vacaciones agradezco el silencio reinante a mi alrededor. Una computadora para mí sola, un aire acondicionado para mí sola, cafés con leche sin el peligro de que nadie los derrame y unas horas para poder pensar en algo que mida más de medio metro.

Hoy recordaba las cosas que ya no vuelven. Las madrugadas de baile sin consecuencias ni condiciones. Y cuando la responsabilidad era eso que adquirías sólo en horas de oficina.

lunes, 29 de agosto de 2011

ropa de dormir


La vida está llena de matices y hecha de detalles. O no? Mientras hacía de nuevo la maleta de la vuelta a casa, quitando la arena de los zapatos y guardando los bikinis para otra ocasión, en el armario estaba ese camisón adolescente que conservo desde hará unos veinte años. Cada verano, yo sabía que no tenía que llevar prendas para dormir a casa de mi madre, porque ella me proveía de mi camisón favorito. Cien por cien algodón, de tiritas y con unas flores blancas sobre fondo igual de blanco. Me venía en todas las circunstancias, embarazada y sin embarazar, adolescente y adulta, soltera y casada... Así que yo, cada verano, ponía de todo en mi maleta menos camisón. Y cuando me volvía a casa, guardaba todo menos el camisón blanco, que se lo llevaba ella hasta el próximo verano.

Esta vez me lo guardé en la maleta de vuelta a Barcelona. Y a mi madre la metí también, sin tener que decirle adiós en la puerta.

lunes, 15 de agosto de 2011

Los ausentes de Maya Fritts


Dice Juan Gabriel Vásquez en su última novela El ruido de las cosas al caer -premio Alfaguara- "Y eso fue lo que pasó: que estaba sola, me había quedado sola, ya no había nadie entre mi muerte y yo. Ser huérfano es eso: no hay nadie por delante, uno es el siguiente en la línea. Es su turno. Nada cambió en mi vida, Antonio, yo llevaba muchos años sin ellos, pero ahora ellos ya no estaban en ninguna parte. Era como si se hubieran ausentado. Y como si me miraran, sí, esto es difícil de explicar, pero me miraban, Elaine y Ricardo me miraban. Es dura, la mirada de los ausentes."

Yo lo que digo es que llegué a mi casa de verano, no porque sea mía sino porque de tanto alquilarla se ha tornado propia en cierto sentido engañoso, y mi hijo abrió todas las puertas ufano y mirando por las esquinas, tratando de encontrar a alguien que se hubiera escondido para sorprenderle. Y exclamaba 'hay alguien, hay alguien!?'. Le pregunté que a quién buscaba sabiendo la respuesta, y me dijo que 'a mi abuela' y yo le dije que ya no estaba su abuela. Y entonces preguntó por la amiga de su abuela y le dije que tampoco este año había venido. Y entonces él, con toda naturalidad me preguntó 'pero están todos muertos?'. El primer verano sin ti. Y estás por todas partes, como los ausentes de Maya Fritts.

Cuando he terminado de leer El ruido de las cosas al caer, lo he vuelto a comenzar. Es lo que tiene el verano, que puedes regodearte también en los placeres.