my time is now (Nike)

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COMO EN TU CASA



miércoles, 26 de noviembre de 2008

hoy por la mañana

El día ha empezado bien. A mi hijo le está saliendo su primer diente. Yo no lo vi ni esta mañana ni anoche, pero mi madre me llamó ahora al trabajo para contármelo. Ya soy madre de un niño con un diente incipiente, y hace nada no era ni madre, ni tenía marido, ni tenía novio, ni perrito que me ladrara -que conste que no me gustan, yo soy más de gatos-.

Mientras escribo, en el despacho de al lado hablan de seguros. Yo soy la risk manager de la compañía, entre otras cosas. También soy mi propia secretaria y mi propia becaria, y no tengo más roles porque me deshago de todos los marrones que puedo. Un día escuché a un amigo, un maestro más bien, que decía que los grandes son los que se dedican a avivar el fuego para que otros trabajen, y una vez avivado el fuego se van a descansar y disfrutar de la vida. Yo pensé que de mayor quería ser uno de esos. A lo mejor es que ya soy mayor...

Tengo más de treinta y menos de cuarenta.

Voy a por un café y sigo. Voy a esconder esta pantalla por si alguien se acerca a mi mesa a dejarme algún regalito. O llámalo encargo laboral. Soy abogada. Me ha costado muchos años asumir que soy abogada y me gusta. En realidad, me he dado cuenta de que me gusta trabajar, en esto de las empresas, las multinacionales malvadas y sin escrúpulos, desde que he sido madre. No hay nada como tener un niño llorando día y noche para querer llegar a la oficina desesperadamente. Resolver problemas jurídicos es mucho más fácil que saber qué tetina de biberón se utiliza a los tres meses, con cuál no se ahoga tu hijo, cómo conseguir que no tenga cólicos, cómo conseguir que aprenda a dormir sin torturarle, por qué se asusta cuando le bañas, y un sinfin de manualidades para las que no hay escuela que valga.

Definitivamente me voy a por el café. Esto me gusta. Siempre me agradó hablar de mi misma, pero tiene más morbo pensar que alguien podrá, quizá, leerte. Lanzar tus pensamientos al ciberespacio, y hala, a navegar. Soy abogada, pero quería ser escritora. Está claro, no? De escritoras frustradas está lleno el mundo.

De hecho publiqué una novela, en las peores condiciones económicas, es decir poniendo dinero, qué cosa tan vergonzosa. Mi madre me dijo que escondiera ese detalle, pero yo decidí que me honraba no ocultarlo. Todavía no he ido a por el café, es que esto engancha.

Ya lo tengo. Trabajo para una multinacional. Habrá quien piense que las multinacionales son lugares fríos, inhóspitos, dominados por la ecuación rentabilidad/tiempo. Y tienen razón, que lo son. Pero al menos en las multinacionales, o en la mía, se fabrican cosas. En la mía motos. Motos? Qué sabré yo de motos? Ni un pimiento, pero eso no importa tanto si estás en el servicio jurídico. Lo que quería decir es que al menos aquí se fabrican cosas que puedes tocar con tus manos. Hay un trabajo detrás que es tangible, material. Y porqué digo esto? Porque yo vengo del mundo de los despachos de abogados. Pero no de cualquiera, de los top.

Cuando estaba en Madrid, asqueada en un despacho de diseño y rodeada de brujas y gente con apellidos larguísimos y que hablaban inglés como los ángeles de Oxford, me llamó un heahunter o cazatalentos. Quieres irte a vivir a Barcelona? Pues claro que quiero. Cualquier cosa para salir de este agujero, pensé. Lo peor fue cuando me dijo la empresa que se interesaba en mí. Bueno, más que en mí, en mi perfil. Un despacho de abogados, me dijo el muy cretino del head..., pero de los top five. No te puedo decir cuál, pero está entre los mejores de España. Dios, pensé, otra vez??? Pero es que no me puede salir nada menos glamuroso? Estaba harta de apellidos ilustres y gente que hablaba idiomas y sabía poco derecho. Estaba harta de vender humo. Pero lo cogí. Era mi billete a Barcelona, mi traslado gratis de muebles y casa, mi ticket para otra vida es posible.

No digo que todos los abogados de despachos grandes sean así. Pero es que yo tuve un jefe, al que llamaremos Oliver, que no tenía ni sabía distinguir ley aplicable de foro competente. Que no te suena a nada? Bueno, será que no has estudiado derecho. Pero él sí que tenía la carrera. Eso sí, era un maestro de las relaciones públicas y convencía a cualquier empresario de que sabía de lo que no sabía nada. Una vez en una reunión social le preguntaron a una amiga común si el tipo era normal, y ella dijo muy seria 'es que es superdotado'. Así era Oliver, infradotado para casi todo menos las relaciones públicas y un cretino integral. Pero aprendimos más de la vida con él que en diez masters que hubiéramos pagado.

Algún día seguiré hablando de Oliver. Total, esto es para mí y el que no quiera aguantarme el rollo que lo cierre, es perfecto así.

Decía que a mi hijo le ha salido un diente. Es un bebito precioso y que ha conseguido por fin conciliar el sueño. Después de seis meses casi y medio durmiendo a trompicones, ahora nuestra vida se parece, poquito pero se parece, a la que teníamos cuando nos casamos. Los fines de semana podíamos leer la prensa, desayunar en silencio, dar un paseo después, comer en un japonés o en casa, y en fin, descansar del mundo por un rato, quizá ver una película. No estoy diciendo que ahora podamos hacer todo eso como si tal cosa, hay todo un trabajo detrás de levantar al bebé a las ocho, cambiarle, darle de comer, jugar con él, pero oh maravilla sobre las diez o diez y media se va a hacer una siesta que puede llegar a la hora y media. Y en ese tiempo mi marido se levanta -puedes deducir quién se levantó a las ocho- compra la prensa, yo me ducho, leemos, yo hago mis ejercicios posparto de meter abdómen -no sé cómo se llaman- y de suelo pélvico, y hasta nos arrullamos. No hemos llegado todavía a practicar sexo con regularidad después del parto, porque no encontramos el horario que nos convenga y siempre estamos demasiado ocupados en otras cosas, pero estamos en camino y conseguimos reírnos de ello.

Enlazando con esto, yo antes me quejaba de que en el sexo teníamos que invertir más tiempo en los detalles, ya se me entiende, y ahora con el niño por medio el tiempo se achica así que mi satisfacción se convierte en una quimera. En esto, y sólo en esto, me gustaría mucho ser hombre.

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