La nueva Gandhi ya está en su casa. Ha vuelto a comer tras un mes de huelga de hambre, y se ha reunido con sus hijos menores de edad y con su madre. Al menos eso dice la prensa.
Probablemente mañana seguiremos hablando de Aminatu, para ver cómo se encuentra su salud deteriorada, si ha sufrido alguna vejación por parte del Gobierno marroquí, cómo fue el encuentro con la familia, si la están respetando.
Al día siguiente de mañana, lo más probable es que las redacciones de los medios de comunicación internacionales den con alguna otra noticia truculenta con que alimentarnos. Otro golpe en la cara de la derecha más fascista, quién sabe. Los medios locales se deleitarán con algún nuevo atropello a según qué periodista de pro que sienta que España se rompe sobre sus costillas. Qui lo sa.
Y Aminatu? Bueno, quizá alguna columnita allá en la última página de internacional. Seguirá con su vida, si la dejan, y Hillary Clinton pedirá a Moratinos que deje de molestar con causas menores, con la que les está cayendo en el lejano Oriente.
Ban Ki Moon quizá continúe su lucha por la resolución de autodeterminación del Sáhara Occidental. Pero, con todos mis respetos, a quién le importa lo que haga este coreano?
Y la vida seguirá su curso. Inteligente aunque tardía solución la de Marruecos, que ha
impedido que muera una heroína del siglo veintiuno y la silenciará dejándola en paz. O eso espera.
4 comentarios:
¡Joder, cómo lo bordas!Eso es: no hay nada más viejo que un periódico de ayer. De la radio y la televisión ni te hablo.
un cordial saludo y a seguir dando caña...
pmt
Es verdad Manuela, la prensa quiere carnaza y cuando lo de ayer pierde interes... ¡a buscar mas carnaza!.
Muy bonito y actual tu post. Hace pensar. Un beso Lola
A la empresa solo le interesa el morbo.. tienes razón ya todos nos olvidaremos de los problemas reales.. y que haremos.. ver la nariz de la belen esteban y ver como pese a todo sigue siendo horrorosa..
Saludoss!
pues sí..en una semana se nos olvidó.Desgraciadamente en una semana tambien se olvidan aquellas víctimas de asesinatos que tantas páginas llenan en su momento, que tantos comentarios repulsivos nos generan en su momento, aquellas de las cuales ya ni nos acordamos de sus nombres pero que ya no están en la cosas más cotidianas de la vida como el cumpleaños de un hijo, el teatro navideño del otro , acompañar al médico a su madre o esas cosas tan simples de las que se compone la vida.
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