Si te pones a pensar en tu juventud, uff la juventud, sí, eso que te pasó volando antes de que te llegaran los hijos y dejaras de dormir y de vivir una vida propia, te acuerdas de cómo le conociste? de cómo rayos te conquistó? de cuándo fue el primer beso y el primer revolcón? si te sigue dando la mano después de haberte puesto una lavativa en la sala de partos, es que la pasión se transformó en amor sincero, pero volvamos atrás... tú eras aquella chica hippy que quería tener niños antes de los treinta y parir en casa sintiendo todo el dolor filial saliendo de tu cuerpo? y criar al niño amamantándole hasta que se destetara solito? o bien eras de las que pensaba que no hay nada que un buen biberón y una buena canguro no puedan solucionar?
Porque una y otra tienen cabida en la misma obra teatral y seguro que en la vida real también. Y hasta en una misma cabeza. En cuanto a los hombres, parece que nos siguen en nuestras decisiones antes y después de parir. Pero también los hay del tipo hombre libre y sin ataduras a la par que dulce y amoroso -cuando lo pillas- o bien hombre para todo y por todo que te obedece sin chistar y no te lo quitas de encima ni con agua caliente, hasta que te la mete doblada -o no-.
Oxigénate y vete a ver la obra que está en la Sala Gaudí de BCN hasta el 25 de marzo. Llorarás de la risa si eres cualquiera de esos modelos o todos en una/o.
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