my time is now (Nike)

PASA PASA ESTÁS EN TU CASA

COMO EN TU CASA



viernes, 28 de noviembre de 2008

Salir por piernas

Genial, diputado Guardans, ya sabía yo que esto de que la presidenta Aguirre saliera por piernas al aeropuerto, sin esperar a su comitiva en Bombay, traería cola. Pero qué hubieras hecho tú? Eres antes la presidenta de la Comunidad de Madrid, y como tal te quedas hasta que salga el último miembro de tu delegación contigo -como Ignasi afirma que hará con su delegación, cual capitán de barco, ha dicho- o eres mujer y esposa y madre antes que nada y te largas con calcetines y, en cuanto a heroicidades, las justas?

tu vecino de al lado

Imagina que detrás de cada persona hay una historia. Pero no una historia cualquiera. Una sórdida, o violenta, escondida, prohibida, innegable pero inadmisible.

Suponte que el compañero que tienes al lado, en tu trabajo, con el que compartes mesa y cigarrillo cada día, en vez de ser un respetable padre de familia y contable de profesión, es un asesino en serie que por las noches se pone una media en la cabeza, de su mujer, y se dedica a violar y asesinar a personas. Personas que odia porque odiaba a su padre, o a su madre. Como en un thriller.

Proponte un ejercicio similar y síguele esta tarde, cuando salgas de trabajar. Espíale cuando llegue a su casa, y si besa a su mujer en la frente, mirándole por la ventana. Quédate en su vida a ver si es quien dice ser, o si es un farsante.

Porque la vida está llena de farsantes y de personas que no son quienes dicen ser, ni viven como dicen vivir.

Pues bien, cuando hayas hecho la prueba, y veas que no ha sucedido nada, que tu vecino de mesa es más vulgar que un cuatro y que no tiene más vida que la de un contable, échate a reír y convéncete de que se ha enterado de que sospechas, y que por eso está actuando como si fuera normal.

jueves, 27 de noviembre de 2008

día inhóspito donde los haya

Amaneció y en mi cama se podía tocar el frío por debajo de las sábanas. Faltaba calor humano rozándome las piernas. Encendí la calefacción del cuarto -no me gusta dormir con la calefacción del cuarto encendida- y me volví a sumergir entre las mantas, por un ratito chiquitito más, pero ya no conseguí conciliar el sueño de nuevo. Mi hijo dormía con su abuela, qué mejor compañía, así que nada más le escuché llorar sobre las doce de la noche, cuando nos estábamos acostando los mayores, y corrí a calmarle y ponerle un chupete. Pero confieso que después me he colocado los tapones de espuma y me he dispuesto a dormir sin interrupciones. Todo un lujo de madre primeriza.

Como ya no conseguía conciliar el sueño y los minutos avanzaban, decidí empujar mi trasero hasta la ducha y, por una vez, llegar con cierta decencia horaria a la oficina. No es que siempre llegue tarde, pero llego a tiempo por los pelos. Será el tráfico. En la radio seguían ofreciendo información sobre el atentado en Bombay y la suerte de Esperanza Aguirre, la presidenta de la CCAA de Madrid, que se ha salvado de los atentados rozándolos de cerca, al parecer. Esperancita daba hoy una conferencia de prensa al llegar al aeropuerto. Carlos Herrera se lo agradecía desde su programa en Onda Cero, porque especulaba con que no es la mejor opción para alguien que se ha escapado del hotel como ha podido, ha enfilado a un aeropuerto casi secuestrado y ha puesto fin al periplo diplomático en un avión rumbo a Madrid, llegar y tener que hablar para la prensa. Yo más bien considero que ella conseguirá sacarle tajada al asunto, permitiéndome esta frivolidad, y marcará puntos como política de raza que es. Animal político, qué dos palabras juntas.

Herrera. Siempre escucho a Herrera al despertar, y después le sintonizo en el coche rumbo a mi oficina. Porque tiene una voz tan radiofónica y tan potente que te envuelve, y el tono jocoso, y las palabras que se inventa, y el acento de andaluz viajado, y la sorna del bon vivant, es lo que se diría todo un tiarrón, no? Qué palabra fea que me ha salido. Varonil, macho, suenan mejor? En fin, es una voz erótica, y punto. Nada que ver ni con Francino ni con Del Olmo, no hay parangón. Las tardes son más de mujeres, no? Gemma Nierga, Julia Otero, antes Concha García-Campoy...

Pues bueno, que yo por equilibrar mis pensamientos y tener una cabeza bien amueblada, compenso la lectura de El País con la tertulia de Onda Cero matutina, así cotejo dos versiones de lo mismo, a veces antagónicas. Ah, y por las tardes si tengo ocasión pongo a Gemma y su Ventana en la Ser. De modo que Onda Cero, con Herrera, me sirve para equilibrar mi parte progre, que la tengo.

Pero esta mañana ha sido demasiado. Herrera tiene algunos comentaristas que me entusiasman. Se llaman Calleja, que es de los mejores, pero también Arcadi Espada, que va muy sobrado de sí mismo pero igual soy fan, especialmente de ese acento tan particular que tiene y que a otro le quedaría de tonto pero a él le favorece, le da un punto sexy (me refiero a sus erres), a otro de La Vanguardia que ahora no recuerdo el nombre, Lucía Méndez tampoco está mal... Sin embargo tiene otros que me dan mucha pereza.

Javier Carabaggio, Mamen Gurruchaga y algún otro comentaban esta mañana los atentados de Bombay, recogiendo el hilo que perdí, y su resumen del asunto era que estamos en una guerra del terrorismo islámico contra Occidente, contra nuestros valores, contra nuestro modo de vida, por cierto una guerra que por supuesto nosotros no hemos empezado, sino los binladen de turno... y ya, ahí se quedó el análisis.

Sintonicé a Francino en ese momento, a punto de romper la radio que estaba -a veces les grito a los tertulianos mientras cambio de marcha en el coche, espero que no se me note desde los coches ajenos, claro que ahora como todo el mundo va hablando solo porque conectan con el altavoz de sus móviles no sería nada raro-, y me pareció más razonable su análisis, menos simplista al menos.

Me gustaría haber escuchado el resumen de Ignasi Guardans desde Bombay. Por lo visto varios eurodiputados también cayeron en el fuego cruzado de los terroristas, de una delegación que él preside, pero me perdí sus comentarios. Otro que tal baila. No dudo que haya pasado un buen susto, pero tampoco dudo de que lo aprovechará en lo que pueda para figurar en todas las tertulias que pueda. Sólo que en este caso me alegro más, porque Guardans es un animal político por descubrir, y con una de las cabezas mejor amuebladas en la mayoría de asuntos que le he escuchado. Se lo he dicho creo que más de una vez, qué pena que seas nacionalista chaval, porque te daría mi voto a pesar de todo!

Imagino que esta noche, esta madrugada, ayer por la mañana, habrá habido muchos más ataques terroristas por el mundo, algunos en Somalia, otros en Bagdad, otros en Kabul, quién sabe cuántos más. Pero en España sonaron los de Bombay con extra bombo, y es que estaba allí Esperanza.

Qué putada es esto de la información. Lo que no es noticia no lo es y punto. Y dicen que las multinacionales son frías. El mundo lo es. Si mueren un puñado de negros a quién le importa, no es portada ni hay reportaje. Tienen que ser muchos miles para que empiecen a contar. Pero un blanco basta para cambiar las páginas de un periódico a última hora. Creo que lo enseñan hasta en la escuela de periodismo.

El día sigue gris y helado, más helado que gris. Y el diente de mi hijo sigue pugnando por salir. Anoche lo vi, es una puntita blanca chiquita, que sólo descubres si le abres bien el labio inferior mientras él sonríe.

miércoles, 26 de noviembre de 2008

hoy por la mañana

El día ha empezado bien. A mi hijo le está saliendo su primer diente. Yo no lo vi ni esta mañana ni anoche, pero mi madre me llamó ahora al trabajo para contármelo. Ya soy madre de un niño con un diente incipiente, y hace nada no era ni madre, ni tenía marido, ni tenía novio, ni perrito que me ladrara -que conste que no me gustan, yo soy más de gatos-.

Mientras escribo, en el despacho de al lado hablan de seguros. Yo soy la risk manager de la compañía, entre otras cosas. También soy mi propia secretaria y mi propia becaria, y no tengo más roles porque me deshago de todos los marrones que puedo. Un día escuché a un amigo, un maestro más bien, que decía que los grandes son los que se dedican a avivar el fuego para que otros trabajen, y una vez avivado el fuego se van a descansar y disfrutar de la vida. Yo pensé que de mayor quería ser uno de esos. A lo mejor es que ya soy mayor...

Tengo más de treinta y menos de cuarenta.

Voy a por un café y sigo. Voy a esconder esta pantalla por si alguien se acerca a mi mesa a dejarme algún regalito. O llámalo encargo laboral. Soy abogada. Me ha costado muchos años asumir que soy abogada y me gusta. En realidad, me he dado cuenta de que me gusta trabajar, en esto de las empresas, las multinacionales malvadas y sin escrúpulos, desde que he sido madre. No hay nada como tener un niño llorando día y noche para querer llegar a la oficina desesperadamente. Resolver problemas jurídicos es mucho más fácil que saber qué tetina de biberón se utiliza a los tres meses, con cuál no se ahoga tu hijo, cómo conseguir que no tenga cólicos, cómo conseguir que aprenda a dormir sin torturarle, por qué se asusta cuando le bañas, y un sinfin de manualidades para las que no hay escuela que valga.

Definitivamente me voy a por el café. Esto me gusta. Siempre me agradó hablar de mi misma, pero tiene más morbo pensar que alguien podrá, quizá, leerte. Lanzar tus pensamientos al ciberespacio, y hala, a navegar. Soy abogada, pero quería ser escritora. Está claro, no? De escritoras frustradas está lleno el mundo.

De hecho publiqué una novela, en las peores condiciones económicas, es decir poniendo dinero, qué cosa tan vergonzosa. Mi madre me dijo que escondiera ese detalle, pero yo decidí que me honraba no ocultarlo. Todavía no he ido a por el café, es que esto engancha.

Ya lo tengo. Trabajo para una multinacional. Habrá quien piense que las multinacionales son lugares fríos, inhóspitos, dominados por la ecuación rentabilidad/tiempo. Y tienen razón, que lo son. Pero al menos en las multinacionales, o en la mía, se fabrican cosas. En la mía motos. Motos? Qué sabré yo de motos? Ni un pimiento, pero eso no importa tanto si estás en el servicio jurídico. Lo que quería decir es que al menos aquí se fabrican cosas que puedes tocar con tus manos. Hay un trabajo detrás que es tangible, material. Y porqué digo esto? Porque yo vengo del mundo de los despachos de abogados. Pero no de cualquiera, de los top.

Cuando estaba en Madrid, asqueada en un despacho de diseño y rodeada de brujas y gente con apellidos larguísimos y que hablaban inglés como los ángeles de Oxford, me llamó un heahunter o cazatalentos. Quieres irte a vivir a Barcelona? Pues claro que quiero. Cualquier cosa para salir de este agujero, pensé. Lo peor fue cuando me dijo la empresa que se interesaba en mí. Bueno, más que en mí, en mi perfil. Un despacho de abogados, me dijo el muy cretino del head..., pero de los top five. No te puedo decir cuál, pero está entre los mejores de España. Dios, pensé, otra vez??? Pero es que no me puede salir nada menos glamuroso? Estaba harta de apellidos ilustres y gente que hablaba idiomas y sabía poco derecho. Estaba harta de vender humo. Pero lo cogí. Era mi billete a Barcelona, mi traslado gratis de muebles y casa, mi ticket para otra vida es posible.

No digo que todos los abogados de despachos grandes sean así. Pero es que yo tuve un jefe, al que llamaremos Oliver, que no tenía ni sabía distinguir ley aplicable de foro competente. Que no te suena a nada? Bueno, será que no has estudiado derecho. Pero él sí que tenía la carrera. Eso sí, era un maestro de las relaciones públicas y convencía a cualquier empresario de que sabía de lo que no sabía nada. Una vez en una reunión social le preguntaron a una amiga común si el tipo era normal, y ella dijo muy seria 'es que es superdotado'. Así era Oliver, infradotado para casi todo menos las relaciones públicas y un cretino integral. Pero aprendimos más de la vida con él que en diez masters que hubiéramos pagado.

Algún día seguiré hablando de Oliver. Total, esto es para mí y el que no quiera aguantarme el rollo que lo cierre, es perfecto así.

Decía que a mi hijo le ha salido un diente. Es un bebito precioso y que ha conseguido por fin conciliar el sueño. Después de seis meses casi y medio durmiendo a trompicones, ahora nuestra vida se parece, poquito pero se parece, a la que teníamos cuando nos casamos. Los fines de semana podíamos leer la prensa, desayunar en silencio, dar un paseo después, comer en un japonés o en casa, y en fin, descansar del mundo por un rato, quizá ver una película. No estoy diciendo que ahora podamos hacer todo eso como si tal cosa, hay todo un trabajo detrás de levantar al bebé a las ocho, cambiarle, darle de comer, jugar con él, pero oh maravilla sobre las diez o diez y media se va a hacer una siesta que puede llegar a la hora y media. Y en ese tiempo mi marido se levanta -puedes deducir quién se levantó a las ocho- compra la prensa, yo me ducho, leemos, yo hago mis ejercicios posparto de meter abdómen -no sé cómo se llaman- y de suelo pélvico, y hasta nos arrullamos. No hemos llegado todavía a practicar sexo con regularidad después del parto, porque no encontramos el horario que nos convenga y siempre estamos demasiado ocupados en otras cosas, pero estamos en camino y conseguimos reírnos de ello.

Enlazando con esto, yo antes me quejaba de que en el sexo teníamos que invertir más tiempo en los detalles, ya se me entiende, y ahora con el niño por medio el tiempo se achica así que mi satisfacción se convierte en una quimera. En esto, y sólo en esto, me gustaría mucho ser hombre.