my time is now (Nike)

PASA PASA ESTÁS EN TU CASA

COMO EN TU CASA



viernes, 30 de enero de 2009

el busca basuras

Yo a partir de hoy, y por lo que me pueda venir, he decidido tirar mi basura en casa del vecino. Ya he ideado un plan. Como ellos no están por las mañanas, pienso colarme por su terraza tres días por semana y depositar allí mis residuos orgánicos e inorgánicos. Al cuerno con el reciclaje, no soporto las imposiciones cívicas. Y que le den a mi vecino ecologista, seguro que él tiene mejores contactos que yo para resolver el entuerto.

Y es que me he enterado de que en San Sandurní d'Anoia, o sea a cuarenta kilómetros de casa, están multando a los vecinos que no reciclan sus basuras. Hay un concejal independiente que es el encargado de medioambiente, y cual empleado de Greenpeace -vayan por delante todos mis respetos- ha decidido erigirse en controlador de residuos del vecindario local. Así que uno o dos días por semana, no recuerdo, pasan tres operarios por los basureros del municipio e inspeccionan los deshechos del personal. Eso quiere decir que abren las basuras incorrectamente depositadas, cual gato hambriento, y buscan papeles que puedan incriminar a los vecinos de la zona. Una facturita de teléfono, de la luz, una carta del gimnasio o de tu amante, cualquier cosa vale para identificar al dueño de la basura, darle por infractor e imponerle, acto seguido, una multa desde el Ayuntamiento.

El Ayuntamiento se acoge al derecho de revisar las basuras que están en un lugar público, como puede ser el container de la calle. El concejal del PSC dice que eso viola la intimidad de los ciudadanos.

Yo no sé cómo posicionarme en esta guerra. Quiero tener conciencia ecológica. Quiero vivir en un mundo maravilloso, como los de Gas Natural. Quiero coches que no contaminen, con Obama a la cabeza del cambio energético. Pero uff, cuando se trata de buscar un contenedor para reciclar las pilas que gasto o los medicamentos caducados, las dificultades me convierten en una infractora de la peor calaña. Mi vecino todavía no sabe de lo que soy capaz.

miércoles, 28 de enero de 2009

Es la economía, estúpido

Ya sé que la frase está un poco manida, pero es que... es la economía, estúpido!

Mientras Obama discute su programa económico, probablemente el más caro de la historia, en el Congreso norteamericano, nosotros aquí tenemos nuestro Plan E. Por cierto, alguien sabe en qué consiste? O al menos, qué significa la E? Es de Economía, de España, de Europa, de Estado, de Estúpido, de ERE?

No vi ni la mitad del programa Tengo una pregunta para Ud., pero el poco zapping que hice pillé a Izaskun preguntando si ZP le daría trabajo, a un sacerdote que quería saber si ZP pensaba que el embrión es un ser humano, otro que quería saber cuál era el error que reconocía ZP y una chica en paro que no tenía preguntas pero quería respuestas. En resumen, nada de terrorismo, nada de huelga de jueces, y ni tan siquiera el espionaje político en Madrid interesó un pimiento a los españoles. Será que los políticos/periodistas van por un lado y el país por otro?

Lo que más pasmada me tiene es que coincido con Arcadi Espada en que, a pesar de que ZP/Solbes no nos advirtieron del marrón económico que nos venía encima, sino todo lo contrario, no parece que nadie les eche la culpa de la falta de previsión y la ausencia de un plan B. Bueno, ahora tenemos un plan E. Claro que Rajoy/Esperanza/Gallardón/Cospedal tienen tanto que espiarse los unos a los otros que no les queda tiempo para ocuparse del adversario.

Entretanto, en CIU han aprovechado el apagón para quitarse de encima al moderado Guardans en Europa, y poner en su lugar a un independentista comme il faut, un tal Tremosa, conocido en su casa a la hora de comer, o no. Esquerra, que no quiere que le pise nadie su liderazgo soberanista/independentista/pacifista, ha puesto a otro radical a sueldo del partido, y de paso ha declarado que el suyo no es un independentista de salón. El punto es, se distanciará ahora Guardans de Convergència, y si lo hace en qué dirección será? La foto Guardans/Tremosa que traía ayer El País mostraba toda la hipocresía que la política se puede permitir. O no.

Bajando más al terreno que me es conocido, en el sector del metal caen chuzos de punta. Trabajo en las oficinas de una fábrica, y, al igual que Ignatius en la Conjura de los necios, tengo un piso de arriba donde están los que dirigen y un piso de abajo donde están los que producen. Los que producen han dicho que no tragan con un ERE temporal a no ser que los que dirigen también se vayan al paro temporal. Y en esas que un directivo colega mío me dice ayer que porqué tiene él que ir al ERE como los operarios, que él ha estudiado para que no le pasen estas cosas tan mundanas, y que si los de abajo no tienen estudios y no pueden aspirar a más que él qué culpa tiene. Le traté de explicar algunas cosillas sobre solidaridad e igualdad de oportunidades, pero no sé si me estaba escuchando o haciendo números. Tampoco se ponen de acuerdo en si los mayores de 54 años tienen que ir al ERE, porque les puede afectar más en sus derechos de jubilación, pero no hay consenso en excluirles. Y es que, cuando a uno le tocan la cartera, se le escapan los principios por el agujero del bolsillo.

Si al final Dios existe, lo mejor que podría hacer en estos momentos es subirse al bús ateo y darse una vuelta por sus propiedades, para que se entere de cómo está el patio trasero de su casa.

lunes, 26 de enero de 2009

calle Revolución

A pesar de que en el cine no se ha traducido el título de la última película de Sam Mendes, Revolutionary Road, sí lo han hecho, en cambio, con la novela que Yates escribió en los años sesenta, como Vía revolucionaria. Así que porqué no voy yo a poder traducir también el título como más me apetezca.

El caso es que los Wheeler se instalan en el campo, en una apacible e idílica casita de pareja recién casada que piensa tener varios hijos, con la mala suerte de que el nombre de la calle sea Revolutionary Road, abiertamente en contra de la vida clasemediera que ellos se disponen a vivir.

Kate Winslet renuncia a ser actriz, y no porque su marido se lo prohiba, sino porque su carrera profesional no acaba de despegar como a ella le gustaría. Luego se pone a tener hijos y ya se sabe, adios a los sueños de bohemia. Di Caprio es un comercial que trabaja para la misma empresa en la que trabajó su padre hasta que murió, sin que nunca ningún directivo de esa empresa recordara siquiera su nombre, a pesar de que el hombre se dejó la piel en ella. No quiere acabar igual que su padre, pero va por el mismo camino si quiere mantener la casita en el campo y a los dos hijos que le ha dado Kate.

En cuanto a los hijos, no sé de qué se quejan sus padres. Son dos querubines maravillosos que tan sólo aparecen en escena en dos o tres momentos de dicha familiar. En las disputas más agrias de pareja y las noches de insomnio, los niños desaparecen como por arte de magia.

Pero aquí la fuerza motriz de la película es Kate. Ultimamente no paro de ver películas en que las mujeres llevan el mando de la nave y los hombres son meros ejecutores enamorados de superwoman. Ellas son inteligentes, insatisfechas, exigentes, guapas y realistas. Ellos son guapos, y no todos, además de críos o neuróticos. Y lo que más me preocupa es que pueda ser algo más que un estereotipo norteamericano.

Kate no se resigna a que su vida sea despedir a su marido por las mañanas, hacer las tareas del hogar, recoger a los niños del cole y cocinar la cena para todos antes de irse a dormir. Me recordó a la Julianne Moore de Las Horas, encerrada en su cápsula de cristal. Di Caprio tampoco quiere ser un don nadie toda su vida, claro. Quién quiere serlo? Pero se comporta como todos, quejándose de su condición de esclavo de multinacional, en su cubículo profesional codo con codo con tres compañeros más de trabajo, y dedicándole miraditas a la secretaria de turno para compensar el sinsentido que vive entre esas paredes.

Hubiera sido un chico como los demás, de no casarse con Kate la insatisfecha, que le propone un trato revolucionario. Y si abandonan sus vidas de don nadie y se arriesgan a perder o ganar?

Pensar en que uno estaba dotado para grandes cosas, pero se quedó en el camino a causa de los niños, la hipoteca, el salario a fin de mes, es una cosa. Y otra bien distinta es decidirse a cambiarlo todo. A poner tu día a día patas arriba y volver a empezar.

Y si encuentras que no había nada mejor que hacer con tu vida que lo que hiciste?

viernes, 23 de enero de 2009

Búscate un espía

El País destapa una red de espionaje local. Gallardón la emprende con Esperanza y da por hecho que la información de El País es cierta. Aguirre amenaza con querellarse contra Gallardón si da por supuesto un espionaje público y a su cargo. Rajoy no sabe no contesta, pero Cospedal dice que irán hasta el final. González Pons mira para otro lado. Y ZP les dice a todos que ya saben a quién -y no dónde- tienen que mirar.

Y va Javier Carabaggio, periodista de El Mundo, esta mañana y dice que espiar no es delito, a menos que se haga con dinero público.

O sea, que si mantienes una base de datos, informática o manual, que almacene información personal de la gente que conoces, sea la que sea, eso tienes que informarlo a la Agencia española de Protección de Datos, a no ser que quieras que te caiga una multa de hasta 600.000 euros. Pero si espías a los demás y redactas un informe y cobras por ello, eso no es delito?

Una amiga mía me contó hace poco que conoce a un chico que trabaja exactamente en esto. Sigue a gente, anota lo que hacen, sus movimientos, sus amistades, y redacta informes que le pagan empresas interesadas en esas personas. Y yo le dije que ese tío se había querido quedar con ella. Y ahora veo que soy una rematada ingenua. La Stasi no desapareció con el comunismo. Aunque pensándolo bien, quizá lo más fashion sea que te espíe alguien, ni que sea tu vecino enamorado de ti, no?

miércoles, 21 de enero de 2009

Ciudadana Manuela

Puede que a estas alturas ya estés hasta el moño de Obama y su discurso. Que te lo sepas todo y que quieras que alguien te hable de otra cosa. Bien, pues cambia de blog porque aquí hay más de lo mismo. En el día en que un hombre que se llama Barack Hussein Obama ha sido elegido Presidente de los EUA y ha jurado solemnemente su cargo, frente a un presidente del Tribunal Supremo tan nervioso que consiguió confundirse en el juramento -cargo para el cual el senador Obama le había previamente negado su voto-, o fue Obama quién se confundió?, no hay asunto en el mundo que me impida comentar su discurso. Ni siquiera el hecho de que mi empresa haya anunciado un ERE temporal, Ejercicio de Responsabilidad Empresarial donde los haya, y estemos ya en la cresta de la ola como todas las empresas del sector del metal, ni siquiera ese hecho puede afear mi encendido entusiasmo hoy. Qué son unos días de paro al año cuando el mundo puede cambiar y nosotros tenemos que cambiar con el? Estoy frivolizando con una situación que puede ser muy complicada para un montón de seres humanos que me rodean, y que me incluyen, pero es que hoy tengo derecho al optimismo.

A los Gobiernos enemigos del mundo occidental y que siembran el terror por donde van, les dijo que sus pueblos no les juzgarán por lo que destruyan sino por lo que construyan. Favreau tío, pero qué grande eres! Y que no íbamos a pedir perdón por nuestro modo de vida, sino que lo íbamos a defender. Ahí Bush reprimió una lágrima.

A los ciudadanos norteamericanos les recordó que no han perdido sus habilidades ni sus capacidades para trabajar duro y alto por ese país que levantaron ellos o sus abuelos. Chute de adrenalina directo a la vena. Sarkozy debió pensar en su silla 'eso ya lo dije yo y nadie me aplaudió tanto'. Bueno, que se olvide de su liderazgo, ha nacido una nueva estrella y ni diez carlas brunis podrán desbancar los primeros cien días de la nueva estarlette.

Habló de respeto y de responsabilidad para con los otros pueblos y ciudadanos que no son Estados Unidos. Habló para judíos, musulmanes, hindúes, cristianos y no creyentes. De llevar agua y caminos y electricidad a quienes no los tengan. Tuvo unas palabras para el cambio climático. Para la paz en el mundo, como la miss que es. Constató que el mundo ha cambiado y que tenemos que cambiar todos con el.

Dijo que no importa si el Estado es de un tipo o de otro. Lo que importa es si está ahí para llevar la Seguridad Social -lo dijo o es mi espejismo?- y la Sanidad y la Educación y las Comunicaciones a todos los norteamericanos.

Y recordó que hace sesenta años su padre ni siquiera hubiera podido entrar a comer en un restaurante en esa misma ciudad en que él estaba jurando su cargo como Presidente de los EUA. Un presidente que no sólo es de raza negra, sino que se llama Barack Hussein Obama. Esto último no lo remarcó él, es de mi cosecha porque denota una madurez del pueblo norteamericano que nosotros, con nuestro pretendido cosmopolitismo, no tenemos.

Lo demás es glamour y espectáculo. Siempre me deja atónita comprobar que la realidad americana es igual a la de las películas. Que Oliver Stone no tiene nada que imaginar, tan sólo mostrar lo que podía haber sido. Obama bajando de su coche tanque en un momento inesperado pero cronometrado al milímetro, saludando de forma coordinada con Michelle a izquierda y derecha, con ese caminar tranquilo de los héroes coronados, bailando con Michelle y destrozando todos los mitos de que los negros llevan la música en la sangre. Bush despidiéndose a pie de avión hacia su próximo destino privado...

Y la mala noticia es que, mientras Obama nos ponía los pelos de punta y nos hacía vibrar con su tremenda oratoria, el dinero, que no conoce de derechos pero sí de miedos y egoísmos, se guardaba en los bolsillos y las Bolsas caían estrepitosamente para recibir al nuevo Presidente negro y progre. Pues que les den a los especuladores, porque no pienso preocuparme por eso.

Yo ayer sentí que Barack me hablaba a mí también, que me podía tomar unas copas con él, fumarnos unos cigarros y hablar de derechos humanos mientras él firmaba el cierre de Guantánamo. Que otro mundo era posible, como dedujo Saramago. Y hoy me he despertado esperando que no fuera un sueño. Hoy me siento más ciudadana que persona. Quiero hacer patria!

lunes, 19 de enero de 2009

Cuando ella me encontró

Un padre judío está tratando de enseñar a su hijo cómo es el mundo y las personas que lo habitan. Para ello, decide ilustrarle con una enseñanza rápida y efectiva. Le lleva a la escalera de su casa, y le coloca en el primer escalón. El padre se sitúa un nivel por debajo, le abre los brazos y le anima a saltar. ¡Salta cariño, que papá está aquí para cogerte! ¡Confía en mí! El niño, confiando en los fuertes brazos de su padre, salta de un brinco sobre su papá. Después le coloca en un escalón superior, e igualmente le anima a saltar. ¡Salta valiente, confía en tu padre que te quiere! El niño duda, porque la distancia es más considerable que la anterior, pero aún así salta de nuevo, y de nuevo su padre le abraza antes de que llegue al suelo. Así siguen hasta el quinto escalón, desde donde el suelo dista ya casi un metro. Pero el niño ya no tiene ni que escuchar la voz de su padre para saltar, le basta con ver sus brazos esperándole para lanzarse al vacío. Sin embargo, esta vez su padre se aparta un segundo después de verle saltar, de modo que el niño se pega un gran leñazo, se rompe un par de dientes y se parte el labio superior. Desde el suelo y todavía paralizado por el susto, consigue preguntarle a su padre, que sigue ahí inmutable: Pero papá, ¿por qué te apartaste? Simplemente, el niño no puede creer lo que le ha pasado. Para que sepas, hijo mío, que no tienes que fiarte ni de tu padre.

Así comienza la última peli de Helen Hunt. Y digo que es de ella porque lo es en todos los sentidos. La ha escrito, dirigido y protagonizado, lo que se dice un papel a su medida. Y lo es, porque está magnífica. Un poco demacrada por los años, y porque no utiliza apenas maquillaje ni trucos para esconder unas arrugas que la ponen por encima de los treintaynueve años que tiene su protagonista. Claro que, puestos a elegir un personaje que encaje con tus posibilidades, yo también me hubiera quitado cuatro o cinco añitos, que es lo justo para que no se note y quedes de lo más bien.

Digo todo esto, pero no me he preocupado en saber qué edad real tiene la Hunt. Da lo mismo. El caso es que, como ayer me comentó una amiga, llega un momento en tu vida, pasados los treintaycinco, en que tienes que elegir entre cara o culo. Me explico. La que tiene un buen cutis y poca arruga, tiene el culo más gordo. Y Helen luce un cuerpo extraordinario, sin un mal gramo de grasa que le asome por debajo de la camiseta.

Su personaje se acerca peligrosamente a los cuarenta. Ha elegido un marido judío, como ella, pero con quince años de edad mental. Tiene dos madres sucesivas, un hermano, ningún amigo y un posible novio que ya pasó antes por las manos de Bridget Jones. Te acuerdas del abogado Darcy? Este chico se ha especializado en papeles de novio formal, pero al menos aquí no parece un memo sino solamente un neurótico. Eso sí, los dos protas masculinos resultan algo fondones para su edad.

Helen es, por supuesto, la más cuerda, racional e inteligente de todos los personajes. A excepción quizá de su hermano y de Salman Rushdie, el ginecólogo que la visita y trata de embarazarla por diversos medios. Pero son personajes más bien ocasionales.

Puestos a elegir peli que a una le gustaría escribir, ésta sería de mis favoritas.

viernes, 16 de enero de 2009

Daniela la estriper

Daniela es estriper, tiene 36 años y es valenciana. Al menos esos son los datos que circulan hoy por internet a todo trapo, desde que se ha sabido que esta valenciana hizo las delicias del personal de la cárcel de Picassent el pasado 2 de enero.

No está claro quién la contrató. No se sabe si cobró por ello, en un espectáculo que al parecer es tradicionalmente gratuito. Incluso las noticias sobre quién asistió al espectáculo son contradictorias. Hay quien habla de presos y hay quien habla de presos y presas. También escuché decir que hubo funcionarias de prisiones que se salieron de la sala abochornadas ante el cariz que estaban tomando las cosas, y otros artículos que dicen que allí sólo había vigilantes del sexo masculino. Como siempre, en internet cualquiera puede decir lo que se le antoja. Hasta una servidora.

Pero lo que sí parece que está claro es que una estriper estuvo en esa cárcel para celebrar con ellos la entrada del Año Nuevo. Que el número de presos que asistió al espectáculo rondaba los trescientos. Que algunos de esos presos lo eran por delitos contra la libertad sexual e incluso maltratadores. Que ella se quitó toda la ropa y se embadurnó de leche condensada, pasando rasito rasito de sus espectadores para que pudieran olerla y comérsela viva.

Y bien. No hubo altercados. Nadie disparó la pistola. Los presos se limitaron a mirar y cantar. Y los calentones, si los hubo, se los guardaron para ellos.

Ya podían tomar ejemplo algunos niñatos de despedida de soltero, que más de una estriper ha tenido que salir por piernas sin terminar el espectáculo para que no se la merendaran.

Por lo que a mí respecta, todavía no he asistido a un espectáculo de boys, pero sí me he llevado un boy a casa. Toma ya. Aunque no era para mí.

Mientras todo esto sucede, Daniela ha subido su caché y está recibiendo megaofertas para sus siguientes numeritos. Ella sí que ha tenido una buena entrada de año!

miércoles, 14 de enero de 2009

Le pain quotidien

No es la primera vez que hablo de pan en este blog. Y es que es un ingrediente muy socorrido. Que el niño no quiere comer, le das un pan. Que te fastidia una entretenida comida con amigos, le das una punta de pan. Que no sabes cómo entretener tus horas, te haces un bocadillito de jamón con tomate. Y así sucesivamente.

Pero ahora no se trata tan sólo de pan, sino de toda una filosofía. Siempre me ha gustado desayunar bien. Entre semana eso se hace casi imposible, por lo que arramblo con varias cosas de mi cocina y acaban en mi mesa de trabajo en la oficina. Por lo menos un yogur y unas galletas integrales, precedidos por un zumo de naranja, tienen que estar en mi estómago antes de las diez de la mañana para ir bien. Bien en todos los sentidos.

Los fines de semana ya son otra cosa. Puedes entretener el estómago con el sueño y alargar su espera hasta más allá de las diez o las once. Y entonces preparar un desayuno continental o americano, según los gustos. Eso si no tienes hijos de menos de un año, en cuyo caso tus posibilidades de esperar más allá de las ocho de la mañana, siquiera de tener un desayuno decente, disminuyen hasta cero.

Pero yo hablaba de otros buenos tiempos. Aquellos días en que me levantaba el sábado sobre las doce del mediodía, después de una noche salidora y embriagadora. A esa hora mi amiga Sandra ya se había despertado y nuestra tercera compañera de piso todavía dormía a pierna suelta. Sin ducharnos y con apenas unos pollos pasados de moda en la nevera, nos poníamos unos vaqueros y un abrigo y nos íbamos a desayunar al Pain Quotidien de la Rue de Tongres, en Bruselas. Nos pillaba a cinco minutos de casa.

Cuando íbamos por el segundo café con leche y segundo cruasán, llegaba Rebeca, la tercera amiga del piso que compartíamos, y comenzaba el cotilleo de la noche anterior. Cada una había hecho sus pinitos, y en la mesa colectiva del Pain Quotidien, llena de belgas, italianos y alemanes, comentábamos sin el menor pudor y en español castizo nuestras últimas incidencias. Siempre entraba algún guapo pero interesante que se sentaba a la mesa y trataba de ligar con Sandra. Las mesas colectivas dan mucho de sí, y lo de compartir la mermelada y el praliné tiene su aquél. Pero nosotras no estábamos allí para ligar, sino para comentar las jugadas de la noche anterior y la semana de trabajo que felizmente ya había terminado.

Y ahora la buena noticia. Ese mismo Pain Quotidien que tanta nostalgia me provoca, abre ahora sus puertas en la calle Fuencarral 95 de Madrid. Corre a verlo si vives cerca o pasas por allí. Si conserva el aroma cálido de sus orígenes y no se ha sofisticado excesivamente, es el mejor sitio para pasar un sábado por la mañana antes de las compras. Es un Buenas Migas (Jardinets de Gracia en BCN) pero compartiendo mesa rústica y otros ingredientes con tus vecinos desconocidos. Ideal para ir solo con tu periódico y sentirte acompañado pero a tu aire. ¡Ay, qué tiempos!

lunes, 12 de enero de 2009

Quiero ser gay

Mi nombre es Harvey Milk, y estoy aquí para recrutaros. Así comienza sus discursos el homosexual que llegó a político norteamericano en los setenta, y cuyo recorrido fue corto puesto que le asesinaron en el setentayocho.

No creo haberte revelado nada que no digan todas las críticas de la película y probablemente hasta su publicidad, con un excelente Sean Penn a la cabeza. Su actuación es tierna, fuerte, por momentos tímida, por momentos visceral y por otros tremendamente cerebral. Si nos fijáramos en los estereotipos, tiene más hormonas masculinas que femeninas. Su proyección pública y su ánimo de liderar el movimiento homosexual, tan ferozmente atacado en esos años, se convierte en tal obsesión que ninguna pareja, ni siquiera un delicioso James Franco, consigue apartarle de su objetivo. Así son los hombres, me dije cuando la estaba disfrutando.

A continuación de la pérdida del hombre de su vida, se busca un objeto que le dé cariño y sexo, tremendamente perturbado mentalmente pero perdidamente enamorado de él. Y ése es Diego Luna. Una mujer rubia y tonta con la que sólo se pueda hablar de amor y te permita desconectar de tu agitada vida profesional y política. Así les gustan a los hombres en el fondo, me dije. Aunque no lo admitan.

De modo que, un Sean Penn tremendamente masculino, para mi buen gusto, me mantuvo tan en vilo para ser un viernes noche, que repetiría en cualquier momento. Es más, salí de allí llorando a moco tendido y diciéndome a mi misma que quiero ser gay!

Lo que hay de fondo es una situación que se repite y repite y repite incansablemente. Políticos moralistas y manipuladores tratando de convencer a la multitud, en los setenta del pasado siglo y en la primera decena del veintiuno, de que los homosexuales se han propuesto cargarse la sacrosanta institución de la familia, cuando, coño y perdón, lo que quieren es poder formar parte de ella. Así seguimos.

jueves, 8 de enero de 2009

Dios toma el bus

Ahora que la crisis aprieta, se pone de moda la publicidad religiosa, a favor o en contra. En Londres lo último es subirte al bus público, esos rojos de dos pisos con los que todos hemos soñado antes de visitar la Inglaterra de los ochenta, y disfrutar de la vida al ritmo del slogan que decora su contraportada: "Probablemente Dios no existe. Deja de preocuparte y disfruta de la vida".

La iniciativa es de la periodista Ariane Sherine, que la lanzó a través del The Guardian esperando obtener alguna financiación al respecto, y se encontró con una recaudación a favor de la campaña de 140.000 libras, según el diario El País de hoy. Y ahora la campaña llega a Madrid y Barcelona, aunque de momento en BCN dará para dos o tres buses, calculo, porque apenas pasan de los seis mil euros. Pero con la página entera y a color que les dedica hoy El País, como digo, el fenómeno puede ser impredecible.

La batalla está servida, porque los madrileños evangelistas de Fuenlabrada ya han replicado con un anuncio de contraataque que, por lo visto, ya luce en un bus de la Comunidad de Madrid y que reza así: "Dios sí existe. Disfruta de la vida en Cristo".

Lo que me llama la atención es la diferencia de eslóganes. Mientras los supuestos ateos, según su web www.busateo.org, que más bien me parecen agnósticos respetuosos, introducen la palabra "probablemente" antes de negar la existencia de Dios, además le dan a la divinidad una D mayúscula que le personifica. En cambio, los creyentes de Fuenlabrada tienen una fe totalizadora, Dios sí existe, afirman, sin dejar lugar a la duda. Es tan humano dudar que lo contrario me da un poco de miedo.

Los de los buses estarán que se frotarán las manos. Entre tanta crisis y huelga porque no les suben los sueldos -al menos en BCN hemos disfrutado de unas cuantas jornadas de escasez o ausencia de transporte público durante el 2008- han llegado los iluminados a salvarles de la crisis publicitaria de la que ningún medio escapa.

Para terminar, un apunte. Sabías que MAFIA quiere decir Mediterranean Association For International Affairs y que sirve para desarrollar proyectos de comunicación? Cosas de Oliviero Toscani, polémico fotógrafo italiano que ha registrado la palabra como marca a favor del Ayuntamiento de Salemi, localidad de Sicilia para la cual trabaja. Pero a nadie se le había ocurrido antes?

lunes, 5 de enero de 2009

Setentaytres

Hace unas semanas andaba por la calle de compras. Tenía un poco de prisa porque siempre voy corriendo a todas partes, pero me pareció rozarme con una pareja que estaba teniendo un problema, de ésos de violencia de género, me dije. Como no era la única, porque no es que sea una heroína como un señor que salía estos días en la tele que por defender a una maltratada de su pareja acabó en la UCI, y todavía sigue en el hospital meses después, pues bueno eso, que no era la única así que me detuve en el corrillo que se estaba apenas formando alrededor suyo.

El chico le espetó algo muy desagradable que ahora no recuerdo, y la empujó del hombro para seguirle. Ella, que no pasaba de los veinte años, le dijo lloriqueando que se quedaba allí y que no le seguía. Las palabras que siguieron fueron de ésas que parece que te están pegando con la boca. De te vas a enterar y no sabes tú quién soy yo. El chiquillo tampoco habría cumplido los veinticinco. Acto seguido intervino una pareja que iba con un carrito de niño, un bebé tan chiquito como es ahora el mio, y el padre se enfrentó con el crío como si fuera su hijo. Le soltó unas cuantas frescas, que si no se atrevía con él, que si dejara a la chica en paz, que si él no era nadie para hablar así, que era un cobarde, que se fuera a tomar viento... El chaval se vio rodeado por todos nosotros, que no pensábamos movernos de allí mientras él no se tranquilizara o se fuera a tomar viento, como le habían pedido. Así que se fue, no sin antes mirar muy mal a su novia. La pareja con el crío se quedó consolando a la chica, que de todos modos no quería saber nada de nadie y se fue por otro camino. Pero quién sabe qué pasó cuando todos nosotros nos disipamos y llegó la noche, y ella a su casa, y si él no la emprendería a golpes por humillarle delante de tanta peña con sus lloriqueos de princesa.

Yo me sentí muy bien. Qué bueno lo de la solidaridad social. No es cierto que cada uno vaya a la suya, que a nadie le importe lo que les pasa a sus vecinos. Allí había un montón de gente que había interrumpido sus tareas habituales, y yo entre ellos, para ayudar a aquella muchacha. Lo que pasa es que transcurriendo las horas me fui sintiendo más y más impotente, como si hubiera participado en una escena callejera que luego no pude continuar. Ni yo ni ninguno de los otros, muy probablemente. Pero ahí estaba la sensibilidad de los seres humanos, no?

Este año han muerto en España setentaytres mujeres por violencia de género, a manos de sus parejas. Y da igual si eran parejas casadas o sin casar, si estaban a favor o en contra del aborto y de los matrimonios homosexuales. Eran familias, de ésas que defiende la Iglesia católica. Familias heteros. No escuché el discurso de Rouco Varela, pero entre tantos contra esto y contra lo otro, se posicionó en esto del maltrato? La prensa que yo leo no lo destacó si así fue, pero la prensa que yo leo no es la de Rouco.

Por qué nos matan más ahora que antes? Será porque ahora nos revelamos contra nuestro destino de sumisión y queremos tener nuestra propia vida? Será cuando una trata de separarse que le pegan una paliza? O quizá porque te buscas un amante que te haga gemir de verdad y eso merece un castigo corporal?

Acabo de terminar El vagón de las mujeres, de Anita Nair. Seis historias de seis mujeres que van a bordo de un vagón femenino cruzando la India. Al parecer, estos vagones de tren para mujeres, minusválidos y niños existían hasta 1998 en ese país, para protegerlas de manoseos y apretones. La protagonista tiene cuarenta y cinco años, no se ha casado y quiere vivir sola. Son tres factores que aquí no chocan ya más que a las viejas, al menos abiertamente, pero nuestro mundo todavía es muy pequeño. Y sólo nosotras podemos tirar de ese carro.