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viernes, 21 de noviembre de 2014

¡GRITA MÁS FUERTE QUE ESTELA!


En 2010 descubrí el cuento de ¡ESTELA GRITA MUY FUERTE! sobre la denuncia de abusos sexuales desde el punto de vista de un niño que podía ser de 6 años. Es un cuento que se les puede contar desde esa edad, y me indigné pensando que nos habíamos vuelto una sociedad alarmista y exageradamente previsora. Más aún cuando vi unas estadísticas que decían que un 20% de la población sufre abusos en la infancia, lo denuncie o no. Me parecían exagerados los datos y exagerada la alarma a unos niños tan pequeños. Hoy tengo un niño de seis años, y soy yo misma la que le digo que si alguien, quien sea, intenta tocarle, que grite incluso más fuerte que Estela. 

Ayer asistí a un evento maravilloso, que era la apertura de un nuevo centro más amplio y mejor dotado de la Fundación Vicki Bernadet, expertos en tratar abusos y maltratos a la Infancia desde el año 1997, cuando, según su Presidenta, todavía estas cosas se hablaban en bajito para que nadie nos escuchara. Ayer ella se asombraba de ver la sala a rebosar de gente y que hasta faltaron sillas para ver el documental que pasaron y que produjo hace pocos años Sense Ficció (TV3) INFANCIA EN RISC. Si alguien todavía no lo ha visto, es el momento de colocarse frente a la pantalla con un café con leche y disfrutarlo. 

Porque no es un documental donde te van a violentar con imágenes que nunca querrías ver ni con descripciones que nunca querrías escuchar. Es un documental sobre la vida misma, la vida de nuestro vecino o de nuestro primo, o la vida nuestra de cada día. Porque nadie está exento del maltrato y porque los daños a la infancia no deberían ser irrecuperables sino todo lo contrario, y porque la resiliencia no es sólo un término sino que es toda una forma de afrontar la vida. Porque los héroes urbanos del presente, como dice Inma Pérez en el documental, son esos críos que no sólo han vivido una experiencia traumática en un momento particular de sus vidas, sino que han sabido salir de ella, tirar adelante y salvar a otros desde su perspectiva de supervivientes. Pero sobretodo lo demás, son niños, como los tuyos, como los mios, como fuimos nosotros, niños nada más. 

lunes, 10 de noviembre de 2014

volver a nacer


Mis hijos duermen poco, o será que a mí siempre me parece demasiado temprano cuando abren el ojo. Y sin embargo, a veces te sorprenden haraganeando bajo las sábanas. Nunca en domingo, claro está. 

Mientras mi pequeña estaba sumida en un sueño profundo un martes, y la hora de ir al cole se acercaba peligrosamente, decidí despertarla -cosa que odio hacer- subiendo la persiana y con varios besos de amor de madre. Mi hija se desperezó lentamente y lo único que dijo fue: te puedes ir mamá? 

Yo me sentí ofendida ante tanto desprecio, me levanté y me fui, claro, pero luego le hice ver que los gestos de cariño no se responden con semejante falta de tacto. Ella tiene tres años, no entendió mucho pero dijo que ok. 

Al día siguiente ídem de ídem, subo la persiana e igualmente me acerco a ella -eso sí, menos efusiva en mis roces- para impulsarla hacia arriba. Y entonces abre los ojos, me mira, se lo piensa, y me suelta: quiero estar sola, mami. 

Es como pensar que has vuelto a nacer.