my time is now (Nike)

PASA PASA ESTÁS EN TU CASA

COMO EN TU CASA



viernes, 21 de noviembre de 2014

¡GRITA MÁS FUERTE QUE ESTELA!


En 2010 descubrí el cuento de ¡ESTELA GRITA MUY FUERTE! sobre la denuncia de abusos sexuales desde el punto de vista de un niño que podía ser de 6 años. Es un cuento que se les puede contar desde esa edad, y me indigné pensando que nos habíamos vuelto una sociedad alarmista y exageradamente previsora. Más aún cuando vi unas estadísticas que decían que un 20% de la población sufre abusos en la infancia, lo denuncie o no. Me parecían exagerados los datos y exagerada la alarma a unos niños tan pequeños. Hoy tengo un niño de seis años, y soy yo misma la que le digo que si alguien, quien sea, intenta tocarle, que grite incluso más fuerte que Estela. 

Ayer asistí a un evento maravilloso, que era la apertura de un nuevo centro más amplio y mejor dotado de la Fundación Vicki Bernadet, expertos en tratar abusos y maltratos a la Infancia desde el año 1997, cuando, según su Presidenta, todavía estas cosas se hablaban en bajito para que nadie nos escuchara. Ayer ella se asombraba de ver la sala a rebosar de gente y que hasta faltaron sillas para ver el documental que pasaron y que produjo hace pocos años Sense Ficció (TV3) INFANCIA EN RISC. Si alguien todavía no lo ha visto, es el momento de colocarse frente a la pantalla con un café con leche y disfrutarlo. 

Porque no es un documental donde te van a violentar con imágenes que nunca querrías ver ni con descripciones que nunca querrías escuchar. Es un documental sobre la vida misma, la vida de nuestro vecino o de nuestro primo, o la vida nuestra de cada día. Porque nadie está exento del maltrato y porque los daños a la infancia no deberían ser irrecuperables sino todo lo contrario, y porque la resiliencia no es sólo un término sino que es toda una forma de afrontar la vida. Porque los héroes urbanos del presente, como dice Inma Pérez en el documental, son esos críos que no sólo han vivido una experiencia traumática en un momento particular de sus vidas, sino que han sabido salir de ella, tirar adelante y salvar a otros desde su perspectiva de supervivientes. Pero sobretodo lo demás, son niños, como los tuyos, como los mios, como fuimos nosotros, niños nada más. 

lunes, 10 de noviembre de 2014

volver a nacer


Mis hijos duermen poco, o será que a mí siempre me parece demasiado temprano cuando abren el ojo. Y sin embargo, a veces te sorprenden haraganeando bajo las sábanas. Nunca en domingo, claro está. 

Mientras mi pequeña estaba sumida en un sueño profundo un martes, y la hora de ir al cole se acercaba peligrosamente, decidí despertarla -cosa que odio hacer- subiendo la persiana y con varios besos de amor de madre. Mi hija se desperezó lentamente y lo único que dijo fue: te puedes ir mamá? 

Yo me sentí ofendida ante tanto desprecio, me levanté y me fui, claro, pero luego le hice ver que los gestos de cariño no se responden con semejante falta de tacto. Ella tiene tres años, no entendió mucho pero dijo que ok. 

Al día siguiente ídem de ídem, subo la persiana e igualmente me acerco a ella -eso sí, menos efusiva en mis roces- para impulsarla hacia arriba. Y entonces abre los ojos, me mira, se lo piensa, y me suelta: quiero estar sola, mami. 

Es como pensar que has vuelto a nacer. 

martes, 28 de octubre de 2014

Bella Marion


Quién debería decidir si una empleada se va o se queda de la empresa? Los jefes, o sus propios compañeros? Y si la convierten en moneda de cambio? O ella o tu prima anual, ésa por la que tanto has madrugado/trasnochado y con la que ya cuentas para pagar las facturas de electricidad o las extraescolares de tu hijo. Si ella se va a la calle, tú cobras tu prima. Si ella se queda con su puesto de trabajo, tú te quedas sin prima. Y lo decides tú, en pura democracia asamblearia junto con tus otros compañeros. Sus compañeros. Así no podrás restregarle a tu jefe que es un rastrero que impone medidas abusivas contra tus derechos sociales. 

Eso mismo le pasa a Marion Cotillard en Dos días, una noche, por culpa de los Hermanos Dardenne, que la meten en un complejo dilema de cruces de intereses, necesidades y miedos y convierten a su personaje en una chica atormentada por las circunstancias de su vida y que no sabe cómo ni cuándo ni para qué. 

Dos días para convencer a tus compañeros de que apuesten por ti. Para que tu sigas trabajando, ellos tienen que hacer renuncias, y les miras a las caras y se lo pides. Renuncias, disputas familiares, dilemas morales. Puerta a puerta, piel frente a piel, en una época en que casi todos nos enfrentamos a los demás por escrito y de modo virtual, a través de una ventanita de una computadora.  

Y Marion va descubriendo que lo que parecía un fin en sí mismo, conservar su trabajo, no era más que una posición, y lo que subyacía era una necesidad vital de reconocimiento, de valoración, de estima. Dos días y una noche para convencerlos, y también para descubrirlo. 

viernes, 17 de octubre de 2014

Workaholismo


Un buen amigo me cuenta que su hija de 38 años ya se ha congelado los óvulos, porque por ahora la vida no le depara un embarazo a la vista, charlo con otra amiga de edad similar y me dice que tiene demasiado trabajo como para plantearse lo de la congelación, si no tiene tiempo de pensar en novios, qué le va a dar la cabeza para buscar un banco de óvulos, hacerse varias inseminaciones carísimas y luego pagar el mantenimiento mensual? Pero eso le pasa por no ser directiva en Facebook o Apple, empresas que lo hacen por ti y para ti, por tu bienestar, por tu tranquilidad, para tu felicidad. Para que mientras te concentras en realizarte como mujer y aspirar a directiva del año, tus óvulos no sufran estrés, te los sacan, te los congelan en el exterior y así tú puedes seguir siendo mujer de tacones y falda estrecha, drogándote con cafeína hasta altas horas de la madrugada si un jefe te lo pide o si un acuerdo no sale o si una demanda no acaba de tomar forma, y dedicándote en cuerpo y alma a lo que más te realiza como persona: el workaholismo. 

Que mujeres como Soraya Sáenz de Santamaría, Carme Chacón o la propia Marissa Mayer, ministra, exministra y consejera delegada de Yahoo respectivamente, se tomen apenas una semanita de vacaciones después de parir y en la semana dos ya vuelvan a sus despachos qué señales nos da al resto? Que son muy responsables o muy irresponsables? Que, en según qué puestos directivos, si amamantas a tu bebé tiene que ser en la oficina y entre reunión y reunión? Que la nannie es imprescindible si tienes un puesto de dirección? Que hay que hacer antes un master de super woman para dedicarte a la maternidad y la dirección de empresas nada más parir? 

O mejor, como parecen apuntar las vanguardistas -o retrógradas- Face y Apple, que mejor te sacas los óvulos y te los guardas para mejor momento porque, bonita, esto no es compatible, sabías? 

Pero puede, tan sólo puede, que esta no sea más que una medida alternativa, y no un mensaje de que la exclusividad ni se vende ni se compra, sino que se transforma. 

Y mientras eso pasaba, había mujeres que estaban de nueve meses de embarazo y no lo sabían, como Alba, de 28 años, a la que la justicia española le ha reconocido un 'trastorno de negación del embarazo' como eximente en la muerte de su bebé recién nacido, transformando la acusación de asesinato en homicidio imprudente y 10 meses de cárcel en vez de 20 años. 

A veces, nada es lo que parece. Y a veces sí. 

lunes, 6 de octubre de 2014

Boyhood


La vida pasa todos los días, pero como va poco a poco no nos damos cuenta de los surcos que deja más que al mirarnos en las fotos de hace diez añitos, por ejemplo, o cuando una hija nos pide el pintalabios para su fiesta o quiere mallas negras para ir a una discoteca y te dice que 'es lo que se lleva!', y de pronto sientes que te han caído doce años encima como al que le caen doce kilos de grasa extra sin haberse comido un dulce. Ah, eso era todo? piensas... Es que pensé que había algo más... Es una de las grandes frases de Patricia Arquette, grande Patricia en Boyhood

Ethan Hawke, qué decir de él, es ese tío del que todas nos hemos enamorado alguna vez: guapo, interesante, con un coche viejo que es como su segundo yo, distraído, disperso, que no encuentra su camino en la vida y va probando esto hoy y aquello mañana, hoy cazo ballenas y mañana toco en un grupo de rock, para quien las reglas son un corsé insoportable y la rutina es eso que les pasa a los otros. Es adorable pero imposible. 

Y el crío es eso, un crío. Que pelea con su hermana como hacen los tuyos en casa, exactamente igual y por las mismas cosas, que crece y se convierte en un adolescente lleno de granos y un pelo que le tapa la mirada, que se emborracha y fuma porros, cuya novia pija le abandona por un tío que piense menos, que se plantea el porqué de la existencia y que no quiere seguir las clases sino hacer fotos y capturar así el instante... y que te recuerda todo lo que tú fuiste y ya no serás, que te vuelve a llevar por caminos que pensabas que ya no estaban en tu recuerdo y te sientas a mirarle como se sienta Patricia Arquette cuando ya ha conseguido sacarle adelante. 

Boyhood son doce años de un mismo chico, de un mismo Ethan Hawke y de una misma madre que pelea sola contra viento y marea y se enamora siempre de los más inconvenientes novios. Es una preciosidad. Y lo mejor es que podría seguir mirando sus vidas otros veinte años más sin pestañear. Gracias Linklater. 

jueves, 2 de octubre de 2014

Acusados


En el año 88 no bastaba con decir NO a una violación. NO si habías estado provocando primero o vistiéndote de modo indecente. NO si habías bebido o fumado marihuana antes de la violación. Por eso lo primero que le consigue su abogada a una joven Jodie Foster en Acusados es una condena de sus violadores por 'imprudencia punible' o algo así, en vez de por un delito sexual que tan mal quedaría en el expediente de un joven y prometedor universitario con abogado de pago. 

Eso ya no podría pasar ahora, pensé yo cuando la vi de nuevo hará unos meses. Y sin embargo, anteayer asistí a unas charlas donde escuché historias macabras de prepotencia y desidia por parte de la Administración española y catalana. Desidia entendida como falta de cuidado y de interés en los casos de los ciudadanos, donde parece que hay veces que las resoluciones se comienzan a escribir por el final y después se adapta la historia al final que ya está escrito. Prepotencia porque escuchan a los acusados como si oyeran llover y luego les incriminan sin darles explicaciones en cristiano, sino con palabrejas de esas que sólo entendemos los juristas. Eso en mi pueblo genera indefensión, desconfianza y sufrimiento. 

Y digo yo: la administración no era esa cosa que pagamos entre todos? que van desbordados? bueno, y los ciudadanos no? Que cobran poco? y los de a pie cobramos más? 

No puedo reproducir las historias que escuché en vivo y en directo porque atentaría contra el principio básico de confidencialidad e intimidad de los afectados, pero había un montón de padres, de madres, de abuelos, a los que el poder omnímodo de la Administración les ha quitado la custodia de sus hijos, y lo grave del asunto es que lo han hecho por razones que ellos no entienden. 

Si todos los alumnos de la clase suspenden, no será que el profesor se explica mal? Vi caras que se parecían mucho a la que pone Jodie Foster cuando, después de ser violada por tres tíos, la obligan a seguir un 'procedimiento' y luego ve cómo pasa de ser la víctima a la provocadora de su propia violación. Y cómo sus violadores son acusados de 'imprudencia punible' en vez de por el delito que cometieron. Se pierde en el marasmo legal y judicial, en el 'procedimiento', donde las reglas del juego son tan sucias que nadie se atreve a nombrarlas en público. Donde NO, a veces, no significa NADA. 

Han pasado 26 años desde que Foster ganó un oscar por ese papel, pero los ciudadanos del 2014 en Cataluña siguen viendo cómo se quedan sin ayudas para sus hijos, sin asistencia social para sus mayores y menores, notificados y acusados en resoluciones imposibles de comprender salvo que andes con un abogado pegado al cuello, pisoteados en sus derechos salvo que te puedas pagar un picapleitos de esos que chupan la sangre, y no pasa NADA. 

martes, 9 de septiembre de 2014

Nadie me pide nada...


Mamá, pero dónde te vas cuando nos dejas en el cole? Al trabajo, hijo, respondo mecánicamente mientras miro la pantalla del samsung. Pero si tú no tienes trabajo! Levanto la mirada y no sé qué cara poner. Ah, pues es verdad, le digo. Pero tengo una oficina de coworking, vale? Le contesto. De qué? me dice. Una oficina desde donde hago 'mis cosas'. Qué cosas? Pues gestiones, bancos, declaraciones de ivas, un blog, y además me estoy reciclando y cobro del paro. Podíase decir que ahora mamá está 'empleada' por el Estado hasta que cobre de otro (o hasta que se acabe el plazo). 

Mi hijo pone cara de no entender a los mayores, la misma cara que cuando le digo que no tenemos dinero y me dice que me vaya al cajero que ahí me dan más. 

El veranito se acabó, con su playita, su horchata valenciana, a la que mi hijo no renuncia y la sigue pidiendo en cada bar catalán al que vamos y aunque se la nieguen todos los días, su pesca de cangrejos y sus paseos por la orilla del mar. A cambio, han vuelto el pilates, los horarios escolares, el café a media mañana leyendo mails, los bancos reclamando pagos y las gestiones de todo tipo. 

Pero es rara la libertad. Correr a una oficina a refugiarte porque te lo pide el cuerpo -y el bolsillo- pero sin jefes, sin excusas, sin escondidas cuando quieres escribir un post o mirar el face. Resulta que ahora tengo menos tiempos muertos que antes, ahora que hago coworking y comparto el espacio con personas que profesionalmente no me tocan en nada, tampoco puedo colgarme del teléfono con una amiga lejana para saber qué tal le va y casi ni miro el face para saber de mis amigos. Cuando estoy libre, pues me voy a la calle y punto. 

Pero les echo de menos. A mis jefes, al último y también a los anteriores, con sus prisas, sus miradas, sus exigencias y sus manías. Y más aún a mis compañeros, con los que a veces no intercambiaba más de cuatro palabras, pero estaban ahí para un café o para una sonrisa. Ahora tengo otros, pero nunca me piden nada. 

martes, 22 de julio de 2014

Marsella


Lo mejor de tener dos madres es que si te falta una siempre puedes recurrir a la otra. Y lo peor es que se peleen entre ellas y acabes teniendo que elegir tú con quién quieres vivir, dormir, comer e ir de vacaciones. Supongo que eso también pasa con los padres divorciados, que cuando creces acabas teniendo que ser tú el que dice con quién quiere estar más y con quién menos. Y eso es un asco, porque los niños no tenemos porqué cargar con esa responsabilidad tan pesada. Si nosotros lo que queremos es  que estén juntos y basta. Eso es más o menos lo que le pasa a Claire, la hija de María León y de Goya Toledo en Marsella, estrenada en cines el pasado viernes. 

Claire, a fin de cuentas, quiere lo mismo, que sus mamás estén juntas. La biológica y la de acogida, por qué no pueden ir las dos con ella a Marsella a conocer a su papá biológico? Qué hay de malo  en que le acompañen la mamá que la  parió y casi la mata después y la  mamá que la ha criado desde los 4 años hasta los 10 que tiene ahora? 

Las mamás y papás de acogida saben que están guardando a esos niños para cuando sus papás biológicos  se recuperen devolvérselos, como el que guarda el dinero en el banco y luego se lo reembolsan con intereses. Porque Claire vuelve mejorada: bien alimentada, con educación bilingüe, finas maneras y ropa de marca. Y mucho amor en la mochila por lo que se ve.

Y qué hubiera pasado si María León la hubiera criado entre botellas de alcohol y paquetes de cocaína? Quizá con mucho amor pero poca dedicación. 

Y me puse a pensar en mí, sin poder evitarlo. Y si mi madre biológica era una María León -sin esos ojazos claro-? Dónde habrían quedado mis estudios en  París y Bruselas, mis vacaciones tranquilas en la playa y mi colegio de las Esclavas para niñas bien? Habría podido siquiera  estudiar? Hasta cuándo? Me habrían puesto a trabajar para traer dinero a casa? Hubiera tenido un padre ausente o presente? Hubiera tenido una madre dedicada a mí o a vivir su vida? 

No lo sé, quizá no hay respuestas para todo eso y las respuestas están en el viento que sopla, en la veleta que mueve María León y con la que apunta a su hija para explicarle que allí donde se meza el viento, allí la encontrará. Y me puse a pensar que yo no tengo una veleta para encontrarla, y que mi verdadera mamá ya se fue, y que de tantas que tenía me quedé sin ninguna. Afortunadamente, no es  el caso de Claire ni lo fue el mio a su edad. 

Bravo por María León, no sabía que era una actriz como la copa de un pino. 

lunes, 7 de julio de 2014

Maléfica mamá


Ya era hora de encontrar una mala que no fuera fea y gorda. Maléfica no es sólo Angelina Jolie, el animal más bello después de Ava Gardner, sino que es una mamá que no es mamá, una mala enamorada, una mala compasiva, una mala vengativa, una mala arrepentida. Maléfica es ambigua e imprevisible, con alas y sin alas. Y su poder es el de las hadas de los cuentos cambiados. Pero lo mejor de Maléfica es que es madre adoptiva de un 'animalillo', como ella la llama. Y no todo acaba bien, no relajarse hasta el final. Recomendable desde los dos años y hasta los cien o más. 

lunes, 16 de junio de 2014

Seguir casado


Ya sé lo quiero ser de mayor. Quiero ser mediadora familiar además de escritora y abogada. Ya. Quien mucho abarca... pero es que llevo toda una vida en esto, creo que me lo merezco. He acabado harta de directivos y directores y direcciones, ahora quiero seres humanos y que sean menores de edad y que necesiten ayuda. O padres que la necesiten para ellos. 

He estado en un estupendo seminario sobre tiempos y espacios postdivorcio. Y he aquí algunas de las conclusiones sorprendentes que no se aprenden en ningún master sino escuchando. 

1. Que hay que tomar cafés. Cafés y cervezas y chupitos y lo que haga falta con amigos que hayan pasado por lo mismo que tú vas a pasar. No lo digo yo, sino Juan Romero, escritor e ingeniero además de divorciado y que ha publicado el libro Custodia consensuada: para custodias colores. No he leído el libro ni tampoco tengo pensado divorciarme, pero fue escucharle hablar y decidir que tenía que pasarme por la librería. Diálogo y más diálogo, no sólo con la pareja sino también con la expareja y mucho más con amigos divorciados que te cuenten sus bellas y horribles experiencias, porque como dice Juan la gente sólo habla de lo malo, de las brujas que te quitan la casa y te dejan en calzoncillos, pero por debajo de eso hay un montón de ex que se llevan bien, con hijos sanos y que  no han quedado perturbados con la separación y donde nadie ha robado nada a nadie. Y me puse a pensar que conozco a muchos más así que de los que se tiran de los pelos, pero las buenas historias no venden periódicos. 

2. Que si todavía no has elegido pareja, que hay que pensar si será un buen ex más que una buena pareja, porque de pareja te durará unos diez años pero de ex te durará toda la vida!!! Si es que tienes  hijos con ella claro. Suena un poquito negativo, pero después de dos días escuchando hablar de divorcios suena de lo más razonable!!! 

3. Que para gustos colores, y que  la custodia compartida ni es la panacea ni sirve para todo el mundo, corcho. Que le hemos dado tanto bombo y platillo que si te divorcias y no pides la compartida  pareces un retrógrado y un machista o una mujer pisada por las circunstancias. Y sí, es bueno liberarse y es bueno encontrar un camino que divida el trabajo por dos y no te cargue con más aún de lo que tenías antes, pero lo primero son los niños y lo  que más les convenga a ellos, o lo que creamos que más les conviene a ellos, y si tenías un marido que no pegaba sello antes del divorcio, abre los ojos, no va a cambiar en dos días así que no le pidas como divorciado lo que no te dio como marido y sobretodo mira por tus hijos, que su transición no sea además una pura improvisación donde no sólo tienen que aceptar las vidas separadas de sus padres sino que además tienen que lidiar con un  montón de novedades de un padre inexperto. Piano piano. 

4. Que hay que escuchar a los niños antes de decidir nada. Ellos no deciden, pero es importante que sepan que su opinión cuenta. Tienen que participar. Al menos si ya son adolescentes. 

5. Que el mejor acuerdo entre los divorciados es al que consigan llegar ellos mismos. El mediador no es el que da la solución, sino el que media entre las soluciones que ellos mismos ingenian y argumentan, porque nadie conoce el ritmo y carácter de una familia y lo que esta necesita como ellos mismos. Para custodias colores, de nuevo. 

6. Que la verdadera revolución no llega cuando la custodia  compartida la  piden los hombres, sino cuando la piden las mujeres. Razones, a David Cirici, periodista del Ara

7. Y la refinitiva: una encuesta oficial que dice que con la llegada de los hijos las mujeres se desenamoran más de sus parejas y los hombres, muy al contrario, se enroscan a su gata. Poneros a pensar. 

Podría seguir hasta el infinito, pero es que me voy a ponerle una vela a Santa Rita, porque las estadísticas son demoledoras. Seguir casado es un reto, cualquier día mis hijos serán los bichos raros de la clase!!! 

jueves, 29 de mayo de 2014

Glamour


Desde que le di a probar el edamame a una amiga, y me dijo que eran las habichuelas que ella comía en casa de pequeña con sus hermanos, sólo que aderezadas con sal y puestas en un bowl asiático, entendí que todo depende de cómo lo llames. 

Ahora estoy haciendo un curso de  formación para desempleados en una empresa más gringa que la bandera de Obama. Y ya no estoy desempleada, sino que estoy en transición. Es mucho más elegante estar en transición que estar en el  paro, no me digas. 

En transición te tienes que cuidar para llegar bien a tu siguiente etapa laboral, así que nada de pelo sucio pijama y pelis hasta las tres de la mañana. Hay que cuidarse y realizar un  planing de tu día a día en donde quepa el ocio, la búsqueda de empleo, la formación, el gimnasio, la familia y los amigos. 

Perdón, nada de amigos, que  ahora se  llaman contactos y lo que haces  con ellos no es tomar cafés sino networking

Si ya te sobra la pasta, además te puedes alquilar una oficina compartida de ésas de toda la vida, pero como se llama coworking pues parece que estás haciendo algo muy dinámico y muy americano que te llena el día entre el running y el networking

Sin glamour la vida sería como un huevo sin sal, o como este día gris persistente que lleva saliendo en Barcelona una semana por lo menos. 

jueves, 15 de mayo de 2014

A tortazo limpio


Esta semana he estado participando en unas Jornadas sobre Exclusión e Inclusión de la Infancia en la Universidad de Barcelona. Lujo de ponentes y charlas. En la primera de ellas, un profesor y experto en derechos humanos e infancia en Gales, Simon Hoffman, nos explicaba cómo tanto allí como en todo el Reino Unido todavía es posible el castigo físico a los niños, en casa y en el cole. No está prohibido. Es más, los políticos no se atreven a prohibirlo por si pierden electorado, no acaban de aclararse con si eso les dará o les quitará votos. Qué alucinante. Argumentan que eso criminalizaría a las familias pobres, que por lo visto son las que más pegan. Hoffman opina que se trataría más bien de educar a esas familias, no de simplemente dejarlas que sigan pegando para que no se sientan 'excluidas'. 

Y sin embargo, sí es delito pegarle a otra persona siempre que no sea tu hijo/a. En UK me refiero. Así que una señora que asiste a las charlas, y que se identifica como abogada y mediadora, propone con un par que, para que consigamos ver a los niños como nuestros iguales y tratarles como tales, que si un padre pega a un hijo, que el hijo esté autorizado a devolverle el guantazo al padre. Así, sin paliativos ni excusas. Tú me pegas, yo te la devuelvo. 

Recuerdo que de niña mi madre me comentaba que si alguna niña del cole me pegaba, que yo se la devolviera. Bueno, sus palabras eran 'tú te defiendes'. Y yo lo interpreté así, de modo que le arreé un tortazo a una compañera -sólo después  de que ella me diera a mí- y a la monja que nos castigó le repliqué que mi madre así  me lo había dicho. Y no la engañaba. 

Pero claro, una cosa es devolvérsela a una igual y otra muy diferente pegar a tu padre o a tu madre, digo yo. Y una cosa es tratar a los niños como personas que son, con sus derechos 'y obligaciones', y otra muy diferente tratarles como iguales, digo yo. Porque también me han enseñado más de un educador y más de un psicólogo, que los niños necesitan y hasta agradecen -con el tiempo- los límites, y que es necesario que exista un principio de autoridad cercano a ellos. Que para algo deberá servir crecer y desarrollarse, no? Que no puede  ser lo mismo su cerebro en formación que el mio ya formado. Y que todo barco tiene que tener un capitán, no? O estoy anticuada? Me pierdo con  los modernos, ustedes me perdonen... 


lunes, 28 de abril de 2014

AUTOGRAPHER, MI OTRA VIDA



Por la mañana me levanto y pongo el desayuno a mis hijos. Mis hijos de carne y hueso, con sus nombres y sus apellidos de toda la vida, que lloran y tienen pataletas y no tienen botón off. Uno derrama la leche mientras el otro pega patadas a un balón y rompe el cristal de la puerta que da a la terraza. Bum. Mi marido estalla en alaridos y mi hijo se va a su cuarto hecho un mar de lágrimas. El desayuno is over. Finito, caput. Al colegio.

Cuando por fin los coches aceleran y puedo avanzar hasta la puerta de su escuela, los deposito a cada uno con su mochila, su bocadillo y su mente inmaculada delante de su profesora. Y me voy.

Mi ordenador se enciende y una mujer llamada Samanta me pregunta qué quiero para desayunar. Tostadas con mermelada y un café humeante. Mi asistente Cortana me ha seleccionado los artículos que necesito leer antes de ver a mi editor jefe y un listado de los contactos que me han enviado mensajes mientras dormía, dividido entre los que ofrecen algo y los que piden algo, y luego entre los amigos y los conocidos.

Me cuelgo mi Autographer del bolsillo antes de entrar en el despacho de mi editor y así luego podré visualizar todo lo que no haya memorizado. Hago lo mismo con las siete visitas de clientes, a los que tampoco les importa que les grabe porque ellos hacen lo mismo conmigo.

Hago un break para charlar con mi marido por facetime. Está mucho más simpático que en persona, he de admitir. O será el brillo de sus ojos que mi pantalla aumenta sin saber porqué. El caso es que me alegro de haberle visto y olvidar esa sensación agridulce de escucharle gritar a los niños eso de ¡ya está bien! Aprovechando estos buenos recuerdos, pongo la cámara a seleccionar los momentos felices del último fin de semana de paseo por Londres. Ni siquiera los he tenido que seleccionar yo, sino que Cortana para mí y Siri para él –utilizamos sistemas operativos distintos pero compatibles ya- detectan perfectamente cuándo hay buen rollito entre nosotros y cuándo es mejor eliminar y hacer un corta y pega de toda la vida.

Mi marido me engaña con su asistente operativo. Sé que le ha diseñado un cuerpo a su medida y la voz de una actriz americana, como si fuera Joaquin Phoenix para Her. ¿Pero ese sexo virtual –como lo llama Jordi Soler en su magnífico artículo La era de Funes- son o no son cuernos? ¿ Desde cuándo no puede uno imaginar que se acuesta con estrellas de cine sin hacer daño a nadie? ¿Y si lo que imagina es que se acuesta con el vecino de la puerta cuatro? ¿Es eso peor por más realizable, o mejor porque al menos le puedes partir la cara en un momento dado?

Estoy confundida, la realidad del siglo veintiuno, con sus autographer y ‘la otra realidad’ me han pillado medio desprevenida, y voy aprendiendo a trompicones lo que a mis hijos les parece coser y cantar, que diría mi abuela.


Sigo utilizando mi memoria para almacenar recuerdos, que luego se me borran y se me difuminan a su antojo. Y me empeño en ver, sin ponerme las GG (google glasses), las actuaciones del cole de mis hijos. Hasta he pensado en no grabarles el día de su cumpleaños, en una locura que me dice que lo almacene yo todo y no la autographer. Pero en casa sucede que ya todos me toman por chalada. La que quiere vivir sin red social ni memoria independiente de un ser humano. Sin GG que diseñen a mi antojo la realidad que me rodea, sin Autographer que guarde y diseccione todos los momentos de mi vida de forma autónoma y sintética. Y hasta había pensado, un un tris de rebeldía, en volver al café con leche con lactosa y cafeína y dejar en casa la pulsera que mide mis pasos, mis calorías y mal carácter y lo convierte todo en parámetros, porcentajes asépticos y módulos regulables. Como si no fuera un robot. 

jueves, 10 de abril de 2014

Ida


Entre tanto ruido ciudadano, la semana pasada me recluí en el cine como el que se retira a un convento de clausura situado en medio de la ciudad. Y nunca mejor dicho, porque la polaca Ida va exactamente de eso, de una chiquilla que ha nacido en un convento, que no ha visto otra cosa que monjas en su corta vida y que, antes de tomar sus votos definitivos que la lleven a rezar por Cristo Dios durante el resto de su vida, y bajar la cabeza al ir por los pasillos no vaya a ser que se distraiga con las cosas de este mundo, se va a visitar a una vieja tía suya, único familiar en el mundo que le queda. 

La  tía en cuestión es roja perdida, no cree en nada ni en nadie más que en una botella de alcohol de máxima gradación, y fue juez contra los nazis en los cincuentas. Se acuesta con cualquiera que se lo pida, y si es con una copa en una mano y un cigarrillo en la otra, mejor aún. Olvidar es lo que quiere, pero no sabemos muy bien por qué ni para qué. 

En cuanto a Ida, es una bella niña que no se quita el velo casi ni para dormir y que vive en silencio su gusto y disgusto por las cosas mundanas, lo que incluye a un músico de jazz guapo hasta en blanco y negro. 

Y entre la jueza roja y la monja de clausura, nos conducen por un camino de muertos y muertes.  Agradable, eh? Todo en un riguroso blanco y negro y en versión original, o sea en polaco. Y qué será que a pesar de todos esos inconvenientes, la  peli es una verdadera y auténtica joyita, tal y como la clasificó Boyero en su columna y que fue lo que me llevó derecha al cine. 

Sólo diré una frase que les gusta mucho a las elegidas por Dios, una suerte de casta superior insuperable y sólo apta para aquéllas a quienes Dios ha tocado con su dedo. Y después, qué viene después? Lo normal, la vida nada más. Y ellas se van con Dios, no con la vida nomás. Hay que ver la peli para entender lo que estoy diciendo. 

lunes, 31 de marzo de 2014

PARCO SUSHI COWBOYS


Te gusta que te maltraten, que te insulten, que te menosprecien por ser mujer o te amenacen mientras comes pescado crudo en salsa de soja? Entonces PARCO es tu ambiente. Entre modelos, guiris, gente guapa y un ambiente fashion made in Barcelona, con asientos incómodos hasta decir basta -abstenerse embarazadas avanzadas, no sabe una dónde meter la barriga en esos sillones bajitos-, consigues que te vilipendien al mejor estilo y por el módico precio de 40 y pico euros por barba. Eso sí, espera hasta la hora de pagar para pedir la hoja de reclamaciones, porque en otro caso te echarán antes de que puedas terminarte el sushi. 

El viernes pasado y con el restaurante en hora punta, vi cómo a mi amiga la llamaban 'ama de casa', que  ahora parece ser un insulto, a mí 'abogado de mierda', a mi otra amiga 'chacha de mierda' y a la cuarta casi le rompen el móvil por grabar al insultador, que resultó ser uno de los dos dueños del restaurante. Todo por qué? pues porque expresamos nuestras quejas al pagar por habernos dado la peor mesa del  restaurante y en definitiva sentirnos mal tratadas a pesar de ser clientas desde  hacía ni se sabe la de años. En el momento en que  dijimos que sacaríamos nuestras quejas en internet nos llamaron todo lo que estáis leyendo, nos  echaron a la calle y a mí me dijeron que la hoja de  reclamaciones la firmara pero desde la calle. Vamos faltaría más. 

No contentos con todo eso,  inmediatamente después de firmarme la hoja de reclamaciones -sin dni y sin datos claros- el dueño salió afuera, donde aún seguíamos en  estado de shock, y nos dijo que si sacábamos alguna de  las imágenes  grabadas en las  redes -imágenes en las que su hermano nos llamaba abogado de mierda y chacha de mierda y nos decía que le daba igual lo que dijéramos en redes porque tiene el local lleno cada noche- que si lo sacábamos, repito, 'nos atuviéramos a las consecuencias'. Esto lo dijo con el dedo levantado tipo San Agustín y mirándonos a los ojos. 

A continuación llamamos a los Mossos para que les dieran, a ellos sí, sus datos personales y dni, lo que a nosotras nos negaron. A mí lo que me sigue entre divirtiendo e indignando es que nos llamaran 'amas de casa'. Tanto siglo veintuno y liberación de la mujer, y estamos donde estamos. Welcome Parco boys. 

lunes, 24 de marzo de 2014

Joven y bonita


La primera vez no suele ser para tirar cohetes, pero no todas nos hacemos prostitutas a continuación. Claro que tampoco todas tenemos el físico de Marine Vacth como para que nos vayan proponiendo citas a la salida del liceo, como a ella. 

Isabelle es joven, es bella, es rebelde, pasa de los chicos de su edad y no tiene apego a nadie que no sean ella misma y su hermano menor, que la idolatra como si fuera una diosa. Se prostituye porque el sexo para ella se convierte en moneda de cambio, algo que ofrece para el disfrute ajeno y por el que cobra un dinero que la hace sentir superior a la media. Y quizá lo es, sólo hay que  mirarla de arriba abajo. 

En cuanto a su madre, que fuma porros cuando los niños se van a dormir y se deja acariciar por el novio de su amiga cuando nadie les ve, no es más que esa madre progre que intenta hacerlo todo bien y algunas cosas le salen mal. Pero no creo que tenga la culpa de ninguna de ellas, y en especial no la tiene de que su hija prefiera oler a viejos tiernos -y quizá sabios- en la cama que pagan por el sexo antes que a niñatos que no saben ni cómo metérsela a una. 

Drama social que nos puede pasar a todas. Aunque yo muy progre no me veo. 

miércoles, 19 de marzo de 2014

MELILLA


Disculpe el señor
Disculpe el señor
si le interrumpo, pero en el recibidor
hay un par de pobres que
preguntan insistentemente por usted.

No piden limosnas, no...
Ni venden alfombras de lana,
tampoco elefantes de ébano.
Son pobres que no tienen nada de nada.

No entendí muy bien
sin nada que vender o nada que perder,
pero por lo que parece
tiene usted alguna cosa que les pertenece.

¿Quiere que les diga que el señor salió...?
¿Que vuelvan mañana, en horas de visita...?
¿O mejor les digo como el señor dice:
"Santa Rita, Rita, Rita,
lo que se da, no se quita...?"

Disculpe el señor,
se nos llenó de pobres el recibidor
y no paran de llegar,
desde la retaguardia, por tierra y por mar.

Y como el señor dice que salió
y tratándose de una urgencia,
me han pedido que les indique yo
por dónde se va a la despensa,

y que Dios, se lo pagará.
¿Me da las llaves o los echo? Usted verá
que mientras estamos hablando
llegan más y más pobres y siguen llegando.

¿Quiere usted que llame a un guardia y que revise
si tienen en regla sus papeles de pobre...?
¿O mejor les digo como el señor dice:
"Bien me quieres, bien te quiero,
no me toques el dinero...?"

Disculpe el señor
pero este asunto va de mal en peor.
Vienen a millones y
curiosamente, vienen todos hacia aquí.

Traté de contenerles pero ya ve,
han dado con su paradero.
Estos son los pobres de los que le hablé...
Le dejo con los caballeros

y entiéndase usted...
Si no manda otra cosa, me retiraré.
Si me necesita, llame...
Que Dios le inspire o que Dios le ampare,
que esos no se han enterado
que Carlos Marx está muerto y enterrado.
Fuente: Quedeletras

Joan Manuel Serrat el magnífico

lunes, 10 de marzo de 2014

Philomena


Philomena es esa mamá que todas y todos hubiéramos querido tener, caso de no conocerla claro. O no? El fantasma de cualquier adoptado, o uno de ellos, es no saber si tu mamá bio se acuerda de ti el día de tu cumpleaños, si le cruje el corazón un ratito ese día, si recuerda su parto o ha preferido olvidarlo -el momento del parto en Philomena es especialmente doloroso-, si alguna vez ha reunido o reunirá el coraje suficiente como para buscarte, como para enfrentarse a sus posibles otros hijos, posible pareja, y contarles la verdad de lo que le sucedió con catorce, quince o diecisiete años. Que  posiblemente metió dentro de un cajón mental que cerró con cuatro llaves. Tampoco ahora es muy diferente. Hablando con una asistente social de un hospital ampurdanés, me decía que la mayoría de chicas que dejan a sus bebés en la clínica hoy en día -y por tanto renuncian a ellos- no quieren llevarse el papel en donde se reconoce su renuncia y los datos del bebé, que lo rompen antes de salir por la puerta porque lo más seguro es que vayan a intentar olvidar esa dolorosísima historia por la que acaban de pasar -a saber porqué-. 

El caso es que Philomena no ha olvidado nada y tú quisieras que tu mamá tampoco. Y ese momento en que a Philomena la separan de su niño, en que ves entrar a unos papás con abrigo de pieles y cochazo que se llevan en su auto a ese pequeño de año y medio, ese momento para un adoptado es desgarrador. Por muy superado, psicoanalizado y dialogado que lo tengas allá afuera, allá adentro es como si levantaras una costra que al despegarse duele muy abajo. Hacía tiempo que no sentía ese desgarro tan hondo, que viene del estómago del alma. 

Y luego esas monjas de pastas y café con leche, qué de verdad suenan. Yo me colé en el convento donde vine al mundo para hacer de voluntaria, sin explicarles quién era ni de dónde salía, y me pareció que todo olía a nuevo y a limpio, que ahí no se cometían tropelías, ni probablemente se habían cometido nunca. Hasta que dije quién era y todo cambió. Misteriosamente, nunca volvieron a llamarme para hacer de voluntaria. Quizá tenían miedo de que  sus archivos me quedaran demasiado cerca. 

Y esa simplicidad y dulzura con la que te dicen 'hijita, no busques más, esas chicas nunca vienen a buscaros. Tienes una familia maravillosa, da gracias a Dios por ello y sigue adelante, y sé feliz'. Y te lo crees, te crees que eres una desgraciadita niña abandonada a la que nunca vinieron a buscar ni por la que nunca vinieron a preguntar. Y no saben ellas  lo que duele eso, que nadie nunca haya venido a preguntar. Y entonces les dices que bueno, que vale, pero que si acaso alguna vez viniera tu mamá bio, que  por favor le den tus datos para que se crucen con los suyos, que si la voluntad es de ambas partes, qué de malo hay en ello? Y desgraciadita tú, piensas que esas maravillosas monjitas harán todo lo posible por juntaros. Pero, más allá en la vida, descubres que esas Philomenas existen, que van a preguntar tanto como vas tú, y que hasta puede que un día se cruzaran contigo en el patio del convento. Y entonces  las llamas brujas, putas y desgraciadas a las dulces monjitas (y que  me perdonen las putas). Por qué no permitir que una madre se encuentre con su hija? En nombre de qué Dios? 

Philomena es eso, la realidad. Y Judi Dench es, simplemente, la mamá biológica que queríamos tener. 

lunes, 3 de marzo de 2014

Ella


Ella es Samantha. Tú eres Joaquin Phoenix. Ella es un sistema operativo. Tú eres un hombre solo, o mejor abandonado a tu suerte, castigado por no saber gestionar tus emociones, por no decir a tiempo lo que había que saber decir a tiempo. Samantha, en cambio, se adelanta a tus propios pensamientos y siempre te va un paso por delante. Analiza tus emails de los últimos diez años en el tiempo record de una  milésima de segundo, y en la milésima siguiente ya sabe cómo diseñar una respuesta perfecta para ti y modular su voz en función de tu estado de ánimo del minuto siguiente. Sam puede hacerte eyacular sin tener que tocarte y la puedes llevar prendida de tu bolsillo, a modo de tercer ojo, al viaje que se te antoje. Pero hay que decir que la voz de Sam no es la de una cualquiera, es la de Scarlett Johansson. Y sus formas la preceden a Scarlett, aunque aquí no disponga de ellas. 

Lo malo de un sistema operativo que piensa por sí mismo, que analiza sus experiencias y aprende de ellas, y por tanto evoluciona, es eso, que evoluciona. Y como no es humano, evoluciona al estilo sistema operativo, no al estilo Joaquin Phoenix hombre solo e incapaz de gestionarse a sí mismo. Y sus capacidades y sus dotaciones no están diseñadas para la exclusiva de un hombre solo sino de ocho o nueve mil hombres solos. 

No es ciencia ficción. Es el día después de comprarte un sistema operativo inteligente que pueda pensar por sí mismo. Lo llevarás  en tu iphone, en tu ipad, y pensarás que quién necesita compañía teniéndole cerca. Y un día miserable caerás en  la cuenta de que no te pertenece, de que vive fuera de ti y sigue pensando cuando tú duermes y hablando con otras, con otros, y que te es infiel, y que es superior a ti. Y ese día, estaremos fuera de juego. Ya estamos aquíiii. 


lunes, 24 de febrero de 2014

Como el gorila


Y si no hay dónde ir. Y si es peor lo de afuera que lo de adentro. Y si resulta que me decido a dejar esto y no encuentro nada mejor. Y si la jungla me devora por dejar mi casita de color marrón y con flores, que siempre son las mismas y huelen igual. Qué? Que eso sólo nos lo planteamos los seres humanos? Lo dices porque no has leído El gran escape, de Santiago Roncagliolo. A modo de cuento largo, o de novela corta, resulta que los animales viven en un mundo del que no saben nada, si es un zoológico o una sabana de verdad, si están en libertad o en cautividad, si los humanos les cuidan o son sus esclavos, si los coches les atacan o les quieren sacar fotos. Si el muro es para protegerles o para encerrarles. Desde El show de Truman que no leía/veía nada similar. La de cosas que te da por pensar. Y si me escapo yo también. Y si me da por salir corriendo de un empleo aburrido y lleno de polvo. Y si cojo a mi familia y nos vamos a vivir la vida loca. O si, por el contrario, todo lo que yo quería va a resultar que era poder bailar claqué en el salón de casa. Como el gorila. 

miércoles, 29 de enero de 2014

Arrugarse


Recién acabas de cumplir 82 años. Y sigues siendo bella, elegante y deseable. Hace 58 que vivimos juntos y te amo más que nunca. Hace poco volví a enamorarme de ti una vez más y llevo de nuevo en mí un vacío devorador que sólo sacia tu cuerpo apretado contra el mio. Por la noche veo la silueta de un hombre que, en una carretera vacía y en un paisaje desierto, camina detrás de un coche fúnebre. Es a ti a quien lleva esa carroza. No quiero asistir a tu incineración; no quiero recibir un frasco con tus cenizas. Oigo la voz de Kathleen Ferrier que canta Die Welt ist leer, Ich will nicht leben mehr (El mundo está vacío, no quiero vivir más) y me despierto. Espío tu respiración, mi mano te acaricia. A ninguno de los dos nos gustaría tener que sobrevivir a la muerte del otro. A menudo nos hemos dicho que, en el caso de tener una segunda vida, nos gustaría pasarla juntos.

Lo escribió André Gorz antes de suicidarse con su mujer, aquejada de alzheimer, y quedó en la hermosa Carta a D. Historia de un amor,  que ha dado la  vuelta al mundo. 

La historia de Emilio en Arrugas es un poquito diferente. Emilio no tiene una esposa que le cuide ya, ni tampoco un  hijo que le quiera aguantar el alzheimer en casa. El máximo coraje de su hijo pasa por dejar a Emilio en una residencia para viejos con piscina. Piscina que sirve únicamente para reclamo de los hijos culpables que dejan a sus padres y se consuelan pensando en que esa residencia no es como las demás; tiene piscina. El hecho de que esté llena de viejos caducos que hablan solos y se duermen frente al televisor durante la mañana y durante la tarde les podría hacer pensar 'para qué sirve la piscina' salvo para aumentar la factura a fin de mes. Pero es  mejor pensar que has dejado a tu padre en un hotel de lujo. 

Y quiénes somos nosotros para juzgar a ese hijo que se nos parece tanto. Lo primero que hizo una periodista que vio la peli al finalizar, fue llamar a sus padres. Porque muchas veces no les tenemos tiempo ni paciencia. Nos enganchan con sus rutinas, con su 'la criada me roba' o 'qué pastilla me toca por la mañana?' y nosotros estamos trabajando, estamos cuidando de nuestros hijos, estamos en una tienda tratando de comprar lencería fina para no perder la magia con nuestro marido o bien estamos tomando café con una amiga para contarle lo nuestro. Y de pronto esa llamada al móvil fuera de lugar, con sus tonterías de siempre, con sus preguntas inacabables sobre lo mismo de anoche. Con ese reproche que huele a soledad. 

Porque lo más serio de Arrugas es la soledad. Y lo más tierno es  la amistad con ese entrañable Miguel el argentino, que les esquilma un poco a todos los viejos de la residencia a cambio de seguirles en sus sueños, cosa que no hace nadie más. A la señora que se cree fumando en el Orient Exprés le hace de revisor, y a la que busca un teléfono para llamar a sus hijos para que vengan a recogerla 'porque yo ya estoy bien' la manda de paseo en paseo para que no se aburra mientras encuentra ese teléfono que no la llevará a ninguna parte. 

La soledad de un viejo puede paliarse con un perro en su casa, mientras pueda cuidarse él y a su perro. Porque los viejos donde quieren estar es en su casa, con sus recuerdos, sus vaivenes y sus fotografías. Mi madre me dijo una vez que el espejo le hacía compañía, porque se veía reflejada 'y parecerá una tontería, pero me siento menos sola viéndome ahí'. Yo también fui ese hijo del que habla Arrugas

viernes, 17 de enero de 2014

efímera juventud de Agosto


Ácida, mordaz, cruel y maldita madre es la que representa Meryl Streep en la pantalla para Agosto, dirigida por John Wells. Junto a Julia Roberts, que es esa hija con la que te mides constantemente porque sabes que tiene tu talla y que es tu traje a medida. Enferma terminal una y abandonada por el marido la otra, se muerden y se ladran en medio de un paisanaje extremo: el primo tonto de la familia, la hermana que parece lesbiana, la hermana sin coeficiente intelectual, la tía gorda que se ensaña con el primo tonto, el padre del hijo tonto dominado por la gorda, la sirvienta sudamericana que levanta la espada sólo por el honor de una niña, el novio cantamañanas y el marido infiel. No sé si me dejo algún personaje de esta comedia dramática de categoría diez elevado al cubo. Obra maestra. Una frase y una escena para no olvidar. Las mujeres, dice Meryl, cuando se hacen viejas ya no son ni guapas ni feas, son viejas. Y no emiten ni feromonas ni cantos de sirenas. Y la escena: Meryl acunada por su sirvienta latina. And the Oscar goes to...