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martes, 31 de agosto de 2010

Tariq y Joyce

Tariq y Joyce no son pareja. Pero son las últimas personas importantes a las que he escuchado hablar en público durante estos tórridos días de agosto. Claro que tórridos por aquí abajo. Allá en Edimburgo, donde se sucedían los festivales de música, danza, teatro, literatura y comedia de manera explosiva e imparable, en realidad no hacía ningún calor. Me pregunto qué día de la semana les cayó el verano a los escoceses, porque en la última semana de agosto aquéllo parecía el invierno de la estepa rusa edulcorado por un sol débil y transparente.

Así que ya sabéis donde he pasado mis últimos días de VACACIONES acompañada de mi marido y punto. El niño, como debe ser, con los abuelos multifuncionales e hiperactivos que me han tocado en suerte. Qué afortunada soy, la verdad.



Tariq Ramadán es un interesantísimo pensador de origen suizo y que les habla a los musulmanes que viven y crecen en Occidente y a los occidentales no musulmanes que conviven con los primeros.  Porque, como decía Tariq, esto se puede ver como un problema o como un fenómeno en movimiento,  el de las migraciones. Los musulmanes estaban ahí desde hace mucho tiempo y seguirán estándolo por mucho más. Se tendrán que adaptar a nuestras reglas pero también nosotros a sus caras. Y eso, lo queramos o no, porque así es el mundo hoy en día. Cuando me agoto de contestar a los porqués de mi hijo, le digo 'porque así es la vida', y él repite 'porqué así es la vida, mamá?'... y creo que lo mismo podría haber dicho Tariq Ramadán. Claro que él lo argumentaba más y utilizaba vocablos de intelectual y de político. Es suizo y musulmán, y después de muchas obras pesadas y controvertidas sobre la cultura del Islam y su entendimiento desde Occidente, su editor en Roma le dijo 'Tariq, por qué no escribes una obra corta y que pueda leer todo el mundo?'. Y de ahí salió What I believe, un éxito editorial y personal del autor se mire por donde se mire.

Una vez enfríe mi entusiasmo después de la arenga provechosa y suculenta que me había ofrecido el suizo Tariq, y resistiéndome a correr a comprar su obra para que me la firmara en persona, me dirigí a mi siguiente charla de escritora seria. Joyce Carol Oates, la autora norteamericana de Bestias -ha salido ahora en español- de Rape -todavía no está en español- y que venía a presentar Ave del paraíso, me inundó de admiración porque no sólo escribe como los ángeles -o como las bestias, según se mire- sino que tiene un extraordinario sentido del humor que se contradice tanto con su aspecto de brujita descuidada -su atuendo no dejaba escapatoria a pensar más que se dedica a sus libros sin parar- como con su prosa amarga y tremendamente cruel. Ni qué decir que me perdí algunas de sus bromas porque me falta dominio del inglés, pero a juzgar por las que entendí y por la actitud de su numerosísima audiencia, reinó en la sala como la gran escritora que es.