my time is now (Nike)

PASA PASA ESTÁS EN TU CASA

COMO EN TU CASA



martes, 28 de octubre de 2014

Bella Marion


Quién debería decidir si una empleada se va o se queda de la empresa? Los jefes, o sus propios compañeros? Y si la convierten en moneda de cambio? O ella o tu prima anual, ésa por la que tanto has madrugado/trasnochado y con la que ya cuentas para pagar las facturas de electricidad o las extraescolares de tu hijo. Si ella se va a la calle, tú cobras tu prima. Si ella se queda con su puesto de trabajo, tú te quedas sin prima. Y lo decides tú, en pura democracia asamblearia junto con tus otros compañeros. Sus compañeros. Así no podrás restregarle a tu jefe que es un rastrero que impone medidas abusivas contra tus derechos sociales. 

Eso mismo le pasa a Marion Cotillard en Dos días, una noche, por culpa de los Hermanos Dardenne, que la meten en un complejo dilema de cruces de intereses, necesidades y miedos y convierten a su personaje en una chica atormentada por las circunstancias de su vida y que no sabe cómo ni cuándo ni para qué. 

Dos días para convencer a tus compañeros de que apuesten por ti. Para que tu sigas trabajando, ellos tienen que hacer renuncias, y les miras a las caras y se lo pides. Renuncias, disputas familiares, dilemas morales. Puerta a puerta, piel frente a piel, en una época en que casi todos nos enfrentamos a los demás por escrito y de modo virtual, a través de una ventanita de una computadora.  

Y Marion va descubriendo que lo que parecía un fin en sí mismo, conservar su trabajo, no era más que una posición, y lo que subyacía era una necesidad vital de reconocimiento, de valoración, de estima. Dos días y una noche para convencerlos, y también para descubrirlo. 

viernes, 17 de octubre de 2014

Workaholismo


Un buen amigo me cuenta que su hija de 38 años ya se ha congelado los óvulos, porque por ahora la vida no le depara un embarazo a la vista, charlo con otra amiga de edad similar y me dice que tiene demasiado trabajo como para plantearse lo de la congelación, si no tiene tiempo de pensar en novios, qué le va a dar la cabeza para buscar un banco de óvulos, hacerse varias inseminaciones carísimas y luego pagar el mantenimiento mensual? Pero eso le pasa por no ser directiva en Facebook o Apple, empresas que lo hacen por ti y para ti, por tu bienestar, por tu tranquilidad, para tu felicidad. Para que mientras te concentras en realizarte como mujer y aspirar a directiva del año, tus óvulos no sufran estrés, te los sacan, te los congelan en el exterior y así tú puedes seguir siendo mujer de tacones y falda estrecha, drogándote con cafeína hasta altas horas de la madrugada si un jefe te lo pide o si un acuerdo no sale o si una demanda no acaba de tomar forma, y dedicándote en cuerpo y alma a lo que más te realiza como persona: el workaholismo. 

Que mujeres como Soraya Sáenz de Santamaría, Carme Chacón o la propia Marissa Mayer, ministra, exministra y consejera delegada de Yahoo respectivamente, se tomen apenas una semanita de vacaciones después de parir y en la semana dos ya vuelvan a sus despachos qué señales nos da al resto? Que son muy responsables o muy irresponsables? Que, en según qué puestos directivos, si amamantas a tu bebé tiene que ser en la oficina y entre reunión y reunión? Que la nannie es imprescindible si tienes un puesto de dirección? Que hay que hacer antes un master de super woman para dedicarte a la maternidad y la dirección de empresas nada más parir? 

O mejor, como parecen apuntar las vanguardistas -o retrógradas- Face y Apple, que mejor te sacas los óvulos y te los guardas para mejor momento porque, bonita, esto no es compatible, sabías? 

Pero puede, tan sólo puede, que esta no sea más que una medida alternativa, y no un mensaje de que la exclusividad ni se vende ni se compra, sino que se transforma. 

Y mientras eso pasaba, había mujeres que estaban de nueve meses de embarazo y no lo sabían, como Alba, de 28 años, a la que la justicia española le ha reconocido un 'trastorno de negación del embarazo' como eximente en la muerte de su bebé recién nacido, transformando la acusación de asesinato en homicidio imprudente y 10 meses de cárcel en vez de 20 años. 

A veces, nada es lo que parece. Y a veces sí. 

lunes, 6 de octubre de 2014

Boyhood


La vida pasa todos los días, pero como va poco a poco no nos damos cuenta de los surcos que deja más que al mirarnos en las fotos de hace diez añitos, por ejemplo, o cuando una hija nos pide el pintalabios para su fiesta o quiere mallas negras para ir a una discoteca y te dice que 'es lo que se lleva!', y de pronto sientes que te han caído doce años encima como al que le caen doce kilos de grasa extra sin haberse comido un dulce. Ah, eso era todo? piensas... Es que pensé que había algo más... Es una de las grandes frases de Patricia Arquette, grande Patricia en Boyhood

Ethan Hawke, qué decir de él, es ese tío del que todas nos hemos enamorado alguna vez: guapo, interesante, con un coche viejo que es como su segundo yo, distraído, disperso, que no encuentra su camino en la vida y va probando esto hoy y aquello mañana, hoy cazo ballenas y mañana toco en un grupo de rock, para quien las reglas son un corsé insoportable y la rutina es eso que les pasa a los otros. Es adorable pero imposible. 

Y el crío es eso, un crío. Que pelea con su hermana como hacen los tuyos en casa, exactamente igual y por las mismas cosas, que crece y se convierte en un adolescente lleno de granos y un pelo que le tapa la mirada, que se emborracha y fuma porros, cuya novia pija le abandona por un tío que piense menos, que se plantea el porqué de la existencia y que no quiere seguir las clases sino hacer fotos y capturar así el instante... y que te recuerda todo lo que tú fuiste y ya no serás, que te vuelve a llevar por caminos que pensabas que ya no estaban en tu recuerdo y te sientas a mirarle como se sienta Patricia Arquette cuando ya ha conseguido sacarle adelante. 

Boyhood son doce años de un mismo chico, de un mismo Ethan Hawke y de una misma madre que pelea sola contra viento y marea y se enamora siempre de los más inconvenientes novios. Es una preciosidad. Y lo mejor es que podría seguir mirando sus vidas otros veinte años más sin pestañear. Gracias Linklater. 

jueves, 2 de octubre de 2014

Acusados


En el año 88 no bastaba con decir NO a una violación. NO si habías estado provocando primero o vistiéndote de modo indecente. NO si habías bebido o fumado marihuana antes de la violación. Por eso lo primero que le consigue su abogada a una joven Jodie Foster en Acusados es una condena de sus violadores por 'imprudencia punible' o algo así, en vez de por un delito sexual que tan mal quedaría en el expediente de un joven y prometedor universitario con abogado de pago. 

Eso ya no podría pasar ahora, pensé yo cuando la vi de nuevo hará unos meses. Y sin embargo, anteayer asistí a unas charlas donde escuché historias macabras de prepotencia y desidia por parte de la Administración española y catalana. Desidia entendida como falta de cuidado y de interés en los casos de los ciudadanos, donde parece que hay veces que las resoluciones se comienzan a escribir por el final y después se adapta la historia al final que ya está escrito. Prepotencia porque escuchan a los acusados como si oyeran llover y luego les incriminan sin darles explicaciones en cristiano, sino con palabrejas de esas que sólo entendemos los juristas. Eso en mi pueblo genera indefensión, desconfianza y sufrimiento. 

Y digo yo: la administración no era esa cosa que pagamos entre todos? que van desbordados? bueno, y los ciudadanos no? Que cobran poco? y los de a pie cobramos más? 

No puedo reproducir las historias que escuché en vivo y en directo porque atentaría contra el principio básico de confidencialidad e intimidad de los afectados, pero había un montón de padres, de madres, de abuelos, a los que el poder omnímodo de la Administración les ha quitado la custodia de sus hijos, y lo grave del asunto es que lo han hecho por razones que ellos no entienden. 

Si todos los alumnos de la clase suspenden, no será que el profesor se explica mal? Vi caras que se parecían mucho a la que pone Jodie Foster cuando, después de ser violada por tres tíos, la obligan a seguir un 'procedimiento' y luego ve cómo pasa de ser la víctima a la provocadora de su propia violación. Y cómo sus violadores son acusados de 'imprudencia punible' en vez de por el delito que cometieron. Se pierde en el marasmo legal y judicial, en el 'procedimiento', donde las reglas del juego son tan sucias que nadie se atreve a nombrarlas en público. Donde NO, a veces, no significa NADA. 

Han pasado 26 años desde que Foster ganó un oscar por ese papel, pero los ciudadanos del 2014 en Cataluña siguen viendo cómo se quedan sin ayudas para sus hijos, sin asistencia social para sus mayores y menores, notificados y acusados en resoluciones imposibles de comprender salvo que andes con un abogado pegado al cuello, pisoteados en sus derechos salvo que te puedas pagar un picapleitos de esos que chupan la sangre, y no pasa NADA.