my time is now (Nike)

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martes, 26 de febrero de 2013

I EN DEPENDÉNCÍA


Estoy en estado de shock. Porque uno considera a sus hijos, sin remediarlo, una prolongación de uno. Sus gustos, sus aficiones, sus canciones, sus colores y comidas favoritos, dependen de su madre y de su padre. Al menos a los cuatro años sí. 

De modo que, cuando ayer saliendo del cole de mi hijo, escuché cómo sus compañeros coreaban algo así como 'I EN DEPENDENCÍA' en varios tonos de voz, siendo el niño que lideraba los cantos de origen nepalí y madre catalana, quedé anonadada. Mi hijo no cantaba, estaba un poco al margen pensando en países que había aprendido en clase y concentrado en el bocadillo de queso que llevaba entre las manos. Así que pensé que mejor no darle importancia al asunto, pero en cuanto subimos al coche  y quedamos en privado, no lo pude evitar: 

-amor, qué era eso que cantaban tus amigos? 
-qué?
-sí,  esa canción que estaban cantando ahora cuando hemos salido... 
-ah, la de I EN DEPENDENCÍA? 
-sí, ésa misma... 
-es una canción que se  saben todos los del cole, yo también... 
-y dime una cosa, os la han enseñado las profes? 
-no 
-y entonces, de dónde ha salido? 
-no sé
-de algún niño que ha venido cantándola de casa?
-sí, creo que sí... te la canto? la sabe todo el cole, mami! 

No quise saber más. Cambié de tema y me dije: estás preparada para tener un hijo que quizá no piense como tú? 

viernes, 22 de febrero de 2013

Vestuarios


A menudo coincido en el vestuario del gimnasio con dos chicas de edades muy diferentes pero que tienen una cosa en común: saludan cuando llegan y cuando se van. Uff, parece una nimiedad, pero me da mucha rabia la cara de tonta que se me queda cuando entro en un espacio común y nadie contesta mi 'hola'. Constantemente pienso si seré invisible y por eso no se me oye. Hasta que conocí a Blanca, campeona de atletismo de Cataluña hace unos años y que comparte la misma inquietud que yo: o somos invisibles o el personal es muy maleducado. 

Blanca se levantaba a las cinco de la mañana con 11 añitos para ir a entrenar de 6 a 8, antes del cole, y volvía a entrenar de 5 a 8, después del cole. Con el consiguiente esfuerzo de toda su familia y en especial de su padre, que se levantaba a las cuatro y media para llevarla en coche, se entiende. La chica era tan buena que nadie podía decirle que no. Hasta que el No lo pronunció ella. No a más controles alimenticios estrictos y No a madrugones inhumanos de toda la familia. No a una vida tan estricta y pautada. 

Ahora han pasado los años y Blanca corre 14 kilómetros al día y nada varias piscinas después, pero eso sólo lo hace porque le gusta. 

La otra compañera de vestuario es una chiquilla como lo fue Blanca, y nos hemos enterado de que es actualmente campeona de natación en Cataluña. Al igual que ella hizo, la nueva campeona tiene escasos 12 o 13 años, una espalda de aquí a Roma y entrena de 6 a 8 de la mañana y de 4 a 6 de la tarde cada día, antes y después del colegio. Eso los días light. 

Y luego alguno le dirá que ha tenido suerte. Suerte! Suerte es conocerlas a ellas, que saludan a todo el que entra y sale por la puerta como si tal cosa. 

lunes, 11 de febrero de 2013

Hitch


Hitch era un tipo orondo además de un genio. Se llamaba Alfred y dirigió películas como Psicosis. Ahora le han hecho una peli a él protagonizada por Anthony Hopkins y una Helen Mirren como esposa que es absolutamente genial: su esposa Alma. 

Del largometraje Hitchcock se pueden decir muchas bondades, pero nada como ir a verla y juzgar por uno mismo. Hay veces que el buen cine es mejor no perder el tiempo en describirlo. Tan sólo me pararé en la  imagen que, a mí, como mujer y como esposa, me pareció más fascinante. 

La Mirren está celosa y enfadada por las muchas aspirantes de actriz que le hacen ojitos a su marido con tan sólo veintipico de años y mucho entusiasmo. No porque se lo quieran tirar, eso es lo de menos. Sino por cómo las mira él. Por cómo se deleita Alfred con su belleza y juventud. 

Y entonces Alma se pone el bolso al hombro y se va de tiendas. Cuántas veces no se va una de tiendas para cambiar el color del mundo que la rodea... En los grandes almacenes en que se pasea busca un bañador que remplace al suyo, que está gastado y cedido por los años que tienen ella y el bañador. Y entre todas las prendas que rebusca hay una que le atrae especialmente, por vistosa y porque es de rompe y rasga. No, se dice Alma, a mis años... de rojo furioso? con ese escote de quinceañera? Pero luego se lo piensa dos veces y arrambla con el único bañador más atrevido que ella en toda la tienda. Y cuando llega a casa se lo pone sin pensar si hace frío o calor y se lanza a hacer largos con una furia que dirías que está nadando contra Alfred o contra la propia decadencia de los años. 

Yo de mayor, quisiera ser como la Mirren. Me temo que ya voy tarde, había sólo un molde y lo rompió.