A mí me abandonaron al nacer. Ya no sé si fue de forma voluntaria o involuntaria, pero de todos modos es mejor que te abandonen al nacer que posteriormente, puestos a elegir y en mi humilde opinión. Ayer saltaba a los medios una noticia que, a pesar de ser más habitual de lo que parece, siempre sorprende y electriza las heridas: dos niños de 11 años y 22 meses eran abandonados en el Ayuntamiento de Talavera de la Reina por sus padres, alegando que no pueden mantenerlos. Aunque ahora los padres están contradiciendo esa versión, pero el hecho es que allí se quedaron, en el Ayuntamiento y sin los padres.
Cuando hice mi posgrado sobre la renuncia de las madres a sus hijos bajo las leyes actuales, comencé preguntando a los educadores sociales y a los juristas, si eso era posible, si uno podía abandonar a sus hijos sin ir a la cárcel. Sí, me dijeron, siempre que renuncien a ellos y no los pongan en peligro. Igual que una madre puede renunciar a su hijo al dar a luz y no volver a verlo más, siguiendo ciertos protocolos, también puede renunciar a la patria potestad más tarde y dejarlo bajo la tutela de la Administración.
Lamentablemente, me temo que la crisis pueda disparar los casos. Y uno se pregunta: ¿cómo hay que estar de mal financieramente, anímicamente, para abandonar a tus hijos? Al igual que ese cuento tan cruel de Pulgarcito, en que los abandonaban a su suerte en el bosque, en este caso los depositan en el Ayuntamiento del pueblo, con sus carritos, con sus vestidos, con sus enseres, para que otra familia más pudiente se haga cargo de ellos.
No hay delito en este caso. No es abandono en medio de la calle ni lo han colado por una tubería de los desagües, como ocurrió con un recién nacido hará dos o tres días. No. En este caso es una entrega y una renuncia a cara descubierta y sin excusas: no podemos seguir cuidándolos.
Imagino que ahora viene un estudio por parte de la Administración, preguntas y más preguntas, averiguaciones sobre la familia extensa de esos niños, posibles ayudas, informes psicosociales y un sinfín de protocolos. En un país -todavía del primer mundo- en que el Sr. Wert se ofrece a subvencionar con 5.000 euros a las familias que en Cataluña quieran escolarizar a sus hijos en castellano, no hay dinero para becas de comedor ni tampoco para familias en tal nivel de desamparo que se ven obligadas a renunciar a sus hijos. Me dan ganas de no pagar la declaración de la renta de este año y emigrar a un paraíso fiscal donde yo decida qué subvenciono con mi dinero y qué no. Saludos cordiales familia.