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viernes, 12 de diciembre de 2008

Te voy a dar

Una madre sordomuda pega a su hijo sordomudo. Le da más fuerte de lo previsto y le causa lesiones de importancia. El niño acude a su centro escolar, allí le detectan los moratones por el cuello y le acompañan al centro de atención primaria, a que le hagan un chequeo. De ahí se deduce un maltrato achacable a su madre, que acaba en el juzgado. La madre ha sido juzgada y condenada a una pena de cárcel y alejamiento de su hijo por un año. Lo que todavía no ha decidido el juez es cómo se come esa separación de la madre y el hijo, ambos con una minusvalía y supongo que con un buen entendimiento entre ellos, a pesar del golpe propinado.

El defensor del menor de la Comunidad de Madrid comentaba esta mañana lo absurdo de una sentencia que llega con dos años de retraso, porque la bofetada se produjo hace dos años y es ahora cuando se pide el alejamiento de la madre. Bendita justicia, si ya lo decía Ferrín Calamita, el juez católico de Murcia, que su supuesto retraso malicioso en la impartición de justicia no es más que el paso lento y con pata de elefante de la justicia en España. No veamos mala fe en su actuación.

La conclusión es que cuidado padres con levantarle la mano a vuestro hijo. Si mete los dedos mojados por sus babas en el enchufe, diálogo, cuéntale que está mal, que se va a electrocutar, que te va a joder el fin de semana en urgencias. Si te hincha mucho las narices, le dejas sin postre, le dejas sin tele, sin consola, pero no le pegues. Podría denunciarte. Y dónde esté el límite depende de un ser humano que podría ser como el juez Ferrín, o incluso peor.

Te acuerdas de cuando nuestros padres nos amenazaban con una buena paliza? Hay que ver qué cambiado está el mundo. Nuestro mundo. Y feliz fin de semana en familia.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

se perdió las distancia entre padres e hijos, se perdió la autoridad .Hoy todo se explica a los niños, y los niños pierden el norte , no tienen autoridad a la que seguir , ni nadie a quien obedecer.Y me pregunto yo ¿donde quedó el "lo haces porque lo digo yo, que soy tu padre y ya está?
Todo ésto bien entendido,dentro de unos límites razonables....
ANOUK

Anónimo dijo...

De lo que estoy segura es de que necesitan límites, pero vistas las brutales palizas que le pegaban a una niña Alba por parte de la pareja de su madre, con la connivencia de su madre, y que ahora está en un centro de menores, y que probablemente nunca más pueda andar, creo que hay que tener tanto cuidado con lo que se dice... así que los primeros que necesitamos límites somos los adultos, como si no pudiéramos saber la diferencia entre pegarle un cachete a nuestro hijo y una paliza, hay que negarnos cualquier posibilidad de agredirles físicamente... me salieron las lágrimas leyendo la historia de Alba...

Manu