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viernes, 20 de febrero de 2009

el ciberganduleo

Qué bien, por fin le puedo poner nombre a lo que hago yo a diario! Se llama cyberganduleo, pero si lo digo en inglés, cyberloafing, suena muchísimo más inn, como casi todo en esta vida, así que shit! lo dejo en el idioma en el que seguramente fue inventado.

En los tiempos que corren, parecer ocupado es más importante que estarlo de verdad. Y esto no es nuevo, de toda la vida se ha dicho que la mujer del César no sólo tiene que ser decente sino que tiene, sobretodo, que aparentarlo. Lo que ocurre es que los americanos le dan a todo ese toque sofisticado que sabe a nuevo, a innovador, a rompedor si me apuras.

Así que lo que se lleva ahora es, ya te digo, el cyberloafing. En qué consiste? Tiene diversas variantes, todas concentradas en que parezcas una persona ocupada de la cabeza a los pies. El objetivo? Que no te interrumpan con tareas laborales mientras estás en esto de gandulear por el espacio. Y de paso, que no te insuflen nuevos trabajos o, lo que es peor, te dejen en la calle.

Sí, porque los jefes tienen esa manía de necesitar que su gente esté permanentemente concentrada en su trabajo. Si pasas más minutos de la cuenta en el café, malo. Si te vas antes de que se termine su -no tu- jornada laboral, malo. Si charlas a carcajadas por teléfono, malo. Y si lees la prensa en tu mesa, ni aunque sea la económica, peor. Se preocupan y se plantean cosas como: estará desmotivado? le estaré dando poca tarea? está buscando alternativas? estoy desaprovechando mis recursos -como si fueras suyo-?

Lo siguiente suelen ser dos alternativas, y las dos negativas para ti: o te amplian tus areas de dedicación, con lo cual añaden nuevos trabajos en tu agenda diaria -nuevas responsabilidades, lo llaman- que se suman a los que ya tenías, o te echan a la calle.

Y para paliar todos estos males, incluido el dolor de cabeza de tu jefe que no sabe qué hacer contigo, está el cyberloafing. En dos palabras: utilización del ordenador de la empresa para actividades no relacionadas con tu trabajo.

Esto cambia todo el esquema. Que entra alguien a pedirte trabajo extra: le muestras esa cara de ceño fruncido que todos sabemos poner cuando estamos en mitad de un complejo análisis del mercado y redactado de sus correspondientes conclusiones. Se desarrolla más o menos así:

-Perdona, puedo pasar?
-Nnn. Ssssí, pasa... Dime, dime...- ahora es cuando frunces el ceño concentrada en tu tarea con la pantalla.
-Veo que estás muy ocupada, Manuela, quieres que vuelva luego?
-Bueno, si no te importa, sí, mejor, que tengo que terminar algo. Nos vemos en... digamos media hora (puede ser un poco más)-. Es importante que casi no mires a tu interlocutor, como si la pantalla de tu ordenador necesitara de todo el poder de tu mirada.
-Vale, vale, ya me llamas, tranquila.

Y así puedes continuar con esa tarea que te tenía tan concentrada: el email a un amigo, el último post de tu blog, la última noticia del yahoo sobre George Clooney o la lectura de Rayuela por internet (está entera, doy fe).

La primera vez puede que te sientas mal. Que creas que estás defraudando a tu empresa, mordiendo la mano que te da de comer. Vale. Entonces piensa en todas esas veces en que te pidieron que te quedaras a hacer horas extras y nunca te las pagaron. Es más, ni siquiera te las agradecieron. O peor, nadie te lo pidió pero tú te quedaste porque sabías que era importante para la empresa que saliera tu trabajo ese día. Te sientes mejor? Y más aún, piensa en tus objetivos: no quieres que incrementen tus responsabilidades, no quieres abarcar más trabajo, no quieres que otros compañeros puedan quedar en la calle gracias a tu 'eficacia'. Y aún más allá: estás protegiéndote contra un posible despido.

Ponte las pilas. Un cyberloafing al día no hace daño a nadie. Y puntúa a tu favor. Pero si aún así piensas que éste no es tu rollo, que a ti te va la caña y que cuanto más trabajo abarques y más responsabilidades atraigas mejor que mejor, entonces es que ya has caído en las garras del capitalismo. Relájate y disfrútalo. Y a ser posible, monta tu propio negocio, seguro que te forras. Ah, y no olvides hacerles firmar a tus empleados una clausulita de nada cuando los contrates: autorización para entrar en sus mails y su ordenador para evitar el cyberloafing. Como abogada, soy capaz de pasarme al otro bando si un cliente me lo pide. Buen fin de semana!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ja!... no he conocido a nadie como los americanos para hacer de la nada un concepto que parezca algo trascendental... cyberloafing... ¿que te apuestas a que de aqui a 6 meses leemos ya inminintes estudios sobre las virtudes emocionales, saludables y solciológicas del susodicho asunto?... seguro que opinan que a la larga enriquece, que desestresa, que aumenta la indpendencia y al autonomia individual... a saber!!
Mientras aqui, al menos en los puestos de trabajo en los que he estado, los "mandos", que a picradia no les gana nadie, se curan en salud colocando las pantallas de los nodulos de trabajo de forma que sean bien visibles.... en mis dos trabajos mi pantalla del ordendador estaba directamente enfocada al despacho con cristaleras de mi jefe.... osea que me tuve que conformar con el cyber y dejar el loafing para casa....
Cris