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lunes, 16 de febrero de 2009

un gen salvaje

Los niños se pegan en el colegio y se rompen los dientes. Los novios matan a las novias porque les dicen que no, o porque les tienen celos. Un conductor de automóvil mata a un ciclista y luego le pide una indemnización a los padres del muerto. Un ingeniero vasco en Londres de pronto vuelve un día a casa y golpea a su hija de dos años contra la pared hasta hacerla perder el conocimiento. Una mujer se introduce un tubérculo o patata en la vagina para no ser violada.

La primera y la última de las escenas forman parte del argumento de una obra de teatro y un largometraje de cine, respectivamente. Un dios salvaje, de Yasmina Reza. Y la teta asustada, de Claudia Llosa. Pero las demás son noticias de la prensa del último año o año y medio. Podría entresacar un millón más. No he mencionado al salvaje de Amsteten, ni a los niños soldado, ni a las quintas esposas/esclavas, ni a las víctimas del terrorismo, ni siquiera a las víctimas del hambre.

Pero todas están ahí. Y a todas las vemos desde aquí. Tendremos un gen torcido, entonces? De dónde sale tanta mala sangre? Asusta pensar que podamos ser intrínsecamente malos, que las atrocidades no sean la obra de un loco.

Pilar Cernuda y compañía volvían a plantearse esta mañana junto a Carlos Herrera (Onda Cero) qué hemos hecho mal para que estos jóvenes salgan tan rematadamente torcidos, a propósito del horror de Sevilla y la desaparición/probable muerte de Marta Castillo, y aludían a la falta de valores comunes, falta de principios. Bueno, señores, podíamos empezar por ponernos de acuerdo en una asignatura como Educación para la Ciudadanía... No será mucho, pero es un comienzo.

Yo lo que creo es que hay una zona del cerebro que incita a la violencia, y unas personas la tienen más desarrollada que otras. Al igual que la simpatía, la empatía, la tendencia al alcoholismo, la timidez, el amor a los niños, la tendencia sexual, el pesimismo natural... cada uno tiene unas tendencias innatas y las va desarrollando en función del entorno. No todos los fumadores se enganchan igual al tabaquismo, y no todos los bebedores se convierten en alcohólicos; tampoco todos los hombres que tengan una tendencia a la violencia acaban perpetrando crímenes. En cualquier caso, creo que un entorno u otro, y una educación u otra, pueden ayudar a equilibrar o desequilibrar la balanza. Puede que el azar también influya, no lo sé.

Pero claro, argumentar que es una cuestión de genes sería tanto como quitarse el problema de encima y encontrar una eximente del delito, al igual que la esquizofrenia lo es. Y no estamos ahí, todavía.

A propósito de Un dios salvaje, recomiendo no perderse a la siempre maravillosa Maribel Verdú. Es un lujo poder verla tan de cerca. Igualmente geniales están los otros tres actores, Aitana SG, Antonio Molero (Fiti en Los Serrano) y Pere Ponce (cura Cuéntame). El último no parece él, está más mayor y la voz de abogado hp le da un toque muy divertido. Fiti siempre es Fiti para mí, pero esta vez mucho más inteligente y sin el 'mayormente' por delante. Yasmina Reza, al igual que hizo con Arte, convierte una situación banal en asunto de estado. Lloré de la risa.

La violencia más íntima y por eso más potente viene de la mano de Claudia Llosa y su Teta asustada, largo que se ha ganado el Oso de oro en Berlín este fin de semana. Atención a esta chica, que con 32 años lleva dos largos en su haber (la primera fue MadeinUSA). Aún no la he visto, pero la imagen de una mujer metiéndose una patata en la vagina, y podando las raíces que le van creciendo, para evitar que nada más quepa por ese agujero de vida, quizá te repugne, pero es tan potente que a mí me ha llenado de áspera ternura y no me la quiero perder. Lo peor de todo es que sucede de verdad, me han dicho.

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