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miércoles, 25 de febrero de 2009

cadena perpetua

Cómo deben verse estas letras en una sentencia de condena? Imagina que eres el acusado y lo ves impreso en un papel, dirigido a ti. Ha sido usted condenado a cumplir cadena perpetua en la cárcel de Valdemoro -suena mejor en Alcatraz, pero estamos donde estamos-. Aunque dudo que el preso lo lea, más bien lo escucha de la voz de un juez, o peor, de un jurado. Es que odio los jurados populares.

Tu vida por delante es un penal lleno de reclusos de tu mismo sexo y tu cama entre cuatro paredes y unos barrotes de frente. A todos nos recuerda a la peli de ese mismo nombre, en que un Morgan Freeman totalmente abatido por los métodos correccionales de la prisión renueva cada diez años su sentencia y contesta a la misma pregunta: se siente usted preparado para la reinserción en la sociedad? Sí, señor. Se siente usted arrepentido de lo que hizo y enmendaría ahora si pudiera sus actuaciones delictivas? Por supuesto, señor. Denegado. Diez años más. Así hasta que por fin ya deja de desear la salida. Le da lo mismo quedarse un poco más, hasta que la muerte le acompañe, y es entonces, cuando muestra su total indiferencia por el tribunal de apelaciones que le tiene que juzgar, cuando les convence de que puede ser libre.

Aquí en España no hay de eso. Cumples los años que te toquen y un día sales a la calle. Puede ser con ochenta años, pero sales. Máximo treinta años. Poniendo que entres con 18, saldrías a los 48, con toda una vida ya por detrás. Envejecido por las verjas y los muros de cemento.

Es eso suficiente? Pero, qué es suficiente para un padre que ha perdido a su hija? No hay pena posible, salvo que se tome la justicia por su mano. Eso ha hecho mínimamente Emilio Gutiérrez, apedreando una herriko taberna porque los terroristas le habían reventado su casa, y la que le está cayendo. No quiero ni imaginar si les pega un balazo. Que se sepa. En España, después de 870 víctimas de eta, ni una sola se ha tomado la revancha. Será que algo en la justicia funciona, será el miedo, será la civilización.

El caso es que no hay que legislar a golpe de suceso mediático. Dos de cada tres españoles encuestados después de un crimen como el de Sevilla no piden la cadena perpetua, sino la pena de muerte. Dos de cada tres.

Pero para qué serviría eso? Salvaría más vidas? Los países con cadena perpetua y/o con pena de muerte tienen más violencia que los que no la tienen. Para muestra USA, donde los crímenes violentos son muchísimos más que los de nuestro país.

Y la anacronía del término. Cadena perpetua. Amando de Miguel apostaba esta mañana en la radio -onda cero- por denominarla prisión vitalicia, que le sonaba más acorde con el siglo veintiuno. Da igual. Es anacrónico lo mires por donde lo mires. Está en contra de los principios de reinserción de la pena, de todo el derecho constitucional de este país. Y sobretodo no es útil, no disuade, está probado.

Enfría el corazón. Vayamos a lo que importa. Eduquemos a la gente. Tratémosla bien. No creemos guetos. Vivamos en un mundo feliz. Pidamos lo imposible.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Contra el principio de reinserción, dices. Creo que ahí precisamente radica el problema: en la certeza más o menos escriturada de que cualquier delincuente puede reinsertarse. Enorme película, Cadena perpetua. Recuerdo la escena en que Robbins pregunta a Freeman qué delito ha cometido éste, qué delito ha cometido aquél... La sonrisa ladeada de Freeman: "¿Delito? Aquí, muchacho, todo el mundo es inocente".

Abrazo,
Pepe

Napoleón dijo...

como dice este camarada, el problema es el principio de la reinsercion...
La justicia por propia mano ya no se usa; aunque en algunos casos dan ganas de hacer su uso!

Anónimo dijo...

Partamos de la base de que no podemos meter en el mismo saco a toda la población reclusa. Propongo una gradación en función de lo más o menos indeseable que sea el sujeto y su delito. A partir de ahí, la reinserción y la prisión vitalicia adquieren otra dimensión.
Un delito fiscal, un hurto o una infracción de tráfico, evidentemente deben acceder al derecho de reinserción, obvio.
Un pederasta, un asesino en serie o un genocida, deben ser apartados de la sociedad, pero no con el fin de la reinserción, simplemente porque sus delitos son incompatibles con el día a día de una sociedad civilizada. Obvio también.

Desgraciadamente la vida es más gris que rosa.

Max

Anónimo dijo...

no podemos clasificar a los reclusos ni borrarles del mapa, y mucho menos arrebatarles el principio de la reinserción posible, no podemos dejar de creer en la gente, sin eso estaríamos muertos como sociedad y volveríamos a las cavernas...

Manu

Irene dijo...

¿y que hacemos con la gente que no se reinserta? estamos todo el día oyendo a psicologos y psiquiatras que aparte de la gente que sufre patologías, existe otro grupo de personas que son absolutamente insensibles. Pusieron como ejemplo y me llego al alma, que tú cuando matas una mosca que te molesta no tienes absolutamente ningún remordimiento, ni pena, ni sientes nada de nada por la familia y los hijos de esa mosca, pues hay individuos que matan, violan... a otros y es como si se lo hicieran a una mosca, sólo buscan su placer o comodidad ¿que hacemos con ellos?

Anónimo dijo...

no lo sé, pero el hecho de que exista el mal por el mal, sin locura de por medio y sin otra finalidad que el propio placer del mal, me asusta, me parece inverosímil, mi cerebro no lo procesa...

Manu

Anónimo dijo...

Manu, me asombra tu inocencia. Quiero pensar que por tu vida no han pasado indeseables, que ni tan siquiera los has olido. Yo por desgracia me he topado con más de uno cara a cara, y aún intentándolo sería incapaz de describirte esa mirada de a quien no le importa lo más mínimo rajarte el cuello o pincharte en el estómago. Vale que tendrían sus motivos cuando intentaban apropiarse de lo mio, desgraciadamente creo que no sería para dar de comer a sus hijos, pero poner en peligro la vida de los demás no se justifica ni con locura ni con el más apremiante de los fines.

Insisto en lo que decía; la vida es mucho más gris que rosa. Y los malos por supuesto que existen. Espero que nunca te encuentres uno de frente.

Max

Anónimo dijo...

MAX, estoy totalmente de acuerdo con tu primer comentario.No podemos meter en el mismo saco a un infeliz al que alguien mucho más listo que él le engaña para que haga de camello y trapichee con droga que a un pederasta o a un asesino de su pareja ( "o eres para mí o no eres para nadie").Claro que debe de existir la cadena perpetua, las condiciones en las que viven los presos serían parte de otro artículo.No quiero pensar que llegará un momento , si es que todavía no ha llegado, que un culpable de delitos sin nombre ,por aquello de la "sensibilidad y comprensión social" , tenga más derechos que el hombre , en este caso casi siempre la mujer, inocente que se levanta todos los días para llevar su vida tal y como puede.
Anouk