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lunes, 26 de enero de 2009

calle Revolución

A pesar de que en el cine no se ha traducido el título de la última película de Sam Mendes, Revolutionary Road, sí lo han hecho, en cambio, con la novela que Yates escribió en los años sesenta, como Vía revolucionaria. Así que porqué no voy yo a poder traducir también el título como más me apetezca.

El caso es que los Wheeler se instalan en el campo, en una apacible e idílica casita de pareja recién casada que piensa tener varios hijos, con la mala suerte de que el nombre de la calle sea Revolutionary Road, abiertamente en contra de la vida clasemediera que ellos se disponen a vivir.

Kate Winslet renuncia a ser actriz, y no porque su marido se lo prohiba, sino porque su carrera profesional no acaba de despegar como a ella le gustaría. Luego se pone a tener hijos y ya se sabe, adios a los sueños de bohemia. Di Caprio es un comercial que trabaja para la misma empresa en la que trabajó su padre hasta que murió, sin que nunca ningún directivo de esa empresa recordara siquiera su nombre, a pesar de que el hombre se dejó la piel en ella. No quiere acabar igual que su padre, pero va por el mismo camino si quiere mantener la casita en el campo y a los dos hijos que le ha dado Kate.

En cuanto a los hijos, no sé de qué se quejan sus padres. Son dos querubines maravillosos que tan sólo aparecen en escena en dos o tres momentos de dicha familiar. En las disputas más agrias de pareja y las noches de insomnio, los niños desaparecen como por arte de magia.

Pero aquí la fuerza motriz de la película es Kate. Ultimamente no paro de ver películas en que las mujeres llevan el mando de la nave y los hombres son meros ejecutores enamorados de superwoman. Ellas son inteligentes, insatisfechas, exigentes, guapas y realistas. Ellos son guapos, y no todos, además de críos o neuróticos. Y lo que más me preocupa es que pueda ser algo más que un estereotipo norteamericano.

Kate no se resigna a que su vida sea despedir a su marido por las mañanas, hacer las tareas del hogar, recoger a los niños del cole y cocinar la cena para todos antes de irse a dormir. Me recordó a la Julianne Moore de Las Horas, encerrada en su cápsula de cristal. Di Caprio tampoco quiere ser un don nadie toda su vida, claro. Quién quiere serlo? Pero se comporta como todos, quejándose de su condición de esclavo de multinacional, en su cubículo profesional codo con codo con tres compañeros más de trabajo, y dedicándole miraditas a la secretaria de turno para compensar el sinsentido que vive entre esas paredes.

Hubiera sido un chico como los demás, de no casarse con Kate la insatisfecha, que le propone un trato revolucionario. Y si abandonan sus vidas de don nadie y se arriesgan a perder o ganar?

Pensar en que uno estaba dotado para grandes cosas, pero se quedó en el camino a causa de los niños, la hipoteca, el salario a fin de mes, es una cosa. Y otra bien distinta es decidirse a cambiarlo todo. A poner tu día a día patas arriba y volver a empezar.

Y si encuentras que no había nada mejor que hacer con tu vida que lo que hiciste?

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Uff, este post me ha dejado hecha polvo... tengo que ver la película, pero si... la ultima frase es definitiva.
Cris

MOHRENWITZ dijo...

Me preguntó una vez mi conciencia si era féliz con lo que tenía. Sin pensarlo dibujé una línea en el aire donde traté de ver mi vida, pusé lo que más quería en un extremo y en el otro lo que más deseaba...sin darme cuenta la línea se cerró formando un círculo, donde quedo englobado lo más querido junto con lo más deseado. Miré dentro y observé que no deseaba más de lo que tenía, que lo que más quería era lo que más deseaba, es decir todo lo que tenía......


........y yo no lo sabía.

Anónimo dijo...

Que suerte Mohrenwitz.. lo cierto es que yo también he procurado trazar la misma linea pero se me quedan tantas cosas fuera, que quizas por eso me ha dejado tan hecha polvo la ultima frase del post de Manuela... que quizas no habia salida por otro lado ... y bueno, lo que tengo dentro de mi pequeño conjunto (es que me lo imagino como cuando eramos pequeños y nos hacian hacer conjuntos en matematicas envolviendo todo en un circulo de lapiz) ya es bastantante para llenar una vida... aunque a veces a mi me sepa a poco
Cris

Anónimo dijo...

Al menos lo habrás intentado.

Anónimo dijo...

si, Irina... con uñas y dientes y una buena dosis de sentido del humor para no quedarme por el camino.... es por eso precisamente me ha hecho gracia la ultima frase del post... que puede ser que a veces luches por algo que en realidad no es tu destino... e igual tenías otro del que no te has dado ni cuenta.... en fin, miopía vital se podría llamar... es broma. En todo caso tengo que ver la peli...
Cris