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lunes, 16 de marzo de 2009

El cielo puede esperar

La primera vez que me fijé en las palabras 'paraíso' y 'fiscal' en una misma frase, estaba en un despacho de abogados para una entrevista. Me pareció curiosa esa asociación de ideas, y más aún porque había otra carpeta que lo decía en inglés: 'tax havens'. Estaban junto a otros archivadores que decían Cayman Islands, British Virgin Islands, Turks & Caicos. Y yo pensé, qué bueno trabajar en un sitio con tantas posibilidades, igual me mandan a investigar algún caso a uno de esos destinos!

Después, durante un tiempo no supe más de esas carpetas, hasta que un día Oliver me pidió que le ayudara en un tema de 'paraísos fiscales', y me dije 'bien, por fin voy a entender de qué va esto!'.

Y bueno, entender entender, no llegué a entender mucho. Pero al mejor estilo de los Morolto en La Tapadera, con Tom Cruise, pude comprobar cómo los empresarios españoles bordeaban la ley y le daban la vuelta, con la inestimable ayuda de sus abogados. Eran años de pelotazos.

Y ahora, que de lejos hemos rebasado los noventa, estoy preocupada. Porque llegué a tomarles cariño a esos clientes afables que nos invitaban a langosta por la noche, langosta y champagne del caro, mientras de día les acompañábamos -yo también- a los bancos luxemburgueses a ingresar sus montones de pesetas. Allí nos alojaban en una suite blindada, un banquero se llevaba los sobres para contar los billetes, otro analista financiero les explicaba a mis clientes dónde invertir mejor sus fajos de billetes calentitos, yo les iba traduciendo lo que no pillaban -de lo que pillaba yo-, y por último les explicaban cómo habían ido sus gastos del último trimestre. Oye, no gastaban nada, y ponían la gasolina antes de salir de Luxemburgo porque era más barata que en Bélgica. Así, peseta a peseta, me decía Oliver, se hacen las grandes fortunas, Manuela!

Digo que estoy preocupada, porque el todopoderoso G-20, en concreto la Merkel y el Sarko, quieren su parte del pastel, me figuro, y no aguantan más con el secreto bancario de los luxemburgueses y los suizos -y los austríacos también- y los beneficios que eso les reporta a esos países. Así que quieren cargarse, una vez más, el invento mejor guardado del siglo veinte: las cuentas secretas y cifradas de los millonarios sin fronteras.

Lo mejor para nosotros, abogados, no eran sus cuentas bancarias secretas, que nos importaban un comino. El verdadero reto profesional era crearles esas estructuras a prueba de inspector fiscal, entramados societarios que pasaban -en papel- por esos lugares que a mí se me asemejaban paradisíacos, como Belize o las Islas Cayman, para acabar invirtiendo sus dineros, bien vestidos con faldas y a lo loco, en cualquier provincia del territorio español.

Ahora que ya no pertenezco a ese mundillo, me imagino a mis clientes de entonces tope preocupados, llamando a los Olivers del mundo para que les aseguren ciento por ciento que sus estructuras siguen siendo férreas, a pesar del G-20. Y a los Olivers frotándose las manos, porque ahora habrá que 'retocar' los cimientos del entramado de pantallas y sobrepantallas creadas, para hacerlo más opaco si cabe.

Porque Luxemburgo y Suiza se han apresurado en afirmar que las excepciones al secreto bancario se darán caso por caso, no valdrán de cualquier manera y tampoco afectarán a los que tengan residencia permanente en esos países. Así que, a buscar el paraguas para no mojarse.

Los ricos siempre encontrarán la manera de salvarse de la quema. Y no me siento particularmente orgullosa de haber colaborado a que se hicieran un poco más ricos, pero fue tan divertido...

4 comentarios:

Anónimo dijo...

La verdad es que esto de los paraisos fiscales siempre ha tenido un punto "novelesco"... yo siempre que leo algo sobre ellos me imagino a Miachael Cainn con gafas de sol atendido por una estupenda señorita... pero lo cierto es que es increible que durnante tiempo se les pusiera tan en bandeja a los de la "trampa" el poder burlar la ley... claro, que si tenemos en cuenta que la mitad de ellos debían ser precisamente quienes hacian la ley, no es de extrañar, que siguieran ovidándose de sus paraisos. Pero está bien, a ver si ésta va a ser una de las virtudes de la denostada globalización.
Cris

Anónimo dijo...

Vaya, Cris, me has dado una idea.

La Globalización. Un buen tema para debatir. Especialmente ahora.

En cuanto a la evasión de capitales, tengo dos sentimientos encontrados. Por una parte el de cumplir la ley, que debe ser la máxima en un estado de derecho. Si la ley parece injusta, entonces deberían emplearse los medios disponibles para combatirla.

Pero por otro lado, los conceptos fiscales asociados a criterios como el de "redistribución de la renta" me parece que tienen algo que ver con ésto.

Porque la llamada "redistribución", no es más que arrebatar la propiedad de uno, para repartir entre aquellos a quienes se quiere favorecer.

¿Tendrá algo que ver lo uno con lo otro?.

Por cierto, genial Michael Caine, uno de mis favoritos junto a tantos actores de las islas británicas.

Rog

Anónimo dijo...

Ja,ja... gracias por tu manera tan educada y discreta de hacerme ver lo bestia que he sido al escribir el nombre del Michael Caine, también, uno de mis actores favoritos (aunque no lo parezca).
Cris

Anónimo dijo...

Siempre a sus pies, Milady.

;)

Rog